Madrid (EFE).- La compra por Sidenor del 29,77 % del capital de Talgo está más en el aire que nunca desde la firma del preacuerdo hace dos meses y medio, una vez que el presidente del grupo de origen vasco ha instado a Renfe a revisar la multa de 116,6 millones, que los bancos exigen para firmar la renegociación de la deuda.
El cierre de la operación -que el propio lehendakari vasco, Imanol Pradales, anunció que se remataría en tres semanas- está pendiente de la negociación con los bancos acreedores (entre ellos Santander, Bankinter y Sabadell) de los 400 millones de deuda y de la estructuración de la financiación para la compra, según explican a EFE fuentes del sector.
Por su lado, fuentes del Gobierno vasco aseguran que las conversaciones siguen adelante «con discreción» aunque el proceso «lleva su tiempo». «Nada invita a pensar que no vaya adelante» pero «como es natural, tiene altibajos».
El principio de acuerdo del pasado 14 de febrero recoge la venta del 29,77 % de Talgo en manos de Trilantic y otros accionistas a cinco euros por acción (4,15 fijos y otros 0,85 euros ligados a determinados hitos financieros en 2027 y 2028) al consorcio liderado por el presidente de Sidenor, José Antonio Jainaga, en el que participan también el fondo público vasco, Finkatuz, y las fundaciones Vital y BBK.
Tras la firma de aquel documento, el presidente de Talgo, Carlos Palacio, ha dado este viernes un golpe encima de la mesa con su carta al presidente de Renfe, Álvaro Fernández Heredia, en la que le pide revisar la multa de 116,6 millones de euros por los retrasos de más de dos años en la entrega de los trenes Avril.
Aunque en un principio desde el Gobierno vasco se aseguró que las condiciones de la sanción se habían «aclarado», la petición de renegociación por parte de Palacio deja claro que este sigue siendo un escollo importante.
En la carta, el presidente de Talgo pide «abordar» la multa, porque «el escenario actual no satisface a los bancos y afecta directamente a los esquemas de financiación que estamos analizando» y podría acabar «con la historia de una empresa industrial y tecnológica española de vanguardia».
Inicialmente, Renfe ofreció no ejecutar esta sanción hasta 2031 y fraccionarla hasta en 7 años, aunque Talgo tuvo que provisionar esta cantidad en sus resultados de 2024, lo que le llevó a registrar unas pérdidas de 107,9 millones (frente a ganancias de 12,2 millones en 2023).
Impacto en la gestión de más de un año en el mercado
El fabricante lleva más de un año en una danza de ofertas reales y otras que no fructificaron que impacta en la gestión de la compañía, según fuentes del sector consultadas por EFE, que destacan que esta situación de cierta interinidad pesa tanto entre los directivos como entre los trabajadores.
La primera oferta en firme fue la presentada por el grupo húngaro Magyar Wagon, en marzo del año pasado, que lanzó una opa por la totalidad del capital, a cinco euros por acción en efectivo, lo que suponía valorar la compañía en 620 millones de euros.
El gobierno español vetó la opa húngara por razones de seguridad nacional y alegó las relaciones del grupo liderado por Andras Tombor con capital ruso.
La opción que siempre apoyó el Ejecutivo, especialmente el ministro de Transportes, Óscar Puente, fue Sidenor, aunque fuentes del sector consideran que este grupo no resuelve los problemas de capacidad industrial de Talgo.
La compañía con sede en Las Rozas (Madrid) -que prevé trasladar a Álava- acumula retrasos importantes en la fabricación de trenes, sobre todo para Renfe y para la alemana Deutsche Bahn, y tiene una cartera de pedidos superior a los 4.000 millones de euros.
Su planta principal está en Rivabellosa (Álava), con 700 trabajadores, y la factoría de Las Rozas da empleo a otras 500 personas.
Puente ha defendido en reiteradas ocasiones, que una vez garantizada la «españolidad» de Talgo con la compra de Sidenor cabe la posibilidad de dar entrada a un socio industrial.
El problema es que la polaca Pesa, propiedad del fondo público PFR, -que también mostró su interés en la compañía española e incluso avanzó su intención de lanzar una opa por el 100 %, a cinco euros por acción- quiere tener el control en caso de entrar y por el momento descarta una participación minoritaria.
La india Jupiter Wagon, que también había anunciado su intención de comprar, finalmente desistió de presentar su oferta.