Estados Unidos es el primer accionista del Fondo Monetario Internacional (FMI). El miércoles, su secretario del Tesoro, Scott Bessent, arremetió contra la labor del organismo y lo que considera excesiva preocupación por cuestiones sociales, climáticas y de género y le pidió que se centrase en su misión de estabilidad financiera. Este jueves, la directora gerente del FMI, recogió el guante. Kristalina Georgieva se muestra abierta a incorporar las preocupaciones manifestadas por el Gobierno de Donald Trump. Al tiempo, insta a los países a eliminar rápidamente la incertidumbre sobre los aranceles y la guerra comercial declarada por Estados Unidos y que está frenando la economía mundial.
En la rueda de prensa que dio en Washington para presentar la agenda global del organismo, Georgieva cerró su intervención inicial refiriéndose a las palabras de Bessent de la víspera. Subrayó que Estados Unidos no solo es el primer accionista del Fondo, sino también el país que acoge la sede de la organización y dijo que mantendrá conversaciones acerca de las preocupaciones manifestadas por Bessent. El secretario del Tesoro se mostró duro con las dos instituciones de Bretton Woods: “Debemos reconectar al FMI y al Banco Mundial con sus misiones fundacionales. El FMI y el Banco Mundial tienen un valor duradero, pero su misión se ha desviado de su rumbo”, dijo.
Bessent también criticó al Banco Mundial por prestar dinero a China como país en desarrollo, lo que considera “absurdo”. Igualmente, pidió que el organismo se abra a financiar proyectos de energías fósiles cuando sean más baratas que las renovables. Al FMI le pidió ser más exigente con las reformas a cambio de los rescates.
“Ha planteado una serie de cuestiones y prioridades importantes para la institución que espero debatir con las autoridades de Estados Unidos y con el conjunto de los miembros”, afirmó Georgieva, que, sin embargo, trató de defenderse de algunos ataques, como del que acusa al Fondo de dedicar excesiva atención al cambio climático.
La directora gerente argumentó que solo lo hacía en función de sus implicaciones para la estabilidad financiera y macroeconómica. “Por ejemplo, los países del Caribe, que se ven azotados regularmente por fenómenos meteorológicos extremos, están muy preocupados por ello, como es lógico. Y se preguntan: ¿cómo podemos ser más resilientes ante estas crisis?”, dijo. “La gente cree que tenemos expertos en clima. No es así. Ese no es nuestro trabajo”, señaló. El Fondo sí lanzó una línea de crédito vinculada a la sostenibilidad, pero Georgieva señaló que es muy pequeña en comparación con su volumen general.
Incertidumbre comercial
Georgieva también abordó la incertidumbre generada por la guerra comercial declarada por Trump, que ha inquietado a los inversores de todo el mundo, ha provocado una fuerte volatilidad en los mercados y está lastrando la economía. Aseguró que entre los miembros del FMI el sentimiento que ha percibido es de “ansiedad”.
“La primera prioridad, y más urgente, es que los países trabajen de manera constructiva para resolver las tensiones comerciales lo antes posible, preservando la apertura y eliminando la incertidumbre”, señaló Georgieva. “Es esencial que los principales actores alcancen un acuerdo en materia de política comercial, y les instamos a que lo hagan rápidamente, ya que la incertidumbre tiene un coste muy elevado. No puedo insistir lo suficiente en que, sin certidumbre, las empresas no invierten, los hogares prefieren ahorrar en lugar de gastar, lo que debilita aún más las perspectivas de un crecimiento ya de por sí frágil”, argumentó la directora gerente al FMI.
Durante esta semana, la directora gerente del FMI ha advertido de que si no se despeja la incertidumbre ni se llegan a acuerdos comerciales, aumentaría el riesgo de una recesión global, que hoy por hoy no es el escenario de referencia que contemplan los economistas del organismo internacional. Las nuevas previsiones apuntan a un crecimiento mundial del 2,8%, el más bajo desde la pandemia, tras una rebaja de medio punto, pero advierten de que predominan los riesgos a la baja. Georgieva defendió este jueves sus previsiones, que son por lo general mucho más optimistas que las de los servicios de estudios privados.
Más allá del frente comercial, Georgieva también instó a los países a que aborden los desequilibrios que alimentan muchas de las tensiones entre las principales economías. “Algunos países, como China, deben actuar para impulsar el consumo privado y adoptar una transición hacia los servicios. Otros, como Estados Unidos, deben reducir sus déficits fiscales. Y en Europa, es hora de completar el mercado único, la unión bancaria y la unión de los mercados de capitales, eliminando las barreras internas al comercio intracomunitario. Hay que hacerlo. Todos los países deben aprovechar este momento para reducir sus barreras comerciales, tanto arancelarias como no arancelarias”, insistió.
La economista búlgara subrayó además la importancia de preservar la independencia de los bancos centrales. Lo hizo en un contexto en que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no deja de presionar al de la Reserva Federal, Jerome Powell, para que baje los tipos de interés. Trump y su equipo han llegado incluso a sostener que estaban estudiando destituirle, pese a que la ley lo impide. Eso acentuó el castigo a la Bolsa, los bonos y la divisa estadounidenses y Trump tuvo que recular parcialmente y asegurar que no tiene la intención de despedirlo.
Elogios a Argentina
La directora gerente del FMI alabó en la rueda de prensa a Argentina, a la que el Fondo ha concedido un multimillonario rescate a cambio de sus reformas. “Argentina ha demostrado que esta vez es diferente”, dijo. “Esta vez hay determinación para enderezar la economía de manera sólida. Se pasó de un alto déficit a un superávit, de una inflación de dos dígitos a una cifra que en febrero bajó del 3%; de una pobreza superior al 50% a una actual de alrededor del 37%. Sigue siendo muy alta, pero está descendiendo. El Estado se está retirando de donde no debe estar, para permitir mayor dinamismo del sector privado”, añadió.
“Vimos que cuando se anunció el programa, el impacto inmediato en los mercados fue positivo”, señaló Georgieva. “Domésticamente, el país tendrá elecciones, como saben, en octubre, y es fundamental que no descarrile la voluntad de cambio. Hasta ahora no vemos que ese riesgo se materialice, pero insto a Argentina a mantener el rumbo”, advirtió.