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Los fondos de MásMóvil exploran la salida a Bolsa de MasOrange en 2026

Los fondos de inversión propietarios de MásMóvil están estudiando ya activar la cláusula que les permite solicitar la salida a Bolsa de MasOrange en 2026 con el objetivo de materializar las fuertes plusvalías derivadas de la fusión acordada en 2022 entre Orange España y MásMóvil. Para ello, KKR, Cinven y Providence Equity Partners han iniciado “conversaciones preliminares” para lanzar una oferta pública de venta (OPV) de acciones de MasOrange a partir de abril de 2026, según publica el diario británico Financial Times, que cita fuentes familiarizadas con la operación.

Orange, controlada mayoritariamente por el Estado francés, y MásMóvil, cuyo capital se reparten los tres fondos citados y otros accionistas minoritarios como los directivos, acordaron en 2022 la fusión al 50% de la filial española de Orange y MásMóvil para dar lugar a la mayor compañía de telecomunicaciones española por número de clientes, en una operación valorada en cerca de 19.000 millones de euros. La fusión, tras el plácet de las autoridades de Competencia de Bruselas, se hizo efectiva el 1 de abril de 2024.

La consejera delegada de Orange, Christel Heydemann, ya desveló que en los acuerdos de fusión existe una cláusula que permite a cualquiera de los socios solicitar la salida a Bolsa de la compañía a partir de abril de 2026. En ese caso, los fondos de MásMóvil aprovecharían la OPV para hacer caja y abandonar el capital de MasOrange, mientras que la teleco semipública francesa tiene la opción de aprovechar esa operación para hacerse con el control de la operadora, tal y como contemplan también los acuerdos de fusión.

De hecho, Heydemann admitió que su grupo emplearía para ello el dividendo extraordinario recibido de más de 4.000 millones de euros cuando se acordó la fusión. Es decir, que dos años después de hacerse efectiva la fusión se volvería a la posición de partida, aunque eliminando a un competidor. Es decir, que los efectos serán idénticos a si Orange hubiera acordado una compra pura y dura de MásMóvil como hizo en 2015 con Jazztel.

Tanto los fondos implicados como MasOrange han declinado hacer comentarios oficiales al respecto. Sin embargo, fuentes familiarizadas con la operación han señalado a este diario que “la salida a Bolsa es la única opción que se contempla en los acuerdos de fusión”. La condición a la que está supeditada esa OPV es que el ratio de deuda neta respecto al ebitda sea inferior a 3,5. La deuda de MasOrange a cierre de 2024 era de 12.636 millones de euros frente a un ebitda de 2.803 millones, por lo que en este momento ese ratio se sitúa en 4,5. No obstante, las fuentes citadas aclaran que para dentro de un año ese requisito se cumplirá con creces una vez que se haya incorporado al inversor externo en la sociedad conjunta de fibra óptica acordada con Vodafone.

Inyección de fondos

La idea es que el nuevo inversor asuma una participación del 40%, frente al 50% que controla la fusionada Masorange, mientras que Vodafone España se quedaría con el 10%. Las estimaciones iniciales pasan por que la transacción tase a toda la fiberco en una horquilla entre los 9.000 y los 10.000 millones de euros, de modo que el inversor que emerja inyecte unos 4.000 millones de euros. MasOrange ya ha dicho que esa cantidad iría directamente a reducir la deuda por lo que se cumpliría con el ratio de 3,5 que permite a sus socios solicitar la salida a Bolsa.

MasOrange facturó 7.388 millones de euros en 2024, lo que supone un incremento del 1,5% respecto al año anterior. Por su parte, el beneficio bruto operativo teniendo en cuenta los costes de integración (ebitda ajustado) alcanzó los 2.803 millones de euros, un 10,8% más.

El principal inconveniente de la colocación en Bolsa es el escaso atractivo que tienen las telecomunicaciones para los inversores, al considerarse un sector maduro con escasas perspectivas de crecimiento. La pérdida de capitalización de las principales operadoras europeas en la última década es la mejor demostración de ese hándicap De hecho, las intenciones han ido en el sentido contrario como demuestra la opa de exclusión que protagonizó Telefónica para sacar de Bolsa a su filial alemana en 2024.