
Irene Dalmases |
Barcelona.- Convencido de que la literatura es básica para «comprender el gran misterio de la humanidad», el escritor y cineasta Philippe Claudel dedica años a crear cada una de sus obras en las que, como en ‘El crepúsculo’, aborda temas como la ambición, la religión, el poder desmesurado, el papel de la mujer o la verdad.
En una entrevista con EFE, Claudel ha explicado que en este relato con estructura de novela policíaca y con aires de fábula, publicado por Salamandra y en catalán por Angle Editorial, imantó lo que iba ocurriendo a su alrededor en los nueve años que tardó en armarla, entre 2013 y 2022.
Los escritores no viven en Marte
«El escritor no vive en Marte, sino en el mundo real, igual que sus lectores y, por tanto, es una persona que recibe el impacto de todos los problemas, angustias y toda la belleza que pasan en el mundo, con lo que todos estos elementos alimentan su novela», ha apuntado.
El crimen que provoca el desarrollo de los acontecimientos en esta historia le sirve al escritor francés para llegar hasta lo más hondo del alma humana, muy a principios del siglo XX, en un lugar recóndito del Imperio, donde Nourio, un policía dominado por sus (bajas) pasiones y que desprecia a su ayudante Baraj, investigará el asesinato del viejo capellán de la insignificante ciudad en la que todos ellos residen.
La vida monótona del lugar quedará alterada, habrá choque entre comunidades religiosas, sin que exista un gran interés en desenmascarar al verdadero asesino.
Marcado por la mitología desde pequeño, no rehuye que algunas de sus novelas son un poco como «parábolas» que ofrece al lector para que pueda «evadirse de su universo cotidiano y, a la vez, que se encuentre con temas actuales y contemporáneos como el comunitarismo o la oposición entre comunidades religiosas, que, desgraciadamente, tenemos ocasión de experimentar cada día, igual que el ejercicio del poder y la ambición desmesuradas».
Niveles estratosféricos de estupidez
Ganador del premio Renaudot por ‘Almas grises’ y del Goncourt des Lycéens por ‘El informe de Brodecki’, Philippe Claudel no rechaza que el mundo se ha transformado totalmente en los últimos cincuenta años. Ninguna generación, asevera, ha vivido tantos cambios en tan poco tiempo, y, sin embargo, pueden existir concomitancias entre los comportamientos de sus personajes de ficción de antaño y muchas personas y mandatarios del siglo XXI.
En un momento en el que con un simple teléfono móvil se puede acceder a todo el «saber de la humanidad» ve «paradójico» que la «estupidez humana haya alcanzado como nunca unos niveles tan estratosféricos».
«Es como -ha argumentado- si el acceso a todo conocimiento sólo tuviera como objetivo tener acceso a toda la estupidez, además de poner en duda la verdad».
A su juicio, actualmente, «cualquier cretino puede mostrar sus tonterías», frente a épocas pretéritas en las que farfullaba sus palabras en la barra de un café ante cuatro o cinco parroquianos.
«Ahora este mismo cretino publica en internet y hay centenares o miles de personas que lo leen. Hablamos todo el día de inteligencia artificial y no consideramos la inteligencia natural. Creo que la verdadera lucha hoy es contra la tontería, contra la estupidez, propagadas claramente por las redes sociales, por los programas de televisión y los políticos que están en primera línea», ha opinado.
Por otra parte, ha recordado una frase «impactante» pronunciada por el ex CEO de Netflix Reed Hastings, quien hace tiempo dijo que el único competidor de la plataforma era el sueño.
«Se trata de impedir que el ser humano duerma y piense, evitar que llegue a estar solo consigo mismo y sus ideas. En definitiva, que nunca tenga tiempo para pensar. La literatura es por ello tan importante, porque es, justamente, la escuela del pensamiento», ha aseverado.
Philippe Claudel, casado desde hace 42 años con la misma mujer y que sigue residiendo en Dombasle-sur-Meurthe, donde nació, en las afueras de Nancy, publicará en mayo en Francia su nuevo título, ‘Se busca’, una novela corta distópica protagonizada por Elon Musk, Donald Trump y Vladimir Putin.