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En la Bolsa no me valoran: por qué Minor, Corporación Alba y Catalana de Occidente se van del parqué

En lo que va de año tres compañías cotizadas (Minor, Corporación Alba y Catalana de Occidente) han decidido poner fin a su andadura en el mercado de acciones. Los principales accionistas de estas firmas han lanzado ofertas públicas de adquisición (opas) para excluir estos valores de la Bolsa. Se trata del grupo hotelero tailandés Minor, que deja al mercado sin un representante en el sector turístico (la antigua NH Hoteles); la familia March, que pone fin a varias décadas de cotización de su firma de inversión, Corporación Alba, y la familia Serra, fundadora de Catalana de Occidente (actualmente Occident), también quiere abandonar el parqué.

La retirada de compañías del mercado, lamentablemente, no se ve compensada con la incorporación de nuevos valores que aumenten la oferta de posibilidades de diversificación para el inversor. Esta tendencia de compra de los accionistas mayoritarios del porcentaje de capital que está cotizando (free float) y su posterior exclusión de la cotización tiene visos de continuar, según los expertos. Y es que, si cotizar a diario en Bolsa tiene sus ventajas en financiación, publicidad y credibilidad, también tiene sus inconvenientes. Estar fuera de la negociación diaria simplifica la estructura accionarial, evita costes y regulaciones asociadas a ella, y permite reestructurar la empresa sin presiones del mercado.

Juan José Fernández-Figares, director de Gestión IICs en Link Securities, apunta a varios motivos para explicar la marcha de las empresas. “Si las compañías no van a ser activas en lo que a la captación de recursos de capital (financiación) se refiere, entiendo que estar en Bolsa no les compense, con todo lo que ello conlleva por el escrutinio y exigencias de los reguladores y la presión de los inversores”. Y añade: “También está el tema de la liquidez, que se ha secado en las Bolsas españolas, en muchos casos por falta de seguimiento de las compañías más pequeñas por parte de los analistas —en ello la directiva europea Mifid 2 tiene mucha responsabilidad—, lo que hace complicado financiarte en el parqué a precios atractivos”. “Es una pena que estén saliendo de nuestra Bolsa muchas más empresas de las que comienzan a cotizar”, concluye.

La pérdida de liquidez ha sido una constante en las Bolsas europeas durante los últimos años, y afecta, principalmente, a los valores medianos y pequeños. Los volúmenes de negociación han caído con fuerza en todos los parqués. Mucho dinero europeo ha ido a los mercados estadounidenses para aprovechar el tirón de las grandes tecnológicas. También la gestión pasiva es responsable de la pérdida de interés hacia las compañías menos capitalizadas. El crecimiento de los fondos cotizados de gestión pasiva que replican la marcha de los índices deja fuera del radar de la inversión a numerosos valores que, por su tamaño, no forman parte de estos indicadores. Esto ha provocado que las subidas del mercado de los últimos años se hayan concentrado en los grandes títulos, mientras los pequeños y medianos cotizan con importantes descuentos.

La falta de negocio en las Bolsas provoca que muchas de estas acciones se encuentren infravaloradas. Sus precios no recogen el valor real de la compañía y esto invita a los grandes propietarios a sacarlas del mercado. Gonzalo Sánchez, gestor independiente, apunta que desde que en 2019 empezó la regulación Mifid se ha destruido mucho análisis en toda Europa, al diferenciar lo que cobran los intermediarios por realizar la operación de compraventa (corretaje) y el análisis. “Hay pequeñas y medianas compañías como Iberpapel o Miquel y Costas que nadie analiza. Son empresas deprimidas, olvidadas. La tentación de los dueños es la de comprar su propia empresa a 70 sabiendo que vale 100. Están comprando su propio negocio —que conocen perfectamente— a precios muy atractivos. Si cotizas tan lejos de tu valor, ¿qué mejor inversión que comprarlo?”. Este experto aventura que firmas como Dominion o Cie Automotive podrían también coger la puerta de salida al no reflejar sus precios en Bolsa su valor real.

Otro de los aspectos que empujan a abandonar la Bolsa son los numerosos requisitos (información, transparencia, sostenibilidad) y costes que las cotizadas deben cumplir frente al propio mercado y a los supervisores. Exigencias que se ahorran fuera de la cotización. Las grandes compañías cuentan con más recursos para cubrirlos y en las pequeñas puede ser un gasto relevante. Roberto Scholtes, jefe de Estrategia de Singular Bank, apunta a tres motivos que explican la marcha de algunas empresas: “Las Bolsas no reconocen el valor de las compañías y los dueños prefieren sacarlas y tener el control. Eso, además, facilita futuras operaciones corporativas. También sacar la compañía de la Bolsa evita muchos costes, unidos a las exigencias de comunicación del mercado y de los supervisores. Deben contar con departamentos de relaciones con inversores, vigilar la información privilegiada, sobredimensionar el departamento financiero y legal, y realizar reuniones con analistas.

Ofertas parciales

La drástica decisión de retirar a la empresa de Bolsa suele venir precedida de opas parciales, como el caso de Minor. El pasado año se produjeron dos ofertas parciales. La realizada sobre FCC por parte del propietario mexicano Carlos Slim, que logró comprar el 4,5% del capital, aunque pretendía llegar al 7%, pagando 12,5 euros por acción. Posteriormente, amortizó este capital, lo que implica aumentar su porcentaje de propiedad, que supera el 84%, directamente y a través de su empresa familiar Control de Capitales.

La dueña de Prosegur, Helena Revoredo, lanzó una oferta sobre el 15% del capital, a un precio de 1,83 euros por acción, aunque finalmente logró 13,23%, con lo que su participación total se elevó hasta el 73,13%. Esta oferta se fraguó cuando la cotización de Prosegur había alcanzado los mínimos en 20 años, de 1,36 euros.

El pequeño inversor suele salir perjudicado de estas ofertas si los dueños aprovechan unos precios deprimidos en la acción. Si no aceptan acudir a una opa de exclusión porque consideran que el precio es bajo, se quedan en un singular limbo, en una compañía en la que no pueden vender fácilmente las acciones. Así, muchas veces se ven obligados a acudir a la oferta para evitarlo.

Aunque también los fondos de inversión suelen discrepar de las ofertas lanzadas por los propietarios. Ante la opa del clan Serra sobre Occident a 50 euros por acción, Julián Pascual, presidente y gestor de renta variable de Buy & Hold, lanzaba un duro mensaje: “La familia Serra ha actuado de forma inteligente lanzando una opa de exclusión por Grupo Catalana Occidente (GCO), dada la clamorosa infravaloración de la empresa durante los últimos años. Aunque el precio supone una prima del 18% sobre el cierre del día anterior y es un máximo histórico absoluto, pensamos que no es un precio justo. 50 euros por acción supone un PER de nueve veces sobre los beneficios de 2024, cuando la media histórica de los últimos 20 años (2004-2024) ha sido de 11,5 veces. Igualmente, el precio es equivalente a una vez su valor en libros frente a la media histórica de 1,6 veces”.