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La élite económica se reúne en Davos, pero mira a Washington

Los líderes económicos se reúnen esta semana en el foro económico mundial de Davos, Suiza, pero con la mirada puesta en Washington, Estados Unidos. O en la mansión de Mar-a-Lago, en Florida. La atención del mundo entero se centra en el retorno de Donald Trump a la Casa Blanca. Cuatro años después de su derrota electoral (nunca reconocida por el presidente), y tras haber renegado muchos de ellos de su primer mandato, los CEO de las grandes empresas se abren al retorno del republicano, haciendo honor al axioma según el cual el trabajo del empresario no es tanto cambiar el mundo como adaptarse a él (y sacar un rendimiento).

Y ya se han puesto manos a la obra: no pocas empresas ya han aprovechado para unirse a las corrientes que lidera Trump y que ha dejado entrever en la sucesión de órdenes ejecutivas que ha firmado en las primeras horas de su segundo mandato. Desde las nuevas políticas de moderación de Meta, liderada por un Mark Zuckerberg –que asistió sonriente a la investidura de este lunes, junto al resto de líderes de las big tech–, hasta la salida de los seis principales bancos estadounidenses de la alianza de cero emisiones netas de Naciones Unidas, el mundo empresarial se posiciona poco a poco ante un nuevo orden.

El futuro de los intereses de los asistentes del foro y, por tanto, de la economía mundial, está en juego con el planteamiento con el que llega Trump al Despacho Oval. Por lo pronto, el cuadragésimo séptimo presidente de EE UU ha avanzado que estudia la imposición de aranceles del 25% a todas las importaciones desde México y Canadá a partir del 1 de febrero. Toda una declaración de intenciones que amenaza con extenderse a la UE y que anticipa un mundo más cerrado. Y más caro, complicando así a los banqueros centrales el último tramo de la batalla contra la inflación.

En cafés, reuniones y conferencias, los asistentes a Davos discutirán esta semana asuntos tan importantes como la desaceleración económica mundial, los retos migratorios o energéticos, o los conflictos de Gaza y Ucrania, pero en ausencia del interlocutor más importante y con la sensación de que el viaje en jet privado se podría haber sustituido por una llamada. El panel más esperado, la intervención del nuevo presidente estadounidense, será telemático. La élite de Davos verá el comienzo de la anunciada “edad de oro” de Donald Trump –y de, quizá, un nuevo orden económico–, a través de una pantalla.