SofIA es una eficiente asistente de los profesionales de la sanidad. Se sabe al dedillo el historial de cada paciente, qué medicamentos toma, sus alergias, qué pruebas se ha realizado a lo largo de su vida o cuáles tiene pendientes. MarIA, en cambio, tiene el foco en ayudar al paciente. Responde sus dudas, le avisa cuando están los resultados o le llama para recordarle la fecha de la próxima cita. Conversar con ellas es prácticamente como hacerlo con un humano, con la salvedad de que dominan 57 idiomas y tienen una memoria privilegiada que no falla. Ambas son inteligencias artificiales desarrolladas por Omniloy, joven start-up que se hace hueco en el sector de la salud a toda velocidad. Nacida en 2023, su plantilla es de 10 personas y espera facturar este año su primer millón de euros.
La compañía fue fundada por Mar Pujadas, de 29 años, y Enrique Alcázar, de 31. Ambos conocen bien la sanidad porque él es hijo de un médico y ella, hija de un emprendedor que ha desarrollado software sanitario durante tres décadas. Se conocieron trabajando en Nueva York —en una tecnológica, Crossmint— y allí decidieron unir su experiencia en inteligencia artificial para buscar una solución que aliviara las tareas administrativas y burocráticas de los facultativos, un problema que sus padres les habían contado mil veces. El desarrollo desde entonces ha sido veloz. Han contado con el apoyo de Wayra y JME Ventures y ya despliegan varios proyectos piloto para compañías privadas y para la sanidad pública. El programa Growth Academy: AI for Health, de Google for Startups, les ha elegido para darle un mayor impulso.
Su fulgurante éxito se basa en el sorprendente funcionamiento los avatares, que ayudan a los hospitales a ser más eficientes. “Hemos cambiado el paradigma”, dice Alcázar. “Hasta ahora estábamos acostumbrados a hablar con máquinas donde el usuario tiene que jugar con sus reglas, respondiendo sí o no, pulsando números y cosas así, que muchas veces son un lío. Pero nuestro sistema es totalmente abierto, no sigue un patrón y le puedes hablar como a una persona”, subraya Alcázar. “Estamos demostrando que la inteligencia artificial no sustituye, sino que libera al profesional para centrarse en lo que de verdad importa”, recalca. La solución, a la que añadirán más funcionalidades, no exige cambiar el sistema de los hospitales, sino que se integra con el que ya tienen.