#Cultura
Por Anashely Elizondo / @Anashely_Elizondo (IG)
Entrar a una sala de cine, para mí, se convertía religiosamente en un lugar para la más profunda introspección: el silencio, la oscuridad envolvente, la pantalla alumbrando una parte de mi rostro, siempre he disfrutado mucho de ese ritual o lo había hecho hasta hace poco.
No podría asegurar con certeza qué es lo que ha cambiado tanto dentro de ellas para que esto haya generado un cambio negativo en mí, tal vez me he vuelto menos tolerante y las parejas que deciden platicar a media película me irritan mucho más que antes, posiblemente la condición de las salas ha cambiado y el uso del celular, en nuestra contemporaneidad, se ha convertido en una cadena que nos esclaviza, tanto a estar pendientes de él como a no ser capaces de retener nuestra atención por más de 20 minutos consecutivos.
Estos cuestionamientos y ganas de comprender qué es lo que ya no me gustaba de las salas de cine me hizo preguntarle a dos amigos: Marco Coutiño (MC) y Sergio Palacios (SP), cinéfilos también, qué cambios veían dentro de las salas de cine, qué simbolizaba para ellos y cómo reaccionan a esas interacciones humanas dentro de las mismas.
¿Qué simboliza una sala de cine?
MC: “Antes trataba la sala de cine como una iglesia, casi, casi. Teníamos que llegar temprano, para comprar palomitas, conseguir buenos asientos porque no estaban numerados, y ver los tráilers. No recuerdo muy bien que alguien me hubiera enseñado las reglas del cine, tal vez fue mi mamá, no sé, pero era muy intuitivo; nadie hablaba y veíamos la película y reaccionamos de acuerdo a lo que se muestra en pantalla. Fácil para mí. Si alguien no seguía estas reglas los miraba feo o de plano hacia un “SHHHH” más ruidoso que el ruido original para devolver orden a la sala, sin importar quien fuYa con años, mi devoción al cine no es tan blanco y negro, ni tan pasional, de morro todo se siente MÁS… el cine no es nada divino, pero eso es su encanto, es una experiencia comunal, no por nada México es uno de los países que más consumen cine, y que tienen los mejores cines del mundo, amamos escaparnos un rato del infierno que es vivir en nuestro país. Es hecho por personas para personas, el BUEN cine obviamente, se comparten historias, experiencias, moralejas… para hacer referencia al comercial de Nicole Kidman, el desamor se siente bien en un lugar como este.
Es parte de nuestra condición humana compartir historias, de pasar la memoria colectiva de héroes y villanos, es igual cuando estábamos en la época prehispánica, contando historias alrededor del fuego, sólo que ahora tenemos salas IMAX.
El cine no es sólo magia
MC: “ Ya con años, mi devoción al cine no es tan blanco y negro, ni tan pasional, de morro todo se siente MÁS… el cine no es nada divino, pero eso es su encanto, es una experiencia comunal, no por nada México es uno de los países que más consumen cine, y que tiene los mejores cines del mundo, amamos escaparnos un rato del infierno que es vivir en nuestro país. Es hecho por personas para personas, el BUEN cine obviamente; se comparten historias, experiencias, moralejas… para hacer referencia al comercial de Nicole Kidman, el desamor se siente bien en un lugar como este.
Es parte de nuestra condición humana compartir historias, de pasar la memoria colectiva de héroes y villanos, es igual cuando estábamos en la época prehispánica, contando historias alrededor del fuego, solo que ahora tenemos salas IMAX.”
SP: “Entiendo también la experiencia del cine como entretenimiento, algo comunal, para salir con la familia el domingo. El hecho de que la mayoría de los cines estén dentro de un centro comercial, donde sales a comprar en Zara y a comer en un restaurante de cadena, demuestra la actitud de lo que se puede tratar el cine y a quién está enfocado (a todas las personas, sean cinéfilas o no). Después de la pandemia, siento que la experiencia de la “sala de cine” se perdió, los servicios de streaming pudieron haber matado las ganas de ir al cine, por lo que ya mucha gente mejor espera que estén disponibles en las grandes plataformas.”
