Los temores más serios del primer ministro británico, el laborista Keir Starmer, se han hecho realidad en la madrugada de este viernes. El partido Reform UK, la enésima encarnación de la derecha populista del político Nigel Farage, ha vencido en la elección parcial de la circunscripción de Runcorn & Helsby y obtiene así su quinto diputado en la Cámara de los Comunes. Ha sido una larga noche, con recuento múltiple, en la que la candidata de la formación, Sara Pochin, se ha impuesto a su rival laborista por apenas seis votos de diferencia. Para entender la magnitud de esta derrota de Starmer, sin embargo, hay que recordar que hace apenas 10 meses los laboristas ganaron fácilmente ese escaño y doblaron en número de votos a Reform UK.
La irrupción del partido de Farage, por número de concejales arrebatados, ha sido especialmente dura para el Partido Conservador. Los resultados ponen en cuestión la continuidad de su líder, Kemi Badenoch, y resucitan el debate sobre cuál de los dos partidos de derecha representa hoy realmente la oposición, y si el futuro de los tories está en entredicho.
Además del escaño de diputado del condado de Runcorn & Helsby, el jueves se celebraron comicios locales en aproximadamente un tercio de Inglaterra (ni en Gales, ni en Escocia o Irlanda del Norte hubo votación). Estaban en juego más de 1.600 representantes locales y seis alcaldías. Casi 1.000 de las plazas en juego correspondían al Partido Conservador. Los cargos actuales fueron elegidos en 2021, cuando los tories, bajo el liderazgo de Boris Johnson, disfrutaban de una ola de popularidad gracias a una campaña de vacunación exitosa contra el coronavirus. La izquierda laborista apenas tenía que defender la permanencia de 300 concejales.
El recuento ha ido dibujando un panorama de triunfo para Reform UK, y una derrota sin paliativos para los dos partidos mayoritarios y tradicionales. Pero especialmente para los tories, que han visto cómo la formación de Farage les arrebataba gran parte de sus concejales.
Al final de la tarde, con 20 de los 23 Consejos Locales ya contabilizados, Reform UK se había hecho con 620 concejales. Prácticamente los mismos que había perdido el Partido Conservador, que retenía 295. De los casi 300 que tenía que defender el laborismo, había perdido ya 170.
Como en otros comicios locales, los otros grandes triunfadores habían sido el Partido Liberal-Demócrata, con 361 concejales, y los verdes, con 74.
Una derrota laborista muy especial
La elección parcial de Runcorn, llamada by-election en la jerga política británica, se puso en marcha después de que el diputado laborista de la circunscripción, Mike Amesbury, fuera condenado a 10 semanas de cárcel por derribar a puñetazos a un ciudadano en plena calle. Desde entonces, el partido de Farage ha realizado una intensa campaña en una región del noroeste de Inglaterra en declive, donde el tradicional voto de la clase trabajadora ya no estaba garantizado para el Partido Laborista.
La llegada de inmigrantes irregulares a un hotel de Runcorn, donde los alojó el Gobierno, así como los recortes llevados a cabo por los laboristas en ayudas sociales, provocaron el hartazgo de unos votantes seducidos en su día por el Brexit o por Boris Johnson, y que solo a regañadientes votaron por Starmer el año pasado. En esta ocasión, le han dado la espalda.
“El resultado de esta elección nos cuenta la gran historia de la noche, y la gran pregunta que todos nos debemos hacer es: ‘¿Supone Reform UK un enorme desafío al predominio tradicional de conservadores y laboristas en la política del Reino Unido? Creo que todos sabemos que la respuesta es que sí“, ha afirmado en la BBC el sociólogo y analista electoral John Curtice, una de las voces más prestigiosas y escuchadas cada noche electoral.
“Hemos hecho historia esta noche, y quiero dar las gracias a todos los ciudadanos valientes de Runcorn & Helsby que han puesto mi nombre en la papeleta”, ha dicho la candidata vencedora, Sarah Pochin, que ha definido a Farage como un “gran líder” que “siempre ha estado ahí para defender a su país”.
