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Pikolin encuentra su propio colchón

La llegada de la televisión a España y el desarrollismo de los años sesenta trajeron eslóganes publicitarios que siguen anclados en la mente de varias generaciones. “A mí plin, ¡yo duermo en Pikolin!” fue uno de ellos. La empresa fundada por Alfonso Soláns Serrano en 1948 para fabricar camas metálicas, hoy en manos de la tercera generación familiar, lleva tres cuartos de siglo facilitando el sueño de millones de personas y sus cuentas suelen bailar al ritmo que marca la economía. Tiene 10 fábricas, 3.085 empleados y 596 tiendas en ocho países (la mitad franquiciadas), además de unos 10.000 distribuidores. Ha vivido crisis, despidos, bajones de facturación y vigorosas remontadas. Facturaba 93 millones en 1995 y llegó a multiplicarlos por tres en la burbuja inmobiliaria de 2007, en un momento en que solo en España vendía un millón de unidades.

La resaca de aquello precipitó duros ajustes en 2013, pero el grupo se pudo recomponer y ahora sus ventas, de 540 millones, le hacen pensar a lo grande, en conseguir llegar a ingresos de mil millones. “Mi objetivo es llevar la compañía a otro nivel”, reconocía hace unos meses Álvaro Soláns, actual presidente y nieto del fundador. Y ese otro nivel también incluye cambios importantes en el accionariado.

A finales de febrero, la empresa daba entrada al fondo Khemia, el brazo de capital de Juan de Dios Hernández, dueño de la empresa de alimentación Prosur. La inyección fue de 70 millones y adquirió un 25% del capital. José Antonio González, consejero delegado de Pikolin, explica que, además de dotar al grupo de mayor solidez financiera, Khemia les acompañará en el crecimiento y la expansión. “Es un fondo familiar que invierte en compañías familiares, que casi por definición tienen una vocación de largo plazo”, explica.

La operación ha mejorado la calificación de su deuda hasta el grado de inversión, lo que, en palabras de González, les permite “acceder a un universo de inversores más amplio y potente”. También les da un margen mayor para comprar otras compañías. “Nuestro mercado está muy fragmentado, creemos que va a haber oportunidades en los próximos años, y queremos estar preparados para afrontarlas con serenidad y músculo financiero. Hablo de empresas similares a la nuestra que estén en países donde estamos o donde no estamos. Que puedan ser empresas de fabricación o distribución de productos relacionados con nuestro negocio”. No hay, admite, ninguna operación concreta sobre la mesa, pero están muy atentos a las que pueda haber en el área de complementos de descanso (edredones, protectores de colchón, almohadas).

Con una producción anual de 1,3 millones de unidades, su posición comercial es robusta en España y Portugal, donde tienen alrededor de un 27% de cuota de mercado, y en Francia, con un 23%. En Asia (tienen fábricas en China y Vietnam) y Brasil están sus mejores opciones de crecimiento, pero las ventas en el Viejo Continente siguen suponiendo el 80% de la facturación. El canal online, por el que distribuyen un 15% de sus colchones, fue muy importante durante la pandemia y los años posteriores, pero tienen claro que “los consumidores siguen queriendo probar el colchón que se van a comprar”.

Libres de aranceles

Sus colchones los compran particulares, pero también muchas cadenas hoteleras europeas como Meliá, Iberostar, Hilton o AC, y centros sanitarios. “En España la marca fundamental es Pikolin y huimos del producto muy barato. Estamos posicionados en una gama media-alta”, contextualiza el ejecutivo. Tienen otras marcas como Bultex, Merinos, Epeda (populares en Francia), Dunlopillo en el sudeste asiático o Mannes en Brasil, y la fabricación local los libra en gran medida del revuelo arancelario. “Nos afecta la situación de incertidumbre, hace que el cliente aplace la decisión de compra, pero los aranceles nos afectan muy poco, en materias primas como la espuma o el acero de los muelles”.

Los colchones de espuma y de muelles son sus dos especialidades, aunque también fabrican productos de látex e intentan mejorar sus gamas con nuevas tecnologías —tienen 120 patentes—, por ejemplo, con productos especiales para geriátricos y residencias de ancianos. “Estamos creciendo en el equipamiento de residencias con un concepto llave en mano: equipamos las camas y presentamos proyectos de decoración con productos específicos”. Fabrican camas pensadas para que sus usuarios no se caigan o para que los cuidadores hagan menos esfuerzos. Todo con el objetivo de llegar a esa cifra mágica de ventas con muchos ceros. “La empresa tiene claro el crecimiento”, señala González, pero admite que no le han marcado un plazo temporal para conseguir duplicar la facturación.

Sí esperan tener este año un importante crecimiento del resultado de explotación, de los 40 millones alcanzados en 2024 a 50, con unas ventas que estarán en los niveles del año anterior. Un avance, abunda, que debe ser sostenible: “Tenemos una certificación Aenor que indica que el 90% de los residuos que generamos son reutilizados o reciclados”. En un mundo donde aumenta el insomnio, Pikolin espera así dormir tranquilo.

Financiación, deuda y sucesión

Saldrá Pikolin a Bolsa? “Nunca se puede descartar, pero ahora no toca”, responde el consejero delegado, José Antonio González. Sus esfuerzos se dirigen ahora al departamento financiero. Gracias a la nueva inyección de capital están trabajando en la reestructuración de la deuda, lo que, presumen, les llevará a conseguir una financiación más barata. La empresa no concreta la cifra, pero asegura que es inferior a dos veces el resultado de explotación, unos 80 millones de euros. También están trabajando en una transformación interna para operar como un solo grupo, y no duplicar esfuerzos.  El relevo generacional se consumó hace un par de años con el nombramiento de Álvaro Soláns en sustitución de su padre Alfonso, que pasó a ser presidente de honor. “Fue un proceso ejemplar, de libro”, juzga el consejero delegado. “El presidente tiene ideas muy claras respecto a dónde quiere llevar la compañía. Llega una nueva generación que refuerza la ambición y los retos, y eso para el equipo es muy motivador”.