Esclavos de la inmediatez
MC: “No quiero sonar como un viejo que le grita al cielo, pero muchas personas, incluido yo, ya no tenemos la concentración de estar dos horas encerrados en el cine. Es un mal de nuestros tiempos, si vemos como algunas personas consumen “media” es estar viendo tres pantallas a la vez, casi a toda hora.”
SP: “Es muy difícil entrar a una película y no estar pensando en que está pensando en el mundo, ¿Qué está pasando en instagram? ¿Qué está pasando en Twitter? Me da pena admitirlo, pero la urgencia ahí está, la urgencia de tomar el teléfono. La sala de cine puede servir como ejercicio para concentrarse y dejar ir ese impulso de siempre estar conectados.”
En lo particular y desde un punto de vista tal vez, reduccionista y asocial, me gustan las salas de cine en silencio, me gusta escuchar risas de vez en cuando, lágrimas y reacciones si la situación lo amerita (la película está siendo vista por humanos, no por robots); sin embargo, me he topado con situaciones desafortunadas, donde dos o más personas toman la decisión de alargar su conversación dentro de la sala de cine, eso a mí me perturba, me saca de mi estado “zen” de concentración, me hace enfocarme (sin querer) en sus voces, en sus tonos y en su conversación.
Sin embargo, Marco encuentra lo bello dentro de eso y aunque, agregó varios ejemplos con diferentes películas (como en La Sustancia, donde las risas nerviosas, gritos de asco y comentarios graciosos, complementaron la experiencia), comentó:
“La audiencia estaba reaccionando a la película, no la ignoraba, estaba metida en el contexto. Estas reacciones no se pueden repetir en otro tipo de películas, por eso cada género es especial y conlleva a cierto tipo de reacciones que uno espera cuando se hace bien y la gente anda de buen humor (…) Una excelente película puede ser arruinada por las personas que te tocan verla. Por eso muchas personas ya ni quieren ir al cine, prefieren ver todo en casa y no los culpo. Le agregamos el efecto pandemia, las grandes cantidades de programas y películas en streaming, entre otras formas de entretenimiento.”
Imaginar el futuro de las salas de cine
MC: “Falta de empatía, adicción al celular , y el valemadrismo son los verdaderos enemigos del cine y de México. jaja. Es broma pero es cierto. El cine es un reflejo de nuestra cultura y esto, como casi todo es un efecto dominó, el problemilla del gobierno, más el problemilla del cine, más el de la casa, más el problemilla de los amigos, más el problemilla del internet, todo se refleja en cómo una persona se comporta en el cine.
A largo plazo atender todos estos problemas sería lo ideal, pero pues mejor yo mismo creo el fan fiction del México Utópico, en el corto plazo, put*zos. Otra cosa que se me viene a la mente, no es una solución sino un reflejo de nuestros tiempos, es que el MONOPOLIO que es Cinépolis y Cinemex se aprovechen de este problema, y vean la oportunidad de vender más salas EXCLUSIVAS, más CARAS y por ende más respetables, en vez de mejorar sus salas, mejorar el salario de sus empleados y ser más estricto con sus reglas. Pero esperemos que esto igual sea un FAN FICTION.”
SP: “Me preocupa el futuro de las salas de cine.”
En mi punto muy particular, quisiera que no murieran, quisiera que fueran respetadas, cuidadas y acondicionadas para una proyección digna. Como si una lista de los deseos se tratara, me gustaría también que fuera más accesible para todo el mundo, mejor pagado para quienes se dedican a él (desde las producciones hasta las personas que trabajan dentro de los cines). Tengo miedo del futuro de las salas, siento que tendrán que reinventarse en algún punto para seguir atrayendo a las personas, espero equivocarme, espero que mejoren pero que a su vez, mantengan la fórmula original. Que ver películas sea, en esencia y lo más mágico, al mismo tiempo.