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La guerra del independentismo exiliado entre Comín, Puigdemont y Valtonyc: nuevas elecciones al Consell, acusaciones de desvío de dinero y presuntos tocamientos

Una auditoría que revela el desvío de dinero para el pago de gastos personales y multas que luego aparentemente es «errónea». Acusaciones en redes sociales de un ex compañero de piso a otro. Relaciones que al comienzo eran casi fraternales y ahora son fratricidas. Y unas acusaciones de presuntos tocamientos y maltrato laboral que han sido oportunamente filtradas justo antes de que se celebren las elecciones al Consell de la República, que tendrán lugar entre el 8 y el 12 de febrero.

La guerra del independentismo catalán en Bélgica registró ayer una nueva escalada cuando La Vanguardia publicó que un asesor del ex consejero de la Generalitat y candidato a la presidencia del Consell, Toni Comín, le ha denunciado ante el Parlamento Europeo por tocamientos, insinuaciones y propuestas de tríos, así como por el maltrato laboral que sufrió.

Estas acusaciones eran más o menos conocidas en Bruselas desde hace tiempo. El asesor denunciante dejó de trabajar para el líder independentista después de siete años de colaboración tras las elecciones europeas del pasado 9 de junio, en las que Comín obtuvo un escaño al que todavía no ha podido acceder porque no acudió al Congreso de los Diputados español a jurar o prometer la Constitución. Y ante su candidatura a presidir el Consell, los rumores se han convertido en esta denuncia ante el Comité Consultivo para quejas por acoso. Comín rechaza todas las acusaciones, sostiene que existe una motivación homófoba y que hay una campaña para desprestigiarle, argumento este último que ya había deslizado en anteriores capítulos de la guerra independentista.

Por ejemplo, cuando Valtonyc, con el que convivió durante años, publicó en su perfil de la red social X que Comín debía estar «alejado de cualquier organización» por la presunta desviación de dinero en la que habría incurrido. El rapero, que estuvo en el exilio hasta que prescribieron sus delitos de enaltecimiento del terrorismo, amenazas, calumnias e injurias a la Corona y que también incitó en un concierto a matar un Guardia Civil, eliminó posteriormente la publicación. Pero eso no impidió que el ex conseller lo criticase e incluso tratase de ridiculizarlo, a lo que Valtonyc respondió con una publicación todavía más dura en la que le acusó directamente que quedarse con parte de las donaciones que recibe el Consell.

José Miguel Arenas Beltrán, que es el nombre de Valtonyc, provocó de esta manera que en el independentismo bruselense y en los medios catalanes se recordase lo que en octubre reveló una auditoría de las cuentas del Consell: que Comín habría empleado más de 15.000 euros de las donaciones para gastos personas, incluidos coches de alquiler, el alquiler de un apartamento y, también, una multa de tráfico. El examen financiero apuntaba también que se habían producido retiradas injustificadas de efectivo de hasta 6.000 euros, y se recordaba que el líder independentista disponía de un suelo por ser europarlamentario durante la pasada legislatura.

Comín, sin embargo, anunció este mismo mes que todo era una confusión, y que el auditor se había equivocado al computar ciertos gastos. «El auditor, a requerimiento mío, ha hecho una nota oficial formal de rectificación donde reconoce que existe un error, y que, tal y como dije, aquellos gastos están perfectamente amparados por convenio en su totalidad», afirmó. Pero según el propio Consejo del Consell, este paso atrás se debe a que Comín presionó al auditor. «La junta considera que tiene la obligación de comunicar, por un lado, que ha tenido conocimiento de las presiones y requerimientos verbales y escritos a los que ha sido sometido el auditor, Sr. Miquel Verdaguer, con el objetivo de que modificara, a demanda, el contenido relativo a los gastos del ex vicepresidente», denunció.

Y mientras tanto, Carles Puidgemont guarda silencio público y ha evitado posicionarse. Como lo haría casi un jefe de Estado antes unas elecciones al Gobierno. Pero no deja de ser muy sintomático que no haya dado su apoyo a Comín ni se haya referido a la guerra abierta en el independentismo, lo que evidenciaría que su compañero en el exilio no goza de su apoyo, precisamente.

«Trayectoria fluctuante»

En la batalla interna por el control de la asociación parainstitucional creada en Waterloo por Puigdemont, los críticos con Comín también se han señalado que tiene «una trayectoria muy fluctuante dentro de algunos partidos hoy españolistas». Esto es, una clara alusión a su pasado en el PSC.

Hijo del político eurocomunista Alfonso Comín y nieto del dirigente carlista Jesús Comín, llegó a las filas socialistas a través de la plataforma Ciutadans pel Canvi, impulsada por Pasqual Maragall en 1999. Tras ser diputado del PSC en el Parlament en las dos legislaturas del tripartito (2003-2010) y afiliarse en 2011, Comín rompió el carné en 2014, cuando el procés partió en dos el partido.

En busca de «un gran proyecto de centroizquierda soberanista», abrazó la causa de ERC y, como miembro de la coalición Junts pel Sí [formada por Convergència y Esquerra para las elecciones autonómicas de 2015], fue nombrado consejero de Salud de la Generalitat, en 2016, por el presidente Puigdemont. Su trayectoria en las filas republicanas tampoco tuvo un final feliz, ya que en 2019 el partido de Oriol Junqueras puso fin a aquella relación tras la decisión de Comín de concurrir como número dos de Junts per Catalunya a las elecciones europeas de ese año.