La irradiación del ejercicio del poder de cualquier presidente de Estados Unidos es siempre alta, pero todavía lo es más la de un Donald Trump que, junto a sus correligionarios y de acuerdo con la opinión de los expertos, quiere interferir desde el primer día en el orden político mundial. Y este es un Trump evolucionado; un Trump 2.0 más «vengativo» y con un «proyecto más agresivo, autoritario y antidemocrático«. Así lo define Steven Forti, historiador y autor de Democracias en extinción (Akal, 2024).
Es un Trump, por otra parte, inserto en «una ola de extrema derecha mundial inaugurada por su primer mandato», entre 2017 y 2021, apunta Marga Ferré, presidenta de Transform Europe. Mucho se ha escrito sobre él y sobre uno de sus principales puntos de lanza, Elon Musk. El empresario, dueño de grandes compañías como SpaceX, Neuralink o Tesla, ha demostrado una clara voluntad de intervenir en la conformación del tablero político internacional. Para muestra, su apuesta y apoyo sin tapujos a la líder de extrema derecha alemana Alice Weidel contra lo que denominan «virus woke».
Trump cogió el bastón de mando estadounidense el 20 de enero y su investidura se convirtió en un cónclave de la oligarquía tecnológica —a la que Pedro Sánchez ha bautizado como «tecnocasta«— y de la extrema derecha a nivel mundial. De ese segundo grupo participó Santiago Abascal.
El presidente de Vox fue la única representación española —por supuesto, no oficial— en la cita. España también fue noticia porque Trump la ubicó en los BRICS, un foro de países con economías emergentes. Como con el saludo brazo en alto de Musk, mucho se ha especulado acerca de si lo hicieron deliberadamente o si lo primero fue una confusión y lo segundo, una sobreinterpretación de la prensa.
En cualquier caso, cabe preguntarse qué lugar ocupa España dentro de la cabeza del nuevo presidente de Estados Unidos, qué efectos puede tener su vuelta a la Casa Blanca en nuestra política y nuestra economía y cómo puede ser la evolución que experimente la relación entre ambos países.
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Efectos políticos a corto, medio y largo plazo
Ferré señala que la vuelta de Trump —y la llegada de otros actores internacionales, como Milei— significa, a su vez, «la vuelta a una narrativa violenta de los grandes imperios que quieren dominar el mundo». Y eso conlleva el aumento de la agresividad en los discursos de la extrema derecha. Ahí hace una apreciación. No se refiere solo a los discursos de las figuras políticas de extrema derecha, sino que uno de los efectos más perjudiciales es su bajada de los púlpitos a las calles. De la moqueta, al asfalto. Esto es, que la narrativa de extrema derecha tiene la capacidad de permear y luchar por la hegemonía en muchos sectores de la sociedad.
Marga Ferré, sobre la vuelta de Trump: «También significa la vuelta a una narrativa violenta de los grandes imperios que quieren dominar el mundo»
Es algo que entronca con una perspectiva que aporta, también en conversación con Público, Javier Carbonell. El profesor de Ciencia Política y director adjunto del think tank Future Policy Lab explica que ese viraje en los discursos puede llevar a algunas formaciones de izquierdas a rebajar algunos posicionamientos para tratar de encajar en los nuevos consensos sociales.
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Steven Forti, por su parte, señala los que para él son los dos riesgos más relevantes en los que incurren la Unión Europea y España con la llegada de Trump. Por una parte, su ataque frontal al proyecto europeo —algo que dialoga con la nueva guerra entre imperios de la que habla Ferré— y, por otra, la aparición en la escena política de Musk como todo un «caballo de Troya«.
De acuerdo con el historiador, el universo Trump puede jugar un papel de destruir Europa desde dentro a través del apoyo político y económico a actores euroescépticos o que creen en una Unión Europea que se reduzca «a una simple confederación de Estados» sin proyecto político común. La colonización por parte de Musk de una de las redes sociales más importantes —convertida, ahora, en un «vertedero de desinformación, cultura del odio y difusión de narrativas extremistas»—, su acceso a sectores estratégicos de relevancia máxima a través de sus empresas o su apoyo a formaciones de extrema derecha como Alternativa por Alemania son los distintos elementos que componen ese caballo de Troya.
