“Las sociedades se fascistizan en los pequeños pueblos. Las tendencias que estamos viendo ahora no sólo nacen en las ciudades. Pensemos que en el atraso de las poblaciones rurales, de interior, donde la educación es deficitaria, imperan los partidos conservadores, hay caudillismo, el importante es el terrateniente, impera la política extractiva, es ahí donde se justifican actitudes que se van derechizando”.
Así lo declaró el escritor argentino Guillermo Saccomanno en conferencia de prensa internacional, él desde Buenos Aires, tras saberse ganador del Premio Alfaguara de Novela 2025 por su texto “Arderá el viento”, el cual se impuso este año a un total de 725 manuscritos enviados a España desde todos los rincones de Iberoamérica con aspiraciones de llevarse la vigésimo octava edición del galardón.
A decir del jurado, se trata de “la historia de una degradación, de un descascaramiento agónico que poco a poco deja a la vista las miserias del cuerpo social”, escrita en un estilo parco y de una rara intensidad, dicho como elogio.
Ahora bien, comentó más adelante: “no creo de ninguna manera que la literatura pueda cambiar el mundo. Tal vez se pueda explicar la derechización a través de un cuento, pero no creo que con las buenas intenciones se haga buena literatura sino todo lo contrario”.
Asimismo, en enlace hasta Madrid, donde se reunió un grueso de la cultura literaria en la península ibérica, Saccomanno expresó sobre su obra: “No sé si lo logré, pero me pareció que la sumatoria de varias historias conformaba una sola. Quería narrar una comunidad que funciona y opera no sólo como metáfora de la condición humana sino del mundo en que vivimos, todo eso que está pasando alrededor nuestro todo el tiempo, la corrupción, el narco, la traición, la hipocresía, la derechización. Todo eso era material que estaba circulando ahí”.
Sin embargo, para lograr la gestación de esta novela, sobre todo el último año, el autor enfrentó reconoció para la ocasión que tuvo que enfrentar una secuela de covid, dos pulmonías a repetición, trastornos neurológicos, dos internamientos, uno tercero con cirugía, y en el medio, una mudanza.
¿De dónde sale esta novela?
¿Cuáles fueron los dioses tutelares de la obra en cuestión? Esto le preguntó Juan Gabriel Vázquez, presidente del jurado, el cual se complementó con los escritores Leila Guerriero y Manuel Jabois, la directora de cine y guionista Paula Ortiz, la escritora y dueña de la librería madrileña La Mistral, Andrea Stefanoni, y la directora editorial de Alfaguara, Pilar Reyes, con voz pero sin voto.
“Durante muchos años fui guionista de historietas, de cómics. Fue para mí un gran aprendizaje en el sentido de que había que sentarse a escribir porque había un dibujante esperando el guion para poder hacer su trabajo, para comer. También trabajé muchos años en publicidad en esta cuestión del apuro, de que en 15 minutos había que tener el guion para comercial. Truffaut decía: cuando no sabes cómo superar una traba, haz que alguien (un personaje) pegue un cachetazo, y después lo explicas. Ésa es mi manera de trabajar, es decir, no soy de los que le tiene miedo a la página, prefiero que la página me tenga miedo a mí”.
Entre las influencias próximas, respondió en específico: “además de David Lynch está Faulkner; está García Márquez en cierta forma, porque para mí es una de las grandes marcas del siglo XX y creo que todavía en el XXI nadie ha superado ‘Cien años de soledad’ (…) la volví a leer hace poco y yo decía: pucha, qué talento, qué invención, no para en ningún momento. La trama sigue enrulándose y enrulándose, y transcurren generaciones”.
El autor lamentó que la célebre novela del Nobel colombiano 1982 se haya adaptado a una serie audiovisual. “Lamento que se haya hecho Netflix, porque me parece que le mata el encanto. Yo recomendaría ir directamente a la novela”.
También se refirió al uruguayo Juan Carlos Onetti, de quien, reconoció, quedó fascinado desde muy joven, “con ‘Los adioses’, ‘El artillero’, por esa marca de estilo que es una cruza por momentos de Faulkner con Borges”.
Para retomar a Lynch, dijo: “es un director que siempre he admirado, que he visto una y otra vez, suelo verlo con frecuencia. Me dolió un poco saber de su desaparición hace unos días, pero creo que su cine sigue vigente”.
También se le preguntó si consideraba que su novela pudiera ser considerada dentro de la literatura del neogótico latinoamericano, por los elementos constructivos que se pueden advertir. Y éste respondió: “no creo en los géneros. Todos pueden ser útiles y pueden convivir en una novela. Me parece que la clasificación en géneros es para la comodidad de los críticos, los estudiantes y profesores de literatura que necesitan etiquetas aquí y allá”.
“Hay que escuchar a la calle”
Uno de los momentos más curiosos del anuncio del fallo fue cuando la periodista y escritora Leila Guerriero declaró su profundo interés por el estilo de Saccomanno.
“Te leo desde siempre. Creo que he leído todo lo tuyo y es la primera vez que te leo sin saber que tú eres tú. He leído incluso los guiones de historieta, con sus correspondientes cuadritos. Tienes muchos lectores en muchas partes y espero que con este premio, la novela tan estupenda que escribiste tenga muchísimos más lectores todavía”, declaró la autora e integrante del jurado.
Ella preguntó cuál fue el método de su colega para construir una historia narrada por una sola voz, “esta especie de voz oracular del pueblo, que se siente un poco como la voz de ningún pueblo en particular, que podría ser la voz de todos los pueblos, esta voz chismosa en un punto, que todo lo ve y todo lo sabe, que absorbe todo el mal y todo el bien y toda la oscuridad”.
Entonces, Guillermo Saccomanno le respondió lo siguiente: “si naciste en un pueblo chico, vas a entender esto que digo yo sobre cómo se construye una historia: alguien se cae en la calle y en la cuadra siguiente dicen que fulano tuvo un accidente. Caminas otra cuadra más y éste individuo que tuvo el accidente resulta que lo tuvo porque engañaba a la mujer. Caminas una cuadra más y la historia va creciendo, que quizás era la mujer quien lo empujó. Más adelante, pudo haber intervenido la policía. Una vez, David Viñas me dijo que hay que escuchar a la calle, y esto es escuchar con un narrador coral, digamos, un nosotros que no es fácil”.
Finalmente, se le preguntó al autor qué haría con el dinero del premio, en total 175,000 dólares. Y éste respondió con ironía: “la pregunta es capciosa porque los escritores somos personas que vivimos con muy poco y esta cifra evidentemente es suntuosa. Lo he dicho antes: la relación de la literatura con el dinero está probada. Cuando un escritor vende su obra no sólo está vendiendo su tinta. Su tinta es su sangre. Y no son muchas las oportunidades que tiene de resarcirse por lo que escribe”.
“Arderá el viento”
Fecha de publicación: 20 de marzo
“No creo en los géneros. Todos pueden ser útiles y pueden convivir en una novela. Me parece que la clasificación en géneros es para la comodidad de los críticos, los estudiantes y profesores de literatura”.
Guillermo Saccomanno, Premio Alfaguara de Novela 2025
Premio Alfaguara de Novela
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- 2025 – Arderá el viento – Guillermo Saccomanno (Argentina)
Más detalles sobre el fallo
Premio Alfaguara 2025, para el argentino Guillermo Saccomanno