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Marco Rubio, el inesperado hombre multitarea del Gobierno de Donald Trump

Marco Rubio, el inesperado hombre multitarea del Gobierno de Donald Trump

Por Eduard Ribas i Admetlla |

Washington (EFE).- En apenas 100 días de mandato, el secretario de Estado, Marco Rubio, se ha consolidado como el hombre multitarea del Gobierno de Donald Trump. No solo dirige la diplomacia estadounidense, sino que ha sumado funciones tan dispares como dirigir el cierre de Usaid, custodiar los Archivos Nacionales y, desde esta semana, encargarse de la seguridad nacional del país.

«Marco es increíble, cada vez que tengo un problema lo llamo y él lo soluciona», dijo el presidente el jueves en la Casa Blanca, en unas declaraciones que parecían una muestra de aprecio más, pero que escondían un anuncio inminente.

Minutos después, Trump reveló a través de redes sociales que el secretario de Estado se encargará, de forma interina, de sustituir al consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Mike Waltz, caído en desgracia por el escándalo del ‘Signalgate’.

Fotografía de archivo del presidente de EE.UU., Donald Trump, detrás del secretario de Estado, Marco Rubio. EFE/EPA/ Yuri Gripas

Waltz llevaba semanas en el ojo del huracán por haber añadido por error a un periodista en un chat grupal de la aplicación Signal en el que el Gobierno discutía los preparativos de un ataque al Yemen, y Trump decidió apartarlo del gabinete y nominarlo como embajador ante la ONU.

Mientras se concreta un nuevo nombramiento, Rubio sumará la coordinación de la seguridad nacional a su ya abultada cartera.

En plena guerra comercial con el resto del mundo, deberá liderar la estrategia contra el terrorismo, gestionar crisis internacionales y alinear las posturas del Departamento de Estado —que él mismo dirige— con el Pentágono y las agencias de inteligencia.

De rival a figura clave

Así, este político astuto, nacido hace 53 años en Miami en el seno de una familia cubana, gana peso dentro del gabinete de Trump, pese a que muchos auguraban que su paso por el Ejecutivo sería breve, dadas sus tensiones previas con el presidente y el escaso margen que parecía tener su cartera.

Fotografía de archivo del secretario de Estados de EE.UU., Donald Trump. EFE/EPA/ Yuri Gripas

Senador por Florida durante 14 años, donde se destacó como un ‘halcón’ en política exterior partidario de la línea dura con Cuba, Venezuela, China e Irán, Marco Rubio nunca ha escondido sus aspiraciones presidenciales y compitió con Trump durante las primarias republicanas de 2016, cuando el ahora mandatario lo apodó despectivamente «el pequeño Marco».

Sin embargo, Rubio supo navegar las aguas del trumpismo y se acercó progresivamente al magnate neoyorquino. Sonó como posible vicepresidente para su segundo mandato y finalmente fue nombrado secretario de Estado, convirtiéndose en el primer hispano en ocupar ese cargo.

Su nominación fue una excepción dentro del gabinete: recibió el respaldo unánime de sus antiguos colegas tanto republicanos como demócratas. «Buena suerte, Marco. Ahora sabemos a quién culpar si algo sale mal», bromeó entonces Trump.

Los encargos acumulados a Marco Rubio

Su rol dentro del Ejecutivo no parecía del todo claro en un inicio, especialmente después de que Trump delegara en su amigo personal Steve Witkoff las negociaciones para el fin de las guerras en Ucrania y Gaza.

En febrero, mientras Trump recibía en la Casa Blanca al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, Rubio estaba en una gira por Centroamérica.

Pero fue durante ese viaje cuando recibió la llamada que lo convertía en director interino de Usaid, la poderosa agencia de cooperación estadounidense, en proceso de desmantelamiento por orden de Elon Musk.

Ese mismo mes, Trump lo nombró responsable de los Archivos Nacionales, encargados de preservar documentos fundacionales como la Constitución y la Declaración de Independencia, tras destituir a su directora.

Con cada nuevo encargo, Rubio gana protagonismo en las reuniones del gabinete en la Casa Blanca, donde se sienta siempre a la derecha del presidente.

Marco Rubio, el inesperado hombre multitarea del Gobierno de Donald Trump
Fotografía de archivo del secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, sentado a la derecha del presidente, Donald Trump, en una reunión. EFE/EPA/ Ken Cedeno

Su estilo sobrio contrasta con la excentricidad de otras figuras del Gobierno, aunque también deja algo de espacio para el humor. En la última reunión, bromeó con que ya tiene «miedo» de comer algo sin que el secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., lo reprenda.

Casado con Jeanette, una colombiana con quien tiene cuatro hijos, Rubio es fanático confeso de los Florida Gators y los Miami Dolphins, habla perfecto español y es católico practicante.

En una entrevista concedida el jueves a Fox News, la cadena favorita de Trump, con motivo de sus nuevas tareas, Rubio descartó entre risas postularse como papa: «Estoy felizmente casado».