Los robos de dispositivos electrónicos y entradas en domicilios denunciados en torno a los letrados y profesionales relacionados con la pareja sentimental de Isabel Ayuso han despertado extrañeza a la unidad de la Guardia Civil que investiga el asunto.
A los investigadores no termina de cuadrarles la manera en la que se ejecutó la entrada en la vivienda del arquitecto que reformó la casa que comparte la presidenta de la Comunidad de Madrid y su pareja, Alberto González Amador, no sólo por tiempos sino también por la actitud de quienes la violentan y así lo plasman en el atestado del caso, al que ha tenido acceso EL MUNDO. «Parece que buscan algo en concreto», resuelven.
Llaman la atención, asimismo, sobre sus características y la brevedad con la que se cometió, alejándolo así de las irrupciones de este tipo que se registran en domicilios objetos de estos robos. Se trata de la misma investigación que la de la irrupción en la vivienda de la abogada del novio de Ayuso, donde fue robado su Apple Macbook Air, que fue recuperado el pasado miércoles en el puerto de Algeciras en una operación en la que se detuvo a tres personas de nacionalidad marroquí.
La Policía Judicial de la Guardia Civil de Alicante se detiene en todos los ángulos de la entrada en la casa del arquitecto -de la que, contiene el atestado, se van sin nada- a partir de las imágenes que captaron las cámaras de seguridad ése día y que tiene en su poder. En ellas se observa a tres hombres vestidos de negro. Dos de ellos llevan gorras del mismo color y una bufanda para taparse la cara. El tercero tiene el rostro al descubierto y lleva barba. Los tres van con linternas.
A los investigadores no termina de cuadrarles la manera en la que se ejecuta la entrada no sólo por tiempos sino también por la actitud. «Se les observa con bastante premura , movimientos rápidos y torpes, parece que buscan algo en concreto siendo el tiempo de estancia en la vivienda demasiado breve», razonan en el atestado de la bautizada como ‘Operación Makeados’.
A continuación, analizan la huida: «Se van sin que aparentemente puedan llevar algo entre las manos». Además, también se extienden en la manera en la que acceden a la casa. «Cabe destacar la ausencia de herramientas, es decir, no se observa que porten algún tipo de herramientas en sus manos para el forzamientos de puertas o cajas fuertes como suele ser habitual (patas de cabra, mazas, radiales, etc) incluso no se observa ninguna de ellas cuando entran en la vivienda y que podrían haber utilizado para la apertura de la puerta», recoge el atestado.
La abogada de González Amador denunció el robo de su ordenador el día 12 de enero. El día 17, la letrada regresó para ampliar la denuncia después de tener conocimiento de robos posteriores en la casa del arquitecto que participó en la reforma de la casa en la que vive la pareja y de su compañero de despacho.
Además, varios desconocidos irrumpieron en la segunda residencia del fiscalista Carlos Neira, donde estuvo en Navidad y desde donde trabajó en el caso, pero no se llevaron nada dado que no conservaba ningún dispositivo informático.
La investigación arrancó y una primera parte de ella dio sus frutos el pasado miércoles con la detención de un hombre y dos mujeres de nacionalidad marroquí en el puerto de Algeciras que pretendían llegar a Tánger (Marruecos) con mercancía robada, entre ella el MacBook Air de la letrada.
Junto al ordenador había otros dispositivos, relojes, tablets, ropa y un patinete eléctrico. La investigación determina que los detenidos no son las mismas personas que entraron en la casa. Quedaron en libertad ayer tras declarar ante el juez y están imputadas por un delito contra el patrimonio. El hombre, representado por el abogado penalista de Alicante José Luis Sánchez Calvo -quien ha declinado pronunciarse sobre el asunto-, explicó en su declaración que un hombre árabe que llegó en un coche de gran cilindrada le dio el MacBook Air de la abogada y que después desapareció.
Indicó, aseguran fuentes de la investigación, que no lo conocía y que inició el viaje hacia Algeciras con intención de venderlos. Los agentes dieron con el dispositivo porque lo geolocalizaron y encuadraron los hechos en el ámbito de la delincuencia común.