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Trump favorece a Elon Musk al suavizar la regulación de los coches autónomos

Cuando Elon Musk hacía campaña por Donald Trump, admitió en una conferencia con analistas que si Trump le daba responsabilidades en su Administración, abogaría por una regulación más laxa de la conducción autónoma. Ahora, el Gabinete de Trump se dispone a satisfacer los deseos del hombre más rico del mundo. El secretario de Transportes, Sean Duffy, anunció este jueves la puesta en marcha de una regulación del coche autónomo que favorecerá a Tesla, una de las firmas punteras en la materia. La decisión se produce un día después de que Musk confirmara en una conferencia con analistas que el fabricante de vehículos eléctricos comenzará a poner en circulación taxis autónomos en Austin (Texas) en junio.

El Departamento de Transportes avanzará hacia la adopción de normas nacionales para esta tecnología, con el fin de sustituir el mosaico de regulaciones estatales, uno de los anhelos de Musk. En una conferencia con analistas para la presentación de los resultados del tercer trimestre del año pasado, en octubre, el jefe de Tesla habló de lo que haría si Trump ganaba las elecciones y le daba responsabilidades en su Administración.

Admitió abiertamente que buscaría favorecerse a sí mismo creando una vía más sencilla para la aprobación federal de los vehículos autónomos en lugar de las complicadas normativas estatales que existen ahora. “Una aprobación nacional es importante. Es parte de la eficiencia del gobierno, voy a tratar de ayudar a que se mueva. Y será para todos, no solo Tesla. (…) Creo que deberíamos tener este proceso de aprobación nacional para la conducción autónoma”, señaló.

Como empleado gubernamental especial al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), Musk no ha tenido finalmente competencias directas sobre las regulaciones, pero sí un fuerte ascendente sobre Trump y miembros de su Gabinete. Ahora, es el secretario de Transportes, Sean Duffy, el que colma las aspiraciones del hombre más rico del mundo.

“Esta Administración entiende que estamos en una carrera con China para innovar, y lo que está en juego no podría ser mayor”, afirmó Duffy en un comunicado. “Como parte de la agenda de innovación del Departamento de Transporte, nuestro nuevo marco reducirá la burocracia y nos acercará a una norma nacional única que estimule la innovación y dé prioridad a la seguridad”, añadió.

El Departamento de Transportes anunció asimismo que las empresas estadounidenses que desarrollan coches autónomos podrán quedar exentas de ciertas normas federales de seguridad para poder hacer sus pruebas. También avanzó que simplificará los requisitos de notificación de accidentes relacionados con las funciones de conducción autónoma, que tantos quebraderos de cabeza han traído a Tesla, cuyos coches parecen desorientarse en condiciones de mala visibilidad, al no contar con radares en su sistema.

“Al simplificar el proceso de notificación de accidentes y ampliar el programa de exención existente a los vehículos nacionales, estamos permitiendo a los fabricantes de vehículos autónomos desarrollar sus productos más rápidamente y dedicar menos tiempo a procesos innecesarios, al tiempo que seguimos avanzando en materia de seguridad”, declaró en el mismo comunicado Peter Simshauser, consejero jefe de la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en Carretera (NHTSA, por sus siglas en inglés). “Estos son los primeros pasos para hacer de Estados Unidos un entorno más acogedor para la próxima generación de tecnología automovilística”, añadió.

Elon Musk anunció esta semana que dedicará más tiempo a Tesla y menos al en el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) y Donald Trump, tras el daño provocado por el magnate a la marca de coches. “Creo que probablemente a partir del próximo mes, mayo, mi tiempo dedicado al DOGE se reducirá significativamente”, indicó en una llamada con analistas para presentar los resultados. “A partir del mes que viene, dedicaré mucho más tiempo a Tesla”, apostilló.

El multimillonario se convirtió en un lastre para Tesla en el primer trimestre del año. El protagonismo político del jefe de la compañía como asesor de Trump ahuyentó a los potenciales clientes de la marca. Las manifestaciones ante los concesionarios de la marca, los llamamientos al boicot e incluso algunos incidentes violentos aislados se sucedieron. Todo eso pasó factura a la empresa, cuyas ventas de coches cayeron un 13% en el primer trimestre. Tesla facturó 19.335 millones de dólares entre enero y marzo, un 9% menos que un año antes, y su beneficio se hundió un 71%, hasta los 409 millones de dólares (unos 358 millones de euros al tipo de cambio actual).