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Lamine borra a Mbappé y pone el foco en Cristiano

Lionel Messi, un ídolo; Kylian Mbappé, su competencia. Él, el próximo Balón de Oro. Así, al menos, lo entiende Lamine Yamal. En febrero de 2024, después de largas conversaciones, el delantero de la selección española firmó su contrato con Adidas. Las negociaciones habían comenzado meses antes, cuando el canterano azulgrana, que ya había debutado en el primer equipo de Xavi Hernández, todavía estaba vinculado a Nike. Para convencerlo, la firma alemana lo cautivó con una presentación que finalizaba con un vídeo de Leo Messi: “Me gustaría que formaras parte de nuestra familia”.

Nike quiso romper el efecto de seducción que había utilizado Adidas con el ganador de ocho Balones de Oro y contratacó con lo mejor que tenía en su casa, la megaestrella Mbappé. No lo convenció, no porque al francés le faltara caché sino por la personalidad de Lamine: no lo veía como un referente, sino como a un rival. “Lamine veía a Messi como a su ídolo, y a Mbappé como a un jugador de su generación”, explicaban, en su momento, desde la firma con base en Baviera.

Es curioso lo que pasó. Lamine Yamal necesitó menos de un año para demostrarle al mundo del fútbol que tenía razón. Mbappé no era un héroe para él, sino que era su rival. Hoy, seguramente, su máximo rival: enfrentados entre dos de las selecciones más potentes de Europa, también en el clásico más mediático del mundo. Y en esa rivalidad se alza como el claro vencedor. “Me gusta que los aficionados esperen todo de mí y de la selección. Disfruto con ello y creo que podemos hacer grandes cosas. No me asusta la presión. No me da miedo”, subraya Lamine.

En su primera temporada como profesional, Lamine Yamal se enfrentó a Mbappé en dos oportunidades, en la eliminatoria de los cuartos de final de la Liga de Campeones: el Barcelona sorprendió en París al PSG (2-3), pero un paseo táctico de Luis Enrique a Xavi Hernández borró a los azulgrana en Montjuïc (1-4). Fue esa la única derrota de Lamine Yamal frente a Mbappé.

Con España, el catalán salió vencedor en los dos enfrentamientos: en la semifinal de la Eurocopa 2024 (2-1) y también en la semifinal de la Nations League 2025 (5-4). Y también lo martirizó vestido de blanco. En los cuatro clásicos de la temporada, el Barcelona se impuso al Real Madrid, con un saldo de 16 goles a siete. Y si antes Lamine Yamal se animaba a enseñar su autoestima en los despachos de Adidas, ahora también lo hace en una sala de prensa. “Mientras gane, no me pueden decir nada. Cuando me ganen, entonces sí”, defiende el azulgrana.

Ocurre que Lamine no solo tiene en la cabeza el triunfo colectivo con el Barcelona y la selección española, sino que tiene en la mirilla el Balón de Oro. “Siempre se lo digo a mi madre, que intento darlo todo. Es lo que me motiva de jugar al fútbol, para eso me levanto por las mañanas”, explica el 19 de la Roja. En la carrera por el galardón de la revista France Football, ya parecen estar en el retrovisor de Lamine Yamal sus compañeros de equipo, Pedri y Raphinha; también sus rivales en la Liga, Mbappé y Vinicius. Su contrincante, entonces, parecía estar en el ganador de la Champions League: Dembélé. “Es un gran jugador, pero estamos en la final. Me gusta hablar en el campo, que es lo que he hecho”, subrayó el delantero del Barcelona después de que España venciera a Francia por 5-4 para defender el título de la Nations League el próximo domingo frente a la Portugal de Cristiano.

Será el primer partido frente al portugués, máximo goleador activo: 937 dianas. “A Cristiano le respeto mucho porque es un gran jugador con una trayectoria tremenda”, dice Lamine, que cuando Cristiano debutó en el Sporting, el 7 de octubre de 2002, él todavía no había nacido (13 de julio de 2007). Este domingo luchará por un nuevo título con Cristiano; en marzo le tocará pelearlo con Messi en la Finalísima. Mientras tanto, alimenta de victorias su rivalidad con Mbappé y sueña con el Balón de Oro.