Por David Álvarez |
Ciudad de México (EFE).- Un crimen que esconde un motivo, una trama que conduce a una moraleja y una ficción que nos hace escapar de la realidad, son los nexos que unen a autores como Agatha Christie, Fiódor Dostoyevski o a Paula Hawkins, todos tras la búsqueda de una justicia que muchas veces solo se encuentra en la literatura.
“En la ficción hay un final para todo y tal vez algo de justicia al final. Y eso es difícil de encontrar en la vida real. Vemos cosas terribles sucediendo, y parecen continuar una y otra vez”, confesó a EFE la autora del bestseller ‘La chica del tren’ (2015), Paula Hawkins.
Lo hizo en México, en medio del florecimiento primaveral de las jacarandas, una atmósfera bastante distinta a la de las lluvias de Escocia donde se ambienta su nueva novela, ‘La hora azul’ (2024), y con la que no solo hay diferencias con el clima, sino sobre todo en la impunidad de los crímenes que inundan sus novelas.
Necesidad de justicia
“Las personas que cometen actos de violencia o delictivos, nunca las vemos llevadas a la justicia, es muy frustrante. Y esa es quizás la razón por la que puede haber consuelo en la ficción, donde podemos tratar de imaginar una forma en que estas cosas malas puedan terminar”, desarrolló la natural de Zimbabue sobre por qué funcionan tanto sus libros en países con altas tasas de delitos.
Esta necesidad de justicia se transforma para Hawkins en dar un porqué a sus personajes, y que no sea la arbitrariedad la que firme sus destinos, sino una concatenación de “hechos y fuerzas que actuaron sobre ellos”.
“Lo que más nos molesta a los seres humanos es no entender por qué algo sucedió. Por eso en mis novelas pasas mucho tiempo mirando la historia de las personas y cómo llegaron a este punto, no solo lo que hicieron, sino qué les sucedió en sus vidas”, puntualizó la autora de 52 años.
Mujeres que no encajan y son protagonistas
En esta nueva entrega de la novelista, la artista Vanessa Chapman ha fallecido y su amiga Grace, una mujer extraña e incomprendida, será la encargada de vigilar su legado artístico, una defensa en la que varios hombres se entrometerán y atormentarán a las protagonistas.
“Esas personas un poco raras, que están fuera de lugar y no encajan, no son necesariamente malas personas (…) Grace intenta hacer lo correcto muchas veces. No siempre lo hace. Pero esos personajes para mí son mucho más interesantes que alguien que es solo un monstruo, que solo es una mala persona”, detalló.
No es una casualidad que las mujeres sean las protagonistas o los personajes más relevantes en las novelas de la autora, desde ‘La Chica del Tren’, pero no porque haya un propósito feminista, sino porque “así es como funciona siempre su mente”, pensando en escribir sobre mujeres.
Esta elección se unió a una tendencia en el mercado editorial de hace 10 años, “el noir doméstico”, donde, según explica Hawkins, había muchos thrillers sobre “malos matrimonios», historias de mujeres “que no podían confiar en su esposo o en el hombre con el que vivían”.