“Creo que hemos logrado suplantar al Partido Conservador como la principal fuerza de oposición al Gobierno”, ha proclamado Farage. “El mensaje que hemos recibido en lugares donde nunca ganábamos era el mismo siempre: votar a los conservadores era como votar a los laboristas”, ha celebrado desafiante al conocer la victoria de Runcorn.
“Los resultados son decepcionantes”, ha admitido Starmer a la BBC. “El mensaje que me llevo de estas elecciones es que necesitamos ir mucho más rápido y mucho más lejos en todos los cambios que la gente quiere ver”, ha dicho el primer ministro.
A pesar de que gran parte de la culpa del resultado recae en las decisiones presupuestarias de recortar las subvenciones para la factura energética de jubilados, o los beneficios sociales para discapacitados, el dirigente laborista ha defendido todas esas medidas: “Tomamos las decisiones duras, pero correctas porque habíamos heredado una economía rota (…) Gracias a esas decisiones estamos arreglando cosas como las listas de espera en la sanidad”, ha añadido.
“El duopolio de laboristas y conservadores de los últimos 100 años se ha fragmentado. Una nueva era, con cinco partidos que incluye en la cesta a Reform UK, los liberal-demócratas y los verdes, ha comenzado. Las cabezas más sabias de los dos principales partidos saben que esto no es un accidente, sino un cambio duradero en el panorama político con consecuencias impredecibles”, ha escrito Mujtaba Rahman, director para Europa del centro de pensamiento Eurasia Group.
Primera alcaldía
Por primera vez en su historia, la derecha populista de Farage, un producto impulsado por las alas del Brexit, se ha hecho con una alcaldía, la de Greater Lincolnshire. Su candidata, Andre Jenkyns, se ha proclamado vencedora. “Pulgada a pulgada, Reform UK va a devolver al Reino Unido su glorioso pasado, y Nigel Farage será un día primer ministro”, ha anunciado Jenkyns en su discurso de aceptación de los resultados.
El Partido Laborista de Starmer ha logrado retener tres de sus alcaldías (North Tyneside, West of England y Doncaster), pero han sido victorias agridulces, porque Reform UK le ha pisado los talones en las tres contiendas.
Si algo es inevitable en una noche electoral es que cada uno de los partidos en liza construya el relato de los resultados que más le convenga, por alejado o no que esté de la realidad. El Partido Conservador, cuantitativamente el gran derrotado de estos comicios municipales, se ha centrado en señalar la debilidad de Starmer, que “lleva camino de convertirse en un primer ministro de un solo mandato”.
“Estos resultados suponen un duro veredicto contra Starmer, que ha hecho que el Partido Laborista pierda un escaño que tenía prácticamente asegurado”, ha dicho un portavoz de la oposición conservadora. “Hace apenas 10 meses logró una inmensa mayoría en todo el país, incluida esta circunscripción [Runcorn & Helsby], donde su partido llegó a obtener el 52% de los votos. Sus políticas, sin embargo, han supuesto un puñetazo en la cara de los votantes de Runcorn”, ha añadido, en una clara referencia indirecta al episodio del exdiputado Amesbury y su paliza, visiblemente borracho, a un ciudadano.
El Partido Laborista apenas lleva un año en el poder y el clima de decepción y falta de entusiasmo es evidente. Los sindicatos están en guerra con un Gobierno que ha recortado las ayudas para gas y electricidad a los jubilados y que ha recortado las ayudas sociales a discapacitados y personas con bajas indefinidas por enfermedad; los votantes laboristas de las áreas más deprimidas miran cada vez más hacia la derecha populista de Farage.
A la espera de una reacción del propio Starmer a esta debacle electoral, el resurgir de Reform UK sugiere que el Gobierno laborista virará aún más hacia la derecha en asuntos como la inmigración o en su respuesta a cuestiones como el movimiento trans. Y se abrirá de nuevo el debate envenenado, en el seno del Partido Conservador, en torno a la idea de fusionarse con las fuerzas de Farage antes de ser fagocitados por ellas.