Buscar

Japón interviene los precios del arroz para frenar su escalada

La inflación de un alimento básico siempre es un problema. En Japón, la del arroz se ha convertido en un asunto de Estado. El Gobierno japonés se ha visto obligado a intervenir el precio de este grano para tratar de frenar la escalada. Ante la preocupación generalizada por el encarecimiento (el importe casi se ha duplicado desde el año pasado), y con unas elecciones clave previstas para julio, el Ejecutivo nipón ha puesto en marcha un sistema para vender cuotas de las reservas nacionales de forma directa a los grandes minoristas, con la intención de rebajar a la mitad el coste para el ciudadano.

El nuevo programa, que arrancó el lunes, tiene como objetivo reducir a unos 2.000 yenes (unos 12,25 euros) el saco de 5 kilogramos de arroz para principios de junio. El coste medio del grano blanco, del que los japoneses consumen unos 54 kilos al año, ha subido de forma casi continua en los últimos meses, alcanzando la cifra récord de 4.285 yenes por 5 kilogramos (25,25 euros) a mediados de mayo, según recoge la agencia Yonhap. Esto es: el kilo está por encima de los cinco euros.

El esquema ideado por el Gobierno pretende poner en venta hasta 300.000 toneladas métricas de las reservas nacionales mediante contratos directos con los principales minoristas. Este arroz, de las cosechas de 2021 y 2022, se venderá a un precio medio antes de impuestos de 10.700 yenes (65,44 euros) por cada 60 kilos (el kilo sale a unos 1,09 euros).

Tras arrancar el lunes, el nuevo programa fue puesto en pausa en la noche del martes debido a la rápida respuesta de cerca de 70 de estos grandes minoristas, entre los que se encuentran algunos gigantes del sector, como el grupo tecnológico y de comercio electrónico Rakuten y Pan Pacific International Holdings, la empresa matriz de unas tiendas de descuento llamadas Don Quijote, muy populares en el país. Varios de ellos anunciaron su intención de vender a precios que rondan los 2.000 yenes por cinco kilos, en línea con la propuesta del Gobierno.

El ministro de Agricultura japonés, Shinjiro Koizumi, ha interpretado el interés de las empresas como una señal positiva. En declaraciones a la prensa, ha asegurado estar “muy agradecido” a los compradores de las primeras 200.000 toneladas métricas, y ha añadido que espera retomar el viernes las ventas de las restantes 100.000 toneladas métricas de arroz almacenado. La idea es que este segundo lote esté dirigido a supermercados y arroceras más pequeños.

“Continuaremos con nuestros esfuerzos para asegurarnos de que el arroz de reserva llegue a la gente que vive en zonas rurales tanto como sea posible”, ha asegurado Koizumi este miércoles en una sesión parlamentaria en la Cámara de Representantes.

La intervención de los precios ha llegado después de que las liberaciones previas de arroz de emergencia a través de subastas, realizadas a principios de este año, no lograran frenar el aumento y crecieran las críticas a la gestión del Gobierno. El zarpazo cotidiano en la cesta de los alimentos, un añadido más al endémico problema de inflación y el coste de la vida en Japón, se ha convertido en una vía de agua para el Ejecutivo que dirige, con una débil mayoría, el primer ministro Shigeru Ishiba. La economía, además, prosigue su paso renqueante, y el PIB del país retrocedió un 0,2% en el primer trimestre por la caída de las exportaciones.

Los índices de aprobación del dirigente, que salió elegido tras las elecciones del otoño pasado, se encuentran en territorio peligroso a menos de dos meses de que los japoneses acudan de nuevo a las urnas para renovar la mitad de la Cámara Alta de la Dieta (el Parlamento nipón).

El asunto del arroz marca el ritmo de la política. El actual ministro de agricultura, Koizumi, tomó posesión del cargo la semana pasada tras la dimisión de su predecesor, Taku Eto, que se vio envuelto en un escándalo por un comentario en el que aseguraba que nunca había comprado una bolsa de arroz: “Francamente, mis simpatizantes me dan bastante arroz. Tengo tanto arroz en casa que podría venderlo”, dijo en un discurso de política agrícola.

La escasez de arroz, una pieza clave de la dieta japonesa, comenzó a sentirse el verano pasado, tras el calor extremo del estío anterior, el de 2023, que perjudicó las cosechas y dio como resultado unas existencias históricamente bajas, según un informe de marzo del Departamento de Agricultura de Estados Unidos. A esto se unió un aumento imprevisto de las compras movidas por el pánico, tras una serie de tifones, un terremoto y una advertencia gubernamental de un posible seísmo a gran escala. El Ministerio de Agricultura también notó un incremento de consumo debido al elevado nivel de turistas extranjeros.