La violencia sexual se percibe como «inevitable» en la industria y las mujeres jóvenes son «dobles víctimas»
MADRID, 24 (EUROPA PRESS)
Un 60,3% de las mujeres de entre 20 y más de 50 años declaran haber sufrido algún tipo de violencia sexual en los espacios relacionados con la industria del cine y del audiovisual, según se desprende del informe ‘Unidas por una industria audiovisual igualitaria, diversa y libre de violencias’ de la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA).
Así, para elaborar el informe –presentado este jueves en Madrid con la presencia de la ministra de Igualdad, Ana Redondo, y de la presidenta interina de RTVE, Concepción Cascajosa, entre otros asistentes– CIMA ha encuestado a 312 mujeres, además de haber entrevistado a profesionales de la industria audiovisual y haber realizado «historias de vida» con testimonios de víctimas.
Así, además de revelar que tres de cada cinco mujeres participantes ha sufrido violencia sexual, dicho informe explica que el grupo más afectado se encuentra entre los 40 y 49 años, representando el 37% de las mujeres que han denunciado haber vivido alguna de estas situaciones. Es decir, más de la mitad de las mujeres, independientemente de su edad, ha sufrido algún tipo de violencia sexual en el sector.
En cuanto a los sectores en los que suceden este tipo de violencias, todas las mujeres profesionales de todos los departamentos –interpretación, dirección, arte, maquillaje, peluquería, sonido, guion, producción, posproducción y otras– se han enfrentado de alguna forma a la violencia sexual.
En ese sentido, una de las autoras del informe, Nerea Barjola, ha evidenciado en la rueda de prensa que violencia sexual se percibe como «inevitable» e integrada dentro del entorno laboral en la industria del cine y audiovisual, mientras que las mujeres jóvenes son «dobles víctimas», como ha explicado.
«NORMALIZACIÓN» DE LA VIOLENCIA SEXUAL
Precisamente, los resultados muestran una «naturalización» y «normalización» de las violencias sexuales que desde CIMA, avisan, están completamente integradas dentro del entorno laboral porque se asocian a una «jerarquía» y a una «cultura de la permisividad».
Por otro lado, advierten de que las mujeres jóvenes sufren doble vulneración porque se las ve como «presas». Así, «se ven obligadas a hacer cosas» que no quieren para poder tener un desarrollo como profesionales, asegura Barjola. «Cuando admiran a una persona, actor o director, el consentimiento no es del todo libre», ha añadido.
Por todo ello, desde la entidad afean un «sistema de silencios» y critican que el silencio colectivo es lo que sigue alimentando esta cultura, a la vez que han pedido «espacios de sororidad».
Antes de la presentación del informe, Bárbara Tardón –coautora del estudio– se ha dirigido a los ministerios de Cultura, Igualdad y Trabajo, especialmente, para trasladarles algunas recomendaciones. Por ejemplo, Tardón ha exigido al Ministerio de Trabajo que se reconozca la violencia sexual como un riesgo laboral.
EL 90% DE LAS VÍCTIMAS NO DENUNCIAN
En su intervención, la ministra de Igualdad, Ana Redondo, ha destacado la importancia de que este informe «sea tan riguroso»: «El dato mata el relato y estos datos además van acompañados de un cualitativo realmente importante».
La responsable de Igualdad ha lamentado que esta situación se viva en el sector audiovisual, «que además es presuntamente progresista, en el que las mujeres poco a poco van avanzando, la violencia prácticamente no existe o es puntual o es coyuntural». No obstante, ha aseverado que el informe «dice todo lo contrario» y permite tener «una visión global de lo que está pasando en la industria audiovisual».
Precisamente, Redondo ha resaltado dos datos: que la mitad de las mujeres hayan «sufrido en algún momento dentro de esta industria en sus relaciones laborales, en sus rodajes, en sus actividades violencia o violencia verbal o violencia física o violencia psicológica»; y que el 90% de las mujeres que han sufrido esa violencia sexual «no han denunciado».
«Esto nos lleva a la reflexión fundamental sobre el miedo, sobre la imposibilidad de alzar la voz, sobre la necesidad también de la compañía y de ir en conexión con otras mujeres para alzar esa voz y conocer realmente lo que está pasando», ha manifestado la ministra.
EL 81% SUFRIÓ ACOSO VERBAL, 49,5% ACOSO FÍSICO Y 22,3% ACOSO DIGITAL
Entre las mujeres que han sufrido violencia sexual dentro de la industria del cine y audiovisual, el informe detalla que el 81,4% ha enfrentado acoso verbal; el 49,5%, acoso físico; y el 22,3%, acoso virtual o digital.
Además, el 92% de las mujeres que han sufrido violencia sexual no lo ha denunciado; y sólo el 6,9% han denunciado lo sucedido ante un cuerpo de seguridad del Estado, policía autonómica, juzgado u otra institución; y el 4,3% a una asociación especializada.
El miedo a represalias, la inseguridad sobre cómo proceder y el desconocimiento de los mecanismos de denuncia son las principales razones argumentadas para no denunciar.
En cuanto a la percepción de la respuesta institucional, el 77% de las mujeres que denunciaron consideran «mala» o «muy mala» la atención recibida. Además, el 64% desconoce la existencia de protocolos para prevenir y abordar la violencia sexual en sus lugares de trabajo; y sólo el 24,4% conoce bien los derechos de las víctimas recogidos en la ley del ‘sólo sí es sí’.
El informe también revela que el 76,3% considera que las personas en posiciones de poder abusan frecuentemente de su autoridad para ejercer violencia sexual. Además, el 64,4% opina que las denuncias no son tomadas en serio por la industria, porcentaje que sube al 80% entre las mujeres más jóvenes (20-29 años).
PROTOCOLOS DE PREVENCIÓN Y ACTUACIÓN Y REFORZAR LA PROTECCIÓN
El estudio concluye que las violencias sexuales en el cine y el audiovisual «son un fenómeno estructural, normalizado e invisibilizado, que requiere una respuesta integral, coordinada y urgente por parte de la industria, las instituciones y la sociedad para garantizar entornos laborales seguros y libres de violencia para las mujeres».
También incluye unas recomendaciones como la necesidad de implementar protocolos de prevención y actuación en todas las empresas del sector; o la formación obligatoria y campañas de sensibilización para todo el personal.
Así, el informe insta a reforzar los mecanismos de protección, denuncia y acompañamiento especializado; incorporar cláusulas de prevención de violencia sexual en todos los contratos y relaciones profesionales, incluso fuera del marco laboral estricto; o garantizar la protección de la trayectoria profesional y la reparación integral de las víctimas.