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Para Steven Forti, Trump y Musk pueden actuar como un caballo de Troya que aspire a destruir Europa desde dentro
Las siguientes preguntas son casi obligadas. ¿Gana Vox peso específico con todo esto? ¿Es esperable que Musk lleve a cabo una estrategia parecida con Abascal a la que está ejecutando con Alice Weidel en los meses y semanas previos a las elecciones alemanas? «Desde luego, gana peso específico», resume Forti, que añade que, en España, es Vox quien tiene «conexión directa con el trumpismo«. Para él, no está claro si eso va a tener una repercusión electoral, pero sí que considera que los de Abascal ganarán enteros «en las relaciones internacionales y en un ámbito que les interesa particularmente, Iberoamérica«.
En cuanto a la posibilidad de un crecimiento electoral de Vox, Carbonell la ve posible, aunque depende de otros muchos factores. De todos modos, la victoria de un candidato de extrema derecha en una potencia como lo es Estados Unidos siempre es un factor de riesgo por el «efecto contagio«. En la actualidad, hay una «noción de momentum» en la extrema derecha. Además, se ha estudiado que «existen muchos votantes de extrema derecha que no expresan su voto por el estigma que pesa sobre él». Con la victoria de Trump, muchas personas pueden ver validada esa opinión, algo que puede tener una repercusión en las urnas. En cualquier caso, parece claro que el gran damnificado en esos términos sería el Partido Popular.
Carbonell, para rematar, añade un último efecto a largo plazo. «Es relevante el hecho de que los sectores más jóvenes de la población se están criando en un momento en el que votar a Trump ya es plenamente normal» y, por lo tanto, pueden dejar de percibir como una amenaza ese tipo de posturas extremas.
Carbonell apunta el riesgo que representa que muchos jóvenes se críen en un momento en el que «votar a Trump ya es normal»
Los tres expertos, de todas formas, coinciden en que hay un alto grado de imprevisibilidad. Ferré encuentra «una grieta» en los planes de Trump. «Es tan agresiva y obvia la propuesta que hacen, que igual no tiene el efecto deseado«, sugiere.
Economía: de los aranceles, a la inversión en Defensa
Durante la campaña electoral, Trump no ha parado de repetir su idea de establecer duros aranceles para los productos llegados desde la Unión Europea. También a los de China. En ese caso, de hasta un 10%. Un estudio que realizó el banco BBVA de los posibles efectos de la acción del nuevo presidente de EEUU en la economía española prevé que el impacto directo será «limitado«, aunque el indirecto puede ser mayor, habida cuenta de la vulnerabilidad de otros socios comerciales relevantes.
En cualquier caso, señala los sectores de las semimanufacturas, los bienes de equipo y la alimentación como los que pueden tener más problemas, especialmente si se terminan aplicando esos aranceles con los que amenaza Trump.
El marco económico general en el que se mueve este Trump 2.0, tal y como explica Forti, es el de que las importaciones a EEUU no superen las exportaciones en una relación de uno a uno con el resto de actores comerciales. Eso supone una especial ofensiva contra China, pero aplica también para la UE.
Por otra parte, es importante no perder de vista la cuestión del gasto en materia de Defensa. Esta misma semana, Trump ha exigido, en el foro de Davos, a los países de la UE que aumenten un 5% el gasto militar. Es una perspectiva que apoya Kaja Kallas, la nueva jefa de diplomacia de la unión. El propio presidente estadounidense ha calificado de «muy baja» la aportación de España a la OTAN, una organización de la que ha amenazado con sacar a EEUU en varias ocasiones. Ese es un movimiento que tendría una repercusión drástica a nivel de Defensa para España, aunque por el momento no ha pasado de ser una amenaza.
Los aranceles y el gasto en materia de Defensa son dos de los elementos más delicados para España
Más allá de eso, la postura de Trump con respecto a Marruecos y los territorios ocupados del Sáhara Occidental también es delicada para sus relaciones internacionales con España. En su primer mandato, Trump no tuvo reparos en respaldar la posición de Mohamed VI. Después, lo hizo también Biden y, ahora, es de esperar una continuidad de nuevo por parte de Trump.
Es un elemento más, como la salida de EEUU del Acuerdo de París, que complica las cosas entre el país norteamericano y España. Sánchez, presidente de uno de los últimos reductos de izquierdas de entre las potencias europeas, se ha postulado para liderar la lucha contra la «tecnocasta de Silicon Valley» y, a la vez, ha reiterado que «España es un socio fiable«. En ese fino alambre entre la confrontación y la cautela se mueven, en estos momentos, las relaciones diplomáticas entre ambos estados.