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Gerundios en Canarias

Actualizado Lunes,
27
enero
2025

00:08

Sánchez le ha dado a Illa instrucciones para no liar más la madeja, vale decir no encabronar todavía más a Junts. Fueron estos los artífices del vapuleo que sufrió el Gobierno en el Congreso, pese a lo cual nadie en las filas del sanchismo se ha atrevido a vulnerar el mandamiento «no tomarás su santo nombre en vano», razón por la que el nombre del principal causante era cuidadosamente omitido en el relato, fuera cual fuese su rango o graduación.

Ayer, clausuraba el congreso del PSOE canario que reeligió a Ángel Víctor Torres como secretario general, donde se viene a demostrar que todo en el sanchismo es vicio. Haber tenido a este tipo al frente durante cuatro años sin haberse arrepentido es la prueba de que todo en la organización, desde la cúpula a la puta base está a juego. Torres demostró que intelectualmente está en la onda de Fray Gerundio de Campazas, alias Zotes, inolvidable personaje del padre Isla. Dirigiéndose a Sánchez le transmitió «el unísono reconocimiento de todos los presentes». Aquí quería decir unánime, pero en el fondo qué más da. En otro momento volvió a brillar con deslumbrante esplendor al descalificar a la derecha, sin incluir en ella a los de Puigdemont, que probablemente en su opinión son de centro-izquierda, atribuyéndoles la derrota del ómnibus, «porque lo único que les preocupa es infringir una derrota al Gobierno». Debió decir ‘infligir’, pero como ya está dicho: «¿a él qué más le da?» Esto seguramente se lo había copiado a Marichús Montero, que había preguntado antes: «¿Por qué votan que no? Pues única y exclusivamente para infringir una derrota electoral en el Congreso de los Diputados»

Pedro Sánchez pertenece a la misma escuela de pensamiento que su edecán canario y su vicepresidenta primera; por algo se declaró admirador incondicional suyo y lo elogió diciendo que «es un político ejemplar», apreciación muy razonable aunque no tan ejemplar como su hermano o su parienta. El primero por razón de sangre, la segunda por motivos conyugales, al fin y al cabo, el presidente le pidió matrimonio a Bego, no a Ángel Víctor, aunque esta posibilidad habría sido muy bien vista en el ámbito de la izquierda. anunció que iba a cargar el frente ultraderechista del PP y Vox que impidió junto a Junts convalidar el decreto-ómnibus que tumbó «la coalición negacionista» llamó al frente, pero sin citar a Junts para nada. ¿Cómo puede llamar coalición negacionista a ninguna alianza política el tipo que acuñó el lema «no es no. Qué parte del no no han entendido?»

Hubo más dislates, claro, como el arrogarse la condición de igualdad entre hombres y mujeres, la eliminación de la discriminación salarial por razón de sexo. Esta chuminada se la ha debido de copiar a Yolanda que la profirió hace tres o cuatro años. Ese asunto lo había resuelto Rafael Calvo Ortega, ministro de Trabajo de Suárez al hacer aprobar el Estatuto de los Trabajadores hace 45 años (Ley 8/1980 de 10 de marzo, artículo 17). «Cuando no había democracia, a las mujeres no se les permitía estudiar», sentenció y uno comprendió al punto la razón que asistía a Zapatero al contar que se cruzó con una señora preñadísima y que ella le dijo: «Gracias en nombre de todas».