En una Gaza arrasada y sobre la que el ejército israelí ha anunciado ya un plan para conquistar y retener gran parte de su territorio, Hamás ha decidido recordar la única y menguante baza negociadora que posee: los 59 rehenes, la mayoría ya sin vida, en su poder desde el 7 de octubre de 2023. El movimiento palestino ha liberado este lunes en Jan Yunis, en el sur de la Franja, al único de esos cautivos con nacionalidad estadounidense que sigue vivo, el soldado Edan Alexander, de 21 años. Ha sido un gesto de “buena voluntad”, había dicho antes el portavoz del brazo armado del grupo, Abu Obaida, hacia el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que este martes llegará a Oriente Próximo en una primera visita a la región en este segundo mandato. Su viaje lo llevará a Arabia Saudí, Qatar y Emiratos Árabes Unidos. Sin parada en Israel.
Alexander, cuya entrega a la Cruz Roja ha tenido lugar alrededor de las 17.30 locales (una hora menos en la España peninsular), se encuentra ya en territorio israelí, según un comunicado del ejército israelí. Una primera fotografía del joven -que también tiene nacionalidad israelí- difundida por la televisión qatarí Al Jazeera lo muestra aparentemente con buen estado de salud junto a tres militantes de Hamás con el rostro cubierto y una trabajadora de la organización humanitaria.
El domingo, un alto cargo de la rama política de Hamás, Jalil al Haya, había adelantado que Hamás liberaría al soldado, uno de los alrededor de una veintena de rehenes, la mayoría hombres de entre 20 y 30 años, que siguen vivos. El resto, más de una treintena, entre ellos cuatro estadounidenses, son cadáveres. Al Haya explicó que esta es su forma de mostrar su disponibilidad a iniciar de inmediato las negociaciones para alcanzar un acuerdo final “que pare la guerra” y permita el “intercambio de prisioneros de forma consensuada [rehenes por presos palestinos en cárceles israelíes]”.
Esos dos objetivos, la liberación de los rehenes aún cautivos y el final de la guerra, eran los que preveía la segunda fase del alto el fuego que entró en vigor en Gaza en enero y que el Gobierno de Benjamín Netanyahu rompió unilateralmente el pasado 18 de marzo. Precisamente para no tener que negociar el fin de su ofensiva militar.
Su Ejecutivo había vetado totalmente a principios de ese mes la entrada de suministros de cualquier tipo en la Franja, incluidos alimentos y medicinas. Solo hasta el pasado 7 de mayo, 54 personas habían muerto allí por inanición, según fuentes sanitarias gazatíes. Los ataques que el ejército israelí retomó en marzo han matado además al menos a 2.700 palestinos. En los 19 meses de ofensiva israelí, más de 52.800 personas, la mayoría mujeres y niños, han perecido en Gaza.
La liberación del soldado Alexander, que ha sido el primer rehén entregado por Hamás desde la ruptura de esa tregua, se ha fraguado sin participación israelí, según el movimiento palestino, que la atribuye a “contactos directos” con Washington. Estados Unidos informó el domingo al Gobierno israelí de la inminente liberación del militar, precisó en un comunicado la oficina del primer ministro israelí. Netanyahu ha asegurado este lunes que esta liberación ha sido posible gracias a la presión militar de Israel y la “presión diplomática aplicada por el presidente Trump. Esa es una combinación ganadora”.
Trump había indicado este domingo, en un mensaje en su red social Truth, que las negociaciones habían tenido como mediadores a Egipto y Qatar. Esos dos Estados árabes auspiciaron las dos efímeras treguas —la que Israel rompió en marzo y la anterior, en noviembre de 2023— que ha conocido la Franja desde octubre de 2023. El presidente estadounidense expresó luego su deseo de que la entrega de Alexander “sea el primero de los pasos finales necesarios para poner fin a este brutal conflicto”.
