
Wes Anderson (Texas, 1969) sigue aumentando esa gran familia de actores que empezó a construir hace décadas, con sus primeras películas, ‘Academia Rushmore’ (1998), ‘Los Tenenbaums. Una familia de genios’ (2001) y ‘Life Aquatic’ (2004) formada por un puñado de criaturas excéntricas, cada vez más desconectadas del mundo real. En ese universo particular, infantilizado solo en apariencia, habitan Bill Murray, Jason Schwartzman, Anjelica Huston, Adrien Brody, Owen Wilson, Tilda Swinton y unos cuantos parientes más, que se les han unido más recientemente, como Tom Hanks, Willem Dafoe, Scarlett Johansson, Bryan Cranston, Benedict Cumberbatch o Benicio del Toro. Todos ellos, ya presentes en anteriores películas del director, repiten en ‘La trama fenicia’ liderados por un desatado Del Toro. A ellos se unen dos miembros recién llegados al clan: Michael Cera y Mia Threapleton, hija de Kate Winslet, formando un entramado empresarial familiar excesivo y con bastante mala uva en sus segundas lecturas.
La película aborda temas como la relación padre e hija pero, en esencia, es una historia sobre el capitalismo y la religión. ¿Por qué has elegido estos grandes temas precisamente ahora?
El personaje principal es un capitalista en su forma más amplia y agresiva. Es el tipo de persona que se siente con derecho a dirigir la vida no solo de algunas personas, sino de poblaciones enteras. Maneja recursos y trabajadores como si fuera un cargo electo, se ha empoderado a sí mismo y siente que tiene derechos que una persona normal no tiene. Casualmente, vivimos un momento donde este tipo de figuras tienen una gran presencia, están saliendo de todas partes. A veces trabajas en una historia ambientada en el pasado y luego lees el periódico y piensas: «Esto está ocurriendo ahora». En cuanto a la religión, viene de que él se enfrenta a su mortalidad. A lo largo de la película intentan matarlo varias veces, y eso le hace mirar más allá. Tiene visiones, y aunque no sepamos si su origen es religioso o neurológico, están basadas en lo religioso. ¿Sabes qué? Hay algo muy español en todo esto: Buñuel.
¿Luis Buñuel? ¿Puede explicar esto?
Lo primero que le dije a Benicio (del Toro) hace años, cuando comenzaban a surgir ideas para este proyecto fue: «Va sobre un magnate europeo, pero hay algo buñuelesco». Está presente en muchos elementos en la película, no solo en lo religioso. Incluso los terroristas en la historia, los rebeldes, siento que de alguna forma vienen de él.
Wes Anderson en el set de rodaje de ’La trama fenicia’
Benicio del Toro, Mia Threapleton y Michael Cera en ’La trama fenicia’
Benico del Toro, Bryan Cranston, Tom Hanks y Mia Threapleton.
Los inquietantes años 50
Esa película estaba ambientada en los Estados Unidos de los años 50. ‘La trama fenicia’, en Europa, en esa misma década. Parece que entre ambas pudiera existir una conversación sobre varios temas que aparecen en ambas.
Me gusta esa idea que describes y lo curioso es que estoy trabajando en otra historia también en los años 50, pero en otro lugar. En ‘Asteroid City’ casi todos los hombres llevaban una pistola y en ‘La trama fenicia’ llevan granadas de mano. Creo que fue un período extraño directamente relacionado con la guerra, de recuperación y trauma que está muy arraigado. Es el gran tema de esa década. Aunque no lo planeé de forma consciente, podría estar construyendo una especie de trilogía.
Es sorprendente la velocidad a la que encadenas proyectos. Ruedas largometrajes, mediometrajes… ¿De dónde viene esa ansia?
Hay un motor muy potente que es siempre el mismo: «Quiero hacer otra película». Suele venir acompañado de una idea o una imagen, pero ese deseo es el que mueve todo. Por otro lado, no sé qué otra cosa podría hacer. Vivo con mi mujer y mi hija, la mayor parte del tiempo en París, y nos divierte hacer muchas cosas, pero mi mejor plan de vacaciones es irme con ellas y con algunos de mis coescritores. Hacemos cosas en familia, pero la mayor parte del día la paso con mis colaboradores escribiendo. Es lo que más me gusta hacer.
