Nueva Delhi/Islamabad (EFE) – «Es poco, pero es mejor que nada», declaró a EFE, anónimamente, una jugadora de la selección paquistaní de críquet tras el anuncio de los contratos nacionales para su equipo femenino, con pagas inferiores incluso al salario mínimo establecido para trabajadores «no cualificados», en un país donde los jugadores masculinos son tratados como héroes nacionales.
La Junta de Críquet de Pakistán (PCB) anunció a principios de marzo los contratos nacionales femeninos para 90 jugadoras para la temporada 2024-25. Esto incluye a 18 jugadoras de la selección nacional sub-19, 62 clasificadas como talentos emergentes y 10 que ya han representado a Pakistán a nivel internacional. Estos contratos tendrán una duración de un año, de julio de 2024 a junio de 2025.
Aunque la PCB no detalló el importe de los contratos femeninos, fuentes consultadas por EFE informaron que los salarios mensuales rondan las 35.000 rupias paquistaníes, o aproximadamente 124 dólares estadounidenses.
Cifra inferior al salario mínimo para la mano de obra no cualificada
Esta cifra es incluso inferior al salario legalmente obligatorio para la mano de obra no cualificada, que se sitúa en 37.000 rupias al mes.
Para la PCB, estos contratos representan un avance crucial en el fomento del talento en las bases e inspiran a las jóvenes a dedicarse al críquet profesional, ya que anteriormente las jugadoras no recibían remuneración.
En contraste, los datos publicados el año pasado en la prensa paquistaní revelan la enorme disparidad salarial. Las superestrellas del críquet masculino, Babar Azam y Mohammad Rizwan, lideran la élite, con un salario base mensual de 4,5 millones de rupias paquistaníes, unos 16.000 dólares al cambio de hoy.
Su cuota en la ICC (los jugadores reciben una parte de los ingresos del Consejo Internacional de Críquet), aumenta 2,07 millones de rupias pakistaníes, lo que eleva su total mensual a la impresionante cifra de 6,57 millones de rupias paquistaníes (23.451 dólares).
Enorme disparidad salarial
Los jugadores de críquet de categoría B, incluyendo a los ases Shaheen Shah Afridi y Naseem Shah, junto con el todoterreno Shan Masood, reciben 3 millones de rupias paquistaníes al mes (10.708 dólares). Incluso en la Categoría D, jugadores novatos como Aamir Jamal y Mohammad Wasim Junior ganan un salario base mensual de 750.000 rupias paquistaníes (2.677 dólares).
«Es cierto que el salario base para las jugadoras de críquet nacionales es de 35.000 rupias, pero esto debería ser un incentivo, ya que este es el segundo año que se aprueba esta cantidad para las 90 jugadoras nacionales», declaró a EFE una fuente de la PCB, que pidió el anonimato.
Anteriormente, explicó, «la PCB no pagó nada a estas jugadoras. Para la temporada 2023-24, 79 jugadoras obtuvieron contratos.
Además de sus salarios, estas jugadoras tienen derecho a alojamiento, gastos de viaje y cuotas de participación. Con esta cantidad, pueden comprar una motocicleta para viajar, comer y mantenerse en forma», explicó.
La brecha salarial no es un problema exclusivo de Pakistán
La brecha salarial no es un problema exclusivo de Pakistán. Si bien ha habido avances encomiables y significativos en el deporte femenino, las mujeres siguen siendo tratadas como ciudadanas de segunda clase, con desigualdad en el acceso, la remuneración y el trato, según un informe de 2023 de la Comisión Independiente para la Igualdad en el críquet de Reino unido.
Este informe retrató cómo el críquet femenino está subordinado al masculino, con escasa o nula participación, voz e influencia en las estructuras de toma de decisiones del críquet.