Lo que Hamás ha definido como un gesto hacia el mandatario sucede en vísperas de la llegada de Trump a la región, una visita de alto contenido simbólico —es su primer viaje oficial al extranjero—, que no incluye una parada en Israel. Ello en un momento en el que las negociaciones de Washington con Irán sobre el programa nuclear de ese país —que Israel no ve con buenos ojos—, y el pacto de EE UU con los rebeldes hutíes en Yemen apuntan a un posible enfriamiento de la relación bilateral con la Administración de Netanyahu. Ese pacto con los milicianos yemeníes no ha sentado bien en Israel, fundamentalmente porque no menciona el cese de los ataques de esos rebeldes contra su territorio.
Con la liberación del rehén ya confirmada, el primer ministro israelí había negado este lunes por la mañana que esta sea el preludio de un algo el fuego en Gaza. Su oficina ha asegurado más tarde que Israel enviará una delegación negociadora a Doha, la capital qatarí, para iniciar conversaciones indirectas con Hamás con vistas a conseguir una tregua que permita aplicar “el esquema previsto para la liberación de rehenes” antes “de la escalada de los combates”, en probable alusión a la ruptura del alto en fuego de marzo. Ese anuncio se ha hecho público después de que Netanyahu se reuniera con el enviado especial de la Casa Blanca para Oriente Próximo, Steve Witkoff, y con el embajador de EE UU en Israel, Mike Huckabee.
Encuentro con Trump
Edan Alexander fue capturado el 7 de octubre de 2023, a los 19 años, en un puesto militar cercano a Gaza, donde se encontraba haciendo el servicio militar. Ese día, militantes de Hamás irrumpieron en territorio israelí, mataron a unas 1.200 personas y secuestraron a 251. Nacido en Tel Aviv pero criado en Nueva Jersey, este recluta ni siquiera residía en Israel. Era lo que se conoce como un “soldado solitario”, un joven que viaja al país para cumplir con el servicio militar obligatorio. En su caso, en la brigada Golani.
La entrega de este joven, que había aparecido en dos vídeos de Hamás, se ha efectuado sin cámaras y sin una ceremonia propagandística como las que el grupo escenificó para entregar a la Cruz Roja a otros rehenes -en algunos casos, sus ataúdes- en ocasiones anteriores. Así lo hizo al liberar a varios de los 38 rehenes que devolvió a Israel durante la tregua a la que Israel puso fin.
Sin ceremonias ni escenarios, la liberación ha seguido luego el protocolo habitual. La Cruz Roja ha trasladado al soldado a un punto de encuentro con el ejército israelí dentro de la Franja, antes de que los militares lo condujeran a la base de Re’im, junto a la frontera de Gaza, pero ya en territorio israelí. Allí lo esperaban sus familiares, incluida su madre, que había volado desde Estados Unidos para acogerlo. También el enviado especial de Trump, Steve Witkoff.
Los medios israelíes informaron después de que el militar será trasladado en helicóptero al hospital Ichilov de Tel Aviv, donde se le someterá a un chequeo médico. De acuerdo con Haaretz, si su estado de salud se lo permite, Alexander viajará a Qatar esta semana para reunirse en persona con Trump.
Mientras, el foro que agrupa a la mayoría de las familias de los rehenes ha asegurado este lunes en un comunicado que esta liberación es la prueba de “cómo un liderazgo determinado puede conseguir resultados”. El 2 de mayo, el primer ministro israelí había atizado los temores de estas familias de que la liberación de los secuestrados sea una cuestión secundaria para su Gobierno, al afirmar que el retorno de los rehenes era una “tarea muy importante”, pero supeditaba al objetivo fundamental de Israel en Gaza: una victoria total sobre Hamás.
Decenas de familiares han marchado este lunes hasta un edificio en Tel Aviv de la Embajada de Estados Unidos, cuya sede principal Trump trasladó a Jerusalén en 2018. En sus carteles, se leía “In Trump, we trust” (Confiamos en Trump). Esa frase emula al lema oficial de EE UU “In God, we trust” (Confiamos en Dios).