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España y el librillo de la resistencia contra el muro de Países Bajos

Hubo un momento en la ida de los cuartos de la Nations League en Róterdam en el que Luis de la Fuente parecía desesperado: agitaba los brazos tratando de bajar las pulsaciones de su equipo, todavía con 1-1, pese a que habían marcado antes. El gesto recordó al de Rodri en los octavos de la Eurocopa. Georgia se había adelantado y el centrocampista se paró unos segundos con la pelota y pidió calma. España había perdido el hilo del juego, como le sucedió el jueves contra Países Bajos, a quien recibe esta noche en Mestalla para dirimir el pase a la final four (20.45, La1). Ninguna selección ha llevado tanto al límite a la Roja, nadie le ha exigido recurrir tanto a su reserva de resistencia desde la derrota en Glasgow, la única en competición con De la Fuente.

Desde aquella dolorosa noche de hace dos años que estuvo cerca de descarrilar el proyecto del nuevo seleccionador nada más empezar, España nunca se había visto tantos minutos por detrás en el marcador como en Róterdam. Y el jueves solo escapó cuando se vio con un futbolista más por la expulsión de Hato. En los 24 partidos de competición con el riojano en el banquillo, ha ido perdiendo 164 minutos de 2.220 (sin añadidos), el 7% del tiempo. La mitad (83) fueron en aquel resbalón inicial de Glasgow después del que la selección enderezó un rumbo que no ha perdido. Desde entonces, solo ha ido por detrás en el marcador 81 minutos, el 4% del tiempo, y 47 fueron contra Países Bajos.

Ronald Koeman, su seleccionador, cree que podrían haber sacado más: “Podíamos haber hecho más daño, sobre todo con Gakpo por la izquierda, pero atacamos demasiado por la banda derecha”, dijo. “Tuvimos muy pocos momentos malos en el partido. No hubo periodos largos en los que jugáramos mal. Fue bastante bueno poder mostrar esto contra un rival así”.

El sofocón de Róterdam supuso para De la Fuente recordar una vieja lección que no quiere perder de vista: “Demuestra que no hay rival fácil, y que cuesta muchísimo ganar”, dijo este sábado. “Es una lección que teníamos aprendida ya hace tiempo, pero de vez en cuando está bien que alguien te lo recuerde”.

Desde aquel 28 de marzo de 2023 en Hampden Park, la selección siempre había recobrado muy pronto el hilo de su juego. Contra Georgia, Rodri, después de mandar parar, solo tardó 21 minutos en empatar. Unos días más tarde, en la semifinal contra Francia, Lamine Yamal igualó el partido solo 13 minutos después del gol de Kolo Muani. El jueves contra Países Bajos, sin Rodri, fue diferente: España braceaba sin volver a hacer pie. Mientras buscaba el apoyo, resistía, desarrollando una especie de mantra que expuso el seleccionador en su debut contra Noruega en Málaga.

La lección de Noruega

Tres días antes de perder en Glasgow, España se adelantó en el minuto 13, y en la segunda parte una Noruega sin Haaland acumuló ocasiones para empatar. Sorloth desperdició la más clara en el 80 mientras Joselu se preparaba para entrar al campo. Sustituyó a Morata en el 81 y marcó en el 83 y en el 85. Tras la victoria, De la Fuente contó qué frase escogería esa noche para su perfil de WhatsApp: “Muy fácil: nada en la vida se consigue sin esfuerzo”, dijo sin pensarlo. “A mí el sufrimiento no me da miedo. Mi vida ha sido un constante sufrimiento. Lo entiendo como una parte inherente al deporte. No tiene un tono peyorativo. Esfuerzo, esfuerzo… Nada en la vida se consigue sin esfuerzo”.

Año y medio más tarde, la víspera de la final de la Eurocopa en Berlín, el seleccionador señaló el mismo ingrediente que en su debut: “Lo más importante… Me siento orgulloso de estos futbolistas, de la manera que hemos llegado hasta esta final, de cómo hemos recorrido el camino, de los partidos tan complicados que hemos tenido que jugar, de que nos acostumbremos a que no hay logro sin sufrimiento”, dijo.

Tal vez el punto en el que la selección se vio más cerca de quedar fuera de la ruta hacia la final fue en los cuartos contra Alemania: “El peor momento, además de la lesión de Pedri, fue el gol de Alemania en el minuto 89″, explicó De la Fuente sobre el 1-1 in extremis de Florian Wirtz. “Ha habido que aguantar un impacto duro y ser capaces de soportar ese momento de hundimiento que es normal cuando creías que tenías la victoria agarrada. Pero eso también nos enseña que ni en el fútbol ni en la vida nada es fácil. Hay que seguir trabajando y no bajar los brazos nunca, y seguir andando entre golpe y golpe”.

Aquella noche en Stuttgart Mikel Merino sacó del lío a la selección con un cabezazo en los últimos segundos de la prórroga. Había entrado desde el banquillo. Como Oyarzabal para anotar el 2-1 en la final después del palo del empate de Palmer cuando más ocasiones tenía España. Como Joselu para acertar en el 88 con el 2-1 contra Italia en la semifinal de la pasada Nations. Como otra vez Merino el jueves en Róterdam para aliviar a la Roja en el 93 del mal rato al que le sometió Países Bajos, el peor en dos años.