Bruselas (EuroEFE).- La Comisión Europea está preparando un sistema de «créditos de naturaleza» que recompense económicamente la conservación y restauración de los ecosistemas a través de un mecanismo verificable que aporte ingresos adicionales a sectores como la agricultura y la silvicultura.
La iniciativa, desarrollada bajo la dirección de la comisaria de Medioambiente, Jessika Roswall, parte de una propuesta de la presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, de septiembre de 2024 para asignar un valor financiero a los servicios que brinda la naturaleza, de los que dependen el 70 % de las empresas de la UE, según el Banco Central Europeo.
Aún no existe una fecha concreta para implementar el sistema y Bruselas está, por ahora, desarrollando una metodología de certificación y debatiendo el esquema con partes interesadas, entre ellas el sector bancario, que ha recibido la idea con «mucho entusiasmo», según trasladaron fuentes comunitarias en una conversación con varios medios de comunicación, entre ellos EFE.
El Ejecutivo comunitario espera tener más desarrolladas las bases del sistema antes del verano, apuntaron.
Mercados complementarios
Los «créditos de naturaleza» guardan cierta relación conceptual con el mercado de comercio de emisiones de CO2 de la UE, conocido como ETS, donde las empresas que usan energía de forma intensiva tienen que comprar un derecho de emisión por cada tonelada de dióxido de carbono que liberen.
La Comisión Europea confía en que ambos mercados no se solapen, sino que se complementen, pero subraya que poner un precio a los servicios que benefician a la naturaleza es más complicado que gravar el CO2, tanto a la hora de establecer el valor económico como de medir el impacto financiero de las medidas que se tomen, pues no se trata de algo «unilateral».
Existen «especificidades locales», pues no es lo mismo un humedal en España que una pradera en Países Bajos, indican.
Bruselas no empieza «desde cero» porque el concepto no es completamente nuevo y existen esquemas similares en desarrollo a nivel de Naciones Unidas y también proyectos piloto en países como Francia, Suecia o Irlanda que son una «buena base para construir».
«La forma realista es empezar desarrollando esquemas locales y generar cierta confianza en este mercado. Una vez que tengamos sistemas de ese tipo, habrá espacio para un mercado centralizado más amplio», apuntan las fuentes comunitarias.
Impacto en la agricultura
La medida pretende canalizar más fondos hacia los agricultores y sectores similares, pero las fuentes adelantan que «no va a ser la panacea» para un sector que el año pasado protagonizó grandes protestas contra las obligaciones derivadas del Pacto Verde Europeo.
En este caso, los créditos de naturaleza no serían obligatorios ni añadirán mucha más burocracia, sino que los granjeros y terratenientes tendrán la posibilidad de sumarse al sistema si les resulta interesante y creen que puede obtener ingresos extraordinarios.
«Lo vemos como un incentivo», añadieron las fuentes, que subrayaron que «es diferente a las normativas obligatorias en la que el agricultor no tiene nada que decir».
En la Comisión Europea tampoco esperan que tenga gran incidencia sobre el valor del suelo, porque los créditos estarán relacionados con los servicios que se prestan y no directamente con la superficie.