Donald Trump ha traído el caos al mercado. Sus erráticas medidas, sobre todo en material comercial, han generado tanta incertidumbre que pocos son los que se atreven a hacer pronósticos sobre el devenir futuro de los activos de inversión. Menos en el caso de China, donde el enfrentamiento está asegurado, todos los agentes del mercado están pendientes de lo que pueda ocurrir durante los 90 días de gracia decretados por el presidente estadounidense con el resto de países a los que ha amenazado con aranceles nunca vistos. Del proceso negociador dependerá la gravedad de la herida abierta por las políticas del nuevo inquilino de la Casa Blanca. Lo único que parece claro a estas alturas es que el crecimiento económico mundial este año será menor, los beneficios corporativos se resentirán y las valoraciones de las empresas cotizadas estarán sometidas a estrés.
El 2 de abril fue el autoproclamado por Trump como “día de la liberación”. Un punto de inflexión para los inversores al comprobar el alcance del órdago arancelario de EE UU. Por eso, y de forma excepcional, la encuesta de confianza del ahorrador español, que elabora trimestralmente JP Morgan Asset Management y que publica en exclusiva EL PAÍS, en esta ocasión abarca el primer cuatrimestre de 2025 para poder reflejar de una forma más exacta el impacto en el ánimo de los inversores de las políticas de la Administración estadounidense.
Y ese impacto ha sido notable. El índice no entra en terreno negativo por muy poco, pero la caída de la confianza de los ahorradores es palmaria. En concreto, el indicador cerró el cuatrimestre en una media de solo 0,22 puntos cuando al cierre del ejercicio 2024 se situaba en 2,11 puntos. Si solo se analiza la evolución en abril, el índice se pega un buen batacazo bajando a -3,5 puntos.
Este termómetro que mide la confianza de los ahorradores españoles se conforma con las respuestas de los participantes de la encuesta (1.807 entrevistas en esta oleada) a la pregunta de cómo creen que evolucionarán las Bolsas en el próximo semestre. En esta ocasión, los optimistas —aquellos que ven “probable” o muy probable” que haya subidas en los mercados— suponen el 34,1% del total, los pesimistas —conceden bastantes probabilidades a que haya caídas en las cotizaciones— suman el 32,5% de las repuestas, y los neutrales —prevén que los índices bursátiles se mantengan en sus niveles actuales— representan el 33,4%.
Activos
Aquellos que confían menos en el potencial de la renta variable justifican su pesimismo en el “proteccionismo” que se ha despertado en EE UU tras la victoria de Trump. Otro de sus argumentos son los crecientes “conflictos internacionales” que hay en el horizonte.
Teniendo en cuenta el notable debilitamiento de la confianza de los ahorradores españoles en el último mes, sus estrategias de inversión han reforzado su perfil conservador. Los depósitos, las libretas de ahorro o las cuentas remuneradas son el producto de inversión que elige el 44,7% de los encuestados para invertir en el próximo semestre. Los fondos de inversión (21,3%) y la compra directa de acciones (13,2%) son otras de las alternativas más extendida
Más cautela con la renta variable
Todos los departamentos de análisis esperaban ciertas turbulencias con el arranque del segundo mandato de Donald Trump como presidente de EE UU. Pero lo que ninguno tenía en mente es la tempestad actual que han originado sus medidas. En JP Morgan AM pensaban que sus promesas sobre rebajas de impuestos y desregulación “compensarían” el impacto negativo de su programa inmigratorio y comercial. Este equilibrio, según Lucía Gutiérrez-Mellado, su responsable de estrategia para España y Portugal, debería permitir un crecimiento económico aceptable y consolidar la tendencia alcista del mercado de valores. Sin embargo, la guerra arancelaria con Trump les ha hecho empeorar sus previsiones. Ahora esperan un crecimiento de EE UU por debajo de su tendencia. “Hay mucha incertidumbre, y si no hay acuerdos comerciales aumentará el riesgo de recesión”. Además de empeorar sus previsiones económicas, la gestora de fondos estadounidense ha cambiado la asignación de activos de las carteras: su visión de la renta variable americana pasa de sobreponderar a neutral, mientras que mejoran de infraponderar a neutral su visión de las acciones europeas. “El continente parece que está despertando”, dice Gutiérrez-Mellado. Esta visión de estrategia de inversión más cauta les lleva a elegir la deuda privada como su activo favorito a corto plazo. “Es momento para la gestión activa, pero no para aumentar las posiciones de liquidez”, concluye la estratega de JP Morgan AM.