La más reciente obra de uno de los cineastas europeos más influyentes de las últimas décadas nos transporta a Tokio a través de una historia de sencillez y contemplación. Con una puesta en escena depurada y un protagonista de admirable presencia, esta película sigue la vida cotidiana de un hombre cuya rutina es tan meticulosa como silenciosa. Con una filmografía marcada por su capacidad para capturar magistralmente la esencia de sus personajes, el director se sumerge ahora en la intimidad de un trabajador cuya aparente monotonía encierra una profunda belleza. Protagonizada por Kôji Yakusho, quien ofrece una interpretación magistralmente contenida, esta cinta se convierte en un retrato minimalista de la vida urbana y la conexión con lo esencial.
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‘Perfect Days’ (2023), de Wim Wenders, sigue la rutina de Hirayama, un hombre solitario que trabaja limpiando baños públicos en Tokio. A través de su vida meticulosamente organizada, el espectador descubre una existencia repleta de pequeños placeres: la lectura de libros antiguos, la música en cassette y la contemplación de la naturaleza dentro del caos urbano. La película, que tuvo su estreno en el Festival de Cannes, destacó por la sobriedad de su narración y la autenticidad de su personaje principal. Yakusho, en un papel de contención absoluta, fue galardonado con el premio al Mejor actor en el Festival de Cannes, consolidando así su brillante trayectoria en el cine japonés. El filme se encuentra actualmente disponible en el catálogo de Movistar Plus +, a cuya plataforma te puedes suscribir por solo 9,99 euros al mes y sin permanencia teniendo acceso a todas sus películas y series.
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Rodada con un estilo pausado y observador, la cinta se apoya en la fotografía de Franz Lustig, quien captura con maestría los espacios urbanos de Tokio desde una mirada intimista. Lejos de la representación frenética y moderna que suele verse en otras películas, aquí la ciudad se muestra como un espacio de tránsito en el que cada rincón tiene su propia historia. La música, con una selección de clásicos del rock y el folk de los años 60 y 70, añade una dimensión nostálgica a la narrativa, convirtiendo cada trayecto en automóvil en un breve momento de ensimismamiento para el protagonista. Además, la notable influencia del cine japonés clásico es evidente en la puesta en escena de Wenders, quien ha mencionado en varias ocasiones su admiración por el legendario Yasujirô Ozu.
Una de las particularidades más llamativas de la película es la velocidad con la que fue realizada. Wenders escribió el guion en apenas tres semanas, y el rodaje completo se llevó a cabo en tan solo 17 días. Este ritmo vertiginoso contrasta con la calma que transmite la historia, un detalle que demuestra la precisión y claridad con la que el director concibió la película desde un inicio. A pesar del escaso tiempo de producción, el resultado final es una obra de impecable factura técnica, lo que resalta aún más la maestría de su equipo creativo.
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‘Perfect Days fue elegida la tercera mejor película de 2024 en el TOP 10 de la redacción de Fotogramas, describiéndola como «una oportunidad ideal para volver a asumir como fundamentales los trascendentales regalos ocultos del día a día, un refinado haiku sobre los placeres de la estabilidad buscada que sigue, de una forma honesta y sincera, con una mirada transparente, el día a día y la rutina de un limpiador de retretes de Tokyo fascinado por el movimiento de las hojas de los árboles, las sombras y cintas de cassette donde suena la ‘Brown Eyed Girl’ de Van Morrison.»
La crítica de Fotogramas de ‘Perfect Days’ defiende que «Wim Wenders recupera el pulso en la ficción con un conmovedor retrato de personaje que nos hace recuperar, al menos durante dos horas, la fe en el género humano» y pone de manifiesto la genialidad de “su ritmo pausado y contemplativo, su llamada a la belleza de las pequeñas cosas que nos atan a la verdadera esencia de la vida, su delicadeza en el fondo y en las formas, ‘Perfect Days’ es, sí, un abrazo (…) Enseguida descubriremos que hay que tener el corazón de piedra para no conmoverse con la paz y la ternura que se desprenden de la peripecia de Hirayama, un hombre que vive su día a día con una mezcla de felicidad y agradecimiento constante”.
