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España y Chile, países pioneros en la celebración del Día Internacional del Libro

Alicia García de Francisco |

Madrid (EFE).- El Día Internacional del Libro se celebra el 23 de abril desde 1995 porque la Unesco quiso, en principio, elegir la fecha en la que fallecieron Cervantes, Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega, aunque esta celebración se remonta a comienzos del siglo XX en países como España y Chile, que fueron sus pioneros.

La conmemoración alcanzó mayor importancia desde que la Unesco estableciera el 23 de abril para celebrarla, aunque las razones que le llevaron a hacerlo no eran las correctas.

Ni Cervantes ni Shakespeare murieron el 23 de abril de 1616. El español falleció el 22 y fue enterrado el 23, mientras que la diferencia de fechas es aún mayor con el inglés, ya que en aquella época Inglaterra se regía por el calendario juliano, por lo que en realidad su muerte se produjo un 3 de mayo.

Una mujer lee un libro junto a la ventana en su casa. EFE/Kiko Delgado

Sí falleció ese 23 de abril el Inca Garcilaso de la Vega y en esa fecha de años muy posteriores nacieron otros autores importantes como Vladimir Nabokov, Josep Pla o Manuel Mejía Vallejo.

Pero antes de que la Unesco estableciera el Día Internacional del Libro y de los Derechos de Autor -con el objetivo de «promover el placer por la lectura»-, hubo países que comenzaron a celebrarlo desde mucho antes.

España y Chile, los aventajados

El 6 de febrero de 1926, el rey Alfonso XIII aprobó y firmó el Real Decreto por el que se estipulaba que el 7 de octubre de todos los años se conmemoraría el nacimiento de Miguel de Cervantes con una fiesta dedicada al libro español, como recuerda la Biblioteca Nacional de España.

Pero pronto surgió la polémica sobre el día elegido porque algunos consideraban más apropiado usar la fecha del fallecimiento, que estaba comprobada documentalmente en el 23 de abril -luego se comprobaría que en realidad murió una jornada antes de lo que se creía-, en primavera, más adecuada para celebraciones que el otoño.

Así que en 1930 se trasladó la llamada Fiesta del Libro al 23 de abril, lo que provocó que las novedades literarias comenzaran a publicarse en torno a esa fecha y que se organizaran firmas de libros por parte de los autores más relevantes.

Otro de los países más tempraneros en celebrar la lectura fue Chile, que en 1927 instituyó el Día del Libro en el 29 de noviembre, fecha del nacimiento del venezolano Andrés Bello, que se trasladó a tierras chilenas, donde publicó obras de gramática con el objetivo de reinventar la ortografía.

Con el paso de los años esa fecha fue cayendo en desuso en favor del 23 de abril acordado internacionalmente.

Otras fechas en Uruguay, Paraguay, Reino Unido o Irlanda

No fueron los únicos países que se adelantaron a la decisión de la Unesco y que ya dedicaban un día al Libro.

Es el caso de Uruguay, que en 1940 estableció el 26 de mayo como Día Nacional del Libro en referencia al aniversario de la creación en 1816 de la Biblioteca Nacional de Uruguay, la primera pública del país.

Un día «para homenajear al libro, singular protagonista de la cultura de nuestro tiempo», que ha permitido «preservar la cultura de los pueblos, acumular y transmitir los saberes construidos a través de las generaciones», como señala la biblioteca en su web.

Y si en Uruguay se sigue celebrando esta festividad en mayo, en Paraguay lo hacen el 25 de junio desde 1980, en conmemoración de la fecha en la que el historiador Ruy Díaz de Guzmán concluyó la escritura manuscrita de su obra ‘Anales del descubrimiento, población y conquistas del Río de la Plata’, considerado el primer libro paraguayo.

En Reino Unido e Irlanda también se desmarcan de la corriente general y lo celebran el primer jueves de marzo, con el añadido de que fue el entonces primer ministro británico, Tony Blair, el que lanzó la iniciativa en 1998, tres años después de la decisión de la Unesco.

Una celebración que se centra en la infancia con el objetivo de elevar el nivel de comprensión lectora de los más pequeños.
Pero sea el 23 de abril o cualquier otra fecha, lo importante, como recuerda la Unesco, es «rendir un homenaje mundial a los libros» y «fomentar el acceso a ellos».