Desde Fotogramas somos conscientes de que hemos acompañado al cine durante ya 79 años. Nacimos en el 1949, cuando en Hollywood se estrenaban clásicos como ‘¡Qué bello es vivir!’ (Frank Capra), ‘Los mejores años de nuestra vida’ (William Wyler). ‘El sueño eterno’ (Howard Hawks), ‘Encadenados’ (Alfred Hitchcock) o ‘Pasión de los fuertes’ (John Ford). Nacimos, claro, el año de ‘Gilda’. Pero, por muchas décadas que hayan pasado, seguimos pensando en esos señores de esmoquin y en esas mujeres de vestidos brillantes, continuamos rememorando esos bailes, ese estilo. Seguimos pensando en esos elegantes trajeados, que se ganaron literalmente el sobrenombre de estrellas, y que bebían champagne… Y MARTINI. Y este mes de marzo la célebre marca de vermouth italiana está de celebración.
Dicen que la receta de MARTINI se compone de una mezcla de 40 botánicos procedentes de los mejores lugares de origen del mundo. Una mezcla y unos ingredientes secretos que han convertido en leyenda a esta marca nacida en Turín. Pero para MARTINI, como para Fotogramas, la vida sigue como el cine. No olvidamos el pasado pero no dejamos de avanzar, de reinventarnos, de añadir más y más sin dejar nada atrás.
Aunque podemos considerarnos veteranos en todos los aspectos, la casa de vermú más célebre del mundo tiene casi los mismos años que el cóctel del mismo nombre y nos supera en edad ampliamente. Por nacer, nació incluso antes del propio cine, en 1863. Cuando Hollywood se estaba construyendo, las estrellas ya podían pedir directamente «un MARTINI» sin nombrar la palabra vermú para que todo el mundo supiera a qué se refería. Ahora bien, aunque esta bebida esté en todas las fiestas, podemos decir que el cine tiene alguna más. En febrero tuvimos los Goya e, incluso, celebramos nuestra fiesta particular, los Fotogramas de Plata. Con los Premios Oscar damos por finalizada esta etapa y nos encaminamos hacia esos momentos de terraza, aperitivo, sol… y vermú.
Por eso nos parece perfecto que el 21 de marzo se celebre el Día Internacional del Vermouth (que en España, antes muertos que se sencillos, se puede escribir también como vermú y vermut). Pasamos del Hollywood clásico y de las fiestas de etiqueta a las terrazas, esas que fueron el escenario donde una diva italiana saltó a la fama mundial por anunciar MARTINI… Después llegó al estrellato en el cine, o quizás es que ya eran lo mismo.
Con más de 160 años de historia, puede que no haya que decir la palabra vermú cuando pedimos un MARTINI pero sí hay que diferenciar entre el rojo y el blanco. MARTINI Rosso es el equilibrio perfecto entre dulzura y amargor, aromático, profundo. Un imprescindible en los bares y terrazas de Italia y de todo el mundo. MARTINI Bianco (es pronunciar «Bianco» y ya eres un poco estrella de cine) destaca por su suavidad, sus notas florales y de vainilla. Vamos, una versión más ligera que lo hace todavía más versátil que su más pasional hermano.
En un momento donde los precios siguen disparados, MARTINI sigue pudiéndose encontrar en los puntos de venta habituales a un precio más que asequible, un lujo hedonista accesible a todo cinéfilo. Nosotros ya sabremos que el 21 de marzo estaremos brindado con un MARTINI, Rosso o Bianco, en la mano y una película delante. Nos falta decidir si clásica o moderna.
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Rafael es experto en cine, series y videojuegos. Lo suyo es el cine clásico y de autor, aunque no se pierda una de Marvel o el éxito del momento en Netflix por deformación profesional. También tiene su lado friki, como prueba su especialización en el anime, el k-pop y todo lo relacionado con la cultura asiática.
Por generación, a veces le toca escribir de éxitos musicales del momento, desde Bizarrap hasta Blackpink. Incluso tiene su lado erótico, pero limitado, lamentablemente, a seleccionarnos lo mejor de series y películas eróticas. Pero no se limita ahí, ya que también le gusta escribir de gastronomía, viajes, humor y memes.
Tras 5 años escribiendo en Fotogramas y Esquire lo cierto es que ya ha hecho un poco de todo, desde entrevistas a estrellas internacionales hasta presentaciones de móviles o catas de aceite, insectos y, sí, con suerte, vino.
Se formó en Comunicación Audiovisual en la Universidad de Murcia. Después siguió en la Universidad Carlos III de Madrid con un Máster en Investigación en Medios de Comunicación. Además de comenzar un doctorado sobre la representación sexual en el cine de autor (que nunca acabó), también estudió un Master en crítica de cine, tanto en la ECAM como en la Escuela de Escritores. Antes, se curtió escribiendo en el blog Cinealacarbonara, siguió en medios como Amanecemetropolis, Culturamas o Revista Magnolia, y le dedicó todos sus esfuerzos a Revista Mutaciones desde su fundación.
Llegó a Hearst en 2018 años y logró hacerse un hueco en las redacciones de Fotogramas y Esquire, con las que sigue escribiendo de todo lo que le gusta y le mandan (a menudo coincide). Su buen o mal gusto (según se mire) le llevó también a meterse en el mundo de la gastronomía y los videojuegos. Vamos, que le gusta entretenerse.