Desde el comienzo de tu carrera escribes, diriges y produces cada uno de tus proyectos. ¿Te resulta difícil mantenerte independiente y auténtico en una industria tan cambiante?
Lo cierto es que nunca pienso en eso. Lo que me preocupa de cada proyecto es si será convincente, divertido, o si tendrá la suficiente luz y energía. La personalidad de la película va surgiendo en el proceso y depende de voces muy diversas. Por ejemplo, ‘La trama fenicia’ empezó con un primer plano de Benicio (Del Toro), esa era mi imagen mental, él fue la identidad de la película. Pero hubo otros, me encantó trabajar con Michael Cera y Mia Threapleton, a la que no conocía antes y está fantástica. También he trabajado por primera vez con Bruno Delbonnel como director de fotografía, que ha traído algo diferente a lo que hacía Robert Yeoman en mis otras películas. Pero el centro siempre fue Benicio.
¿Creaste su personaje, bastante particular, inspirándote en alguien que conozcas?
Tenía la imagen de un empresario europeo de los años 50, como salido de una película de Antonioni. Del tipo de Onassis o Carlo Ponti. También había elementos del padre de mi esposa [el empresario libanés Fouad Malouf], es una mezcla de varias personas.
¿Qué ve cuando revisas películas que rodaste hace 25 años como ‘Academia Rushmore’ o ‘Los Tenenbaums. Una familia de genios’?
Veo mi propia evolución como persona. Rodamos ‘Academia Rushmore’ en mi escuela de Texas, porque mi universo conocido era bastante pequeño. Cuando hicimos ‘Moonrise Kingdom’ ya tenía un mundo más amplio y para cuando llegó ‘El gran hotel Budapest’, llevaba tiempo viviendo en Europa. Mi evolución tiene que ver con las experiencias que he tenido, donde he vivido, lo que he leído y las películas que he visto, pero también con envejecer. Mis películas son un camino que recorre mi vida.
Laura es crítica de cine y periodista cultural. La primera vez que fue al cine vio ‘E.T. el extraterrestre’, y eso no se olvida nunca. Ha escrito sobre teatro, música, arte, fotografía, arquitectura y gastronomía en ‘Elle’ y ‘Harper’s Bazaar’. En ‘Fotogramas’ se especializa en lo que podríamos llamar ‘cine de autor’, aunque toca todos los palos.
Estudió Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid y se especializó en el conflicto en Irlanda del Norte en la Queen University of Belfast. Lo que le llevó a verse ‘Agenda Oculta’ (Ken Loach, 1990), ‘En el nombre del padre’ (Jim Sheridan, 1997), ‘Bloody Sunday’ (Paul Greengrass, 2002) y todas las películas que tuvieran que ver con el IRA.
Viajó a Cuba para estudiar en la EICTV (Escuela Internacional de Cine y Televisión) de San Antonio de los Baños, donde vio mucho cine latinoamericano y bebió demasiados mojitos. También rodó un documental en la isla lleno de personajes maravillosos. Uno de sus primeros trabajos fue en el canal de televisión ‘Cineclassics’, donde coescribió el documental ‘El cine durante la Guerra Civil Española’.
Adora ‘El imperio del sol’ (Steven Spielberg, 1987), ‘Drácula de Bram Stoker’ (Francis Ford Coppola, 1992), ‘Thelma & Louise’ (Ridley Scott, 1992) y ‘La edad de la inocencia’ (Martin Scorsese, 1993). Pero, en general, siente predilección por las películas pequeñas que cuentan historias en las que nadie se fijaría si se las cruzara por la calle. Le gusta ese cine que vive más allá de los márgenes del entretenimiento.
Ha coescrito el libro ‘Cine y Moda’ (Ed. Pigmalion Edypro) y a lo largo de su carrera ha entrevistado a intérpretes y cineastas como Helen Mirren, Al Pacino, Jessica Chastain, Isabelle Huppert, Juliette Binoche, Julianne Moore, Hirokazu Koreeda, Sam Mendes, Jonathan Glazer, Margot Robbie, Ryan Gosling, Jude Law o Hugh Jackman.