Sofía (EFE).- Miles de personas salieron este sábado a las calles de Sofía y de más de un centenar de ciudades de Bulgaria para manifestarse contra la prevista adopción del euro el 1 de enero de 2026, en una protesta organizada por el partido ultranacionalista ‘Resurrección’, la tercera fuerza política del país.
La principal concentración tuvo lugar frente a la sede del Banco Nacional de Bulgaria, bajo el lema «Insistimos en nuestro lev (la moneda búlgara), insistimos en nuestro referéndum», una consigna que resume la oposición de esta formación -con 33 de los 240 escaños en el Parlamento- a abandonar la moneda nacional.
Las protestas, que también tuvieron lugar frente a embajadas de Bulgaria en países de la Unión Europea (UE), transcurrieron sin incidentes.
Los organizadores critican que el Gobierno quiera introducir el euro sin consultar a la ciudadanía, y ven en la moneda comunitaria una amenaza para la soberanía económica y temen subidas de precios, lo que puede afectar a Bulgaria, el país más pobre de la UE, con un 30 % de su población en riesgo de pobreza o exclusión social.
Preocupación por la subida de los precios
«El lev no es solo una moneda. Es un símbolo de nuestra soberanía, nuestra independencia y el derecho a decidir nuestro propio futuro», declaró un manifestante a la radio nacional BNR.
Otro manifestante, en la ciudad costera de Varna, relató a esa emisora su experiencia en Italia durante la adopción del euro en 2001: «Los precios subieron de inmediato, todo se encareció y muchos restaurantes cerraron».
El presidente de Bulgaria, Rumen Radev, también se ha alineado con la protesta y reclamó que se escuche la voz de la ciudadanía.
«Quiero que el pueblo sea escuchado, porque se enfrenta a precios que el Estado no puede controlar. Hace apenas unos días, los reguladores ya reconocieron que no tienen el personal ni la capacidad financiera para acciones a gran escala contra los aumentos de precios sin control», dijo a la prensa.
«Tanto las protestas que estamos viendo como las encuestas demuestran claramente que los búlgaros quieren que se escuche su voz», agregó.
Radev propuso el pasado 9 de mayo la convocatoria de un referéndum para decidir sobre la entrada en la eurozona.
Sin embargo, la presidencia del Parlamento búlgaro rechazó trasladar la iniciativa a los diputados con el argumento de que contraviene el Tratado de Adhesión de Bulgaria a la UE, en vigor desde 2007.
El Tribunal Constitucional búlgaro estudia ahora la legalidad de esa consulta popular, cuyo fallo se espera en los próximos días.
El Gobierno búlgaro espera recibir la próxima semana un informe extraordinario de convergencia de la Comisión Europea, con el que confía obtener la aprobación definitiva para la adopción del euro el 1 de enero de 2026.