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El término ‘genocidio’ a lo largo de la historia: de su definición…


Protesta en Londres contra la venta de armas a Israel – Europa Press/Contacto/Vuk Valcic

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La primera condena por genocidio se dictó en 1998, contra un alcalde ruandés

MADRID, 20 May. (EUROPA PRESS) –

El término ‘genocidio’ se acuñó a mediados del siglo XX para describir en la Europa de posguerra los abusos perpetrados por la Alemania nazi sobre comunidades específicas, en particular los judíos. Ocho décadas después, la amenaza sigue siendo palpable pero la mera palabra ha terminado convertida en objeto de debate en contextos como la invasión rusa sobre Ucrania o la ofensiva militar israelí en la Franja de Gaza.

El término se debe al abogado polaco Raphael Lemkin, que en 1944 unió el prefijo griego ‘genos’ –raza o tribu– con el sufijo latino ‘cidio’ –muerte– para dar nombre a los abusos perpetrados por la Alemania nazi.

La Asamblea General de la ONU adoptó la palabra en 1946 pero no fue hasta dos años más tarde, en 1948, con la aprobación de la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, que entró en vigor en 1951, cuando llegó el verdadero punto de inflexión en materia de consenso global.

En dicho tratado, suscrito por más de 150 países –entre ellos Rusia e Israel– se establecen como genocidio actos perpetrados «con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso».

Incluye la «matanza», pero también lesiones graves a la integridad física o mental, el sometimiento a condiciones extremas que pongan en riesgo la supervivencia, las medidas destinadas a impedir nacimientos, y el traslado por la fuerza de niños.

El genocidio figura dentro del Estatuto de Roma, piedra angular del Tribunal Penal Internacional (TPI), pero a lo largo de las últimas décadas se ha demostrado la complicación jurídica de acreditar la efectiva comisión de este delito, más allá de las categorizaciones de índole política.

La definición establece por un lado que debe haber una acción pero también una intención. Esta segunda variable es la más difícil de demostrar, ya que requiere tener pruebas de que los autores preveían el extermino del grupo y no, por ejemplo, una dispersión.

PRIMERA CONDENA POR GENOCIDIO

La primera condena por genocidio data de 1998, cuando el tribunal creado ‘ex profeso’ para revisar los abusos perpetrados en Ruanda contra los tutsis declaró culpable a Jean-Paul Akayesu, exalcalde de una comuna ruandesa, de un total de 15 delitos.

El genocidio de Ruanda, que se saldó con unas 800.000 víctimas mortales, es uno de los pocos casos de consenso en la utilización del término a nivel global. A día de hoy, por ejemplo, Turquía no duda en cargar contra cualquiera que lo esgrima para aludir a la matanza de armenios perpetrada en 1945 por el Imperio Otomano.

Otro debate reciente llegó a cuenta de la represión ejercida por las Fuerzas Armadas birmanas contra la minoría rohingya en el año 2018. Los investigadores de la ONU detectaron «intenciones genocidas» en esta campaña militar, que provocó la huida de cientos de miles de personas a Bangladesh.

El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, sí ha utilizado la palabra genocidio para describir parte de las atrocidades perpetradas por las fuerzas rusas, un alegato que incluso ha elevado a la Corte Internacional de Justicia (CIJ).

Hasta este mismo tribunal ha llegado otra causa promovida por una batería de países contra Israel al entender que este país puede estar violando la Convención contra el Genocidio. El tribunal ya ha dictaminado en medidas provisionales que las autoridades de Israel deben al menos tomar medidas para impedir un posible genocidio.