Buscar

El sector de componentes del automóvil busca subirse al bum militar europeo

En ninguna guerra se ha comenzado construyendo fábricas desde cero para dar respuesta al esfuerzo bélico del país en cuestión. Lo normal es tirar de la industria ya presente y, en el caso de España, si se dice la palabra industria, esta normalmente va seguida del automóvil. Si bien aún es un tema que está en una fase inicial, ya hay fabricantes españoles de componentes del automóvil como la vasca Teknia que están interesados en hacer elementos o piezas para la industria de defensa, aprovechando la necesidad de Europa de rearmarse ante la amenaza rusa y el alejamiento de Estados Unidos. “Estamos valorando con mucho interés las oportunidades que pueda brindar la industria de la defensa. Mientras la defensa o el sector aeroespacial han sido considerados sectores estratégicos en Europa, la automoción no lo ha sido. Y debido a la actual situación de la automoción en Europa, con caídas en los volúmenes de vehículos fabricados ante el exceso de regulación, estamos obligados a buscar todas las formas de garantizar la viabilidad de nuestras instalaciones productivas en Europa”, asegura Teknia a CincoDías.

Distintas fuentes consultadas por este periódico señalan que es un tema aún un poco verde en el ámbito industrial español, pero es algo que ya se comenta en los pasillos. Esta misma semana, Sernauto, la patronal nacional de fabricantes de componentes para automoción, celebró un evento en el que salió a colación la posibilidad de que las empresas del sector viren hacia la defensa. “Hay un tema que cada vez nos está llegando más, incluso desde el ministerio de Industria, que es la posible relación que tengamos con defensa. ¿Por qué los vehículos que se usan en defensa tienen que tener proveedores fuera de España? Si todo el mundo conociéramos cuáles son las necesidades y tuviéramos clara esa autonomía estratégica, quizá tendríamos un programa de demanda sobre vehículos e incluso más allá, ya que dentro de la demanda de defensa hay tecnología, procesos o la utilización de plantas con una baja actividad”, indicó Cecilia Medina, gerente de innovación y talento de Sernauto.

Precisamente esa baja actividad a la que se refiere Medina es un asunto que está afectando de lleno al motor. Las ventas de vehículos de pasajeros en Europa —que es a donde van a parar la inmensa mayoría de los vehículos made in Spain— ascendieron a unas 12,58 millones de unidades en 2024, incluyendo Reino Unido, según datos de ACEA, la patronal europea de automovilísticas. Esto supone un 18% por debajo de las 15,34 millones de entregas registradas en 2019. Si una fábrica produce una media de 300.000 unidades anuales —depende mucho de la planta en cuestión. En España hay factorías de medio millón y otras de 100.000—, podría decirse que las ventas de coches desde el inicio de la pandemia han caído el equivalente a la producción de nueve plantas de coches. Y eso por no contar toda la cadena de valor que depende de dichas fábricas.

Adolfo Becerril, socio responsable del sector privado de Defensa, Seguridad y Aerospacio en EY España, considera que la situación presenta “una oportunidad única” para que la industria automotriz española transfiera sus recursos y capacidades al sector de defensa. “Las fábricas de automoción, con tecnologías de producción avanzadas, personal técnico altamente cualificado y maquinaria versátil, están bien posicionadas para adaptarse a la producción militar. Además, su experiencia en ingeniería y diseño industrial es altamente aplicable a proyectos de defensa. La amplia red de proveedores en la automoción también puede ser aprovechada para mejorar la eficiencia en la defensa”, indica Becerril ante las preguntas de este medio.

En el caso concreto de Teknia, la compañía vasca cree que encajarían bien en la industria de defensa sus capacidades productivas en tecnologías como el conformado de tubo, la estampación, la inyección de aluminio y de plástico o el mecanizado. “De ahí que estemos explorando oportunidades en este ámbito. Así como se ha dejado languidecer a la industria de la automoción, esperamos que no ocurra lo mismo con la defensa”, remata este fabricante de componentes.

La reconversión industrial alemana

Uno de los grandes dramas que afrontó el año pasado la principal economía europea fue la dura negociación entre los sindicatos y el grupo Volkswagen para aligerar la estructura y los costes de la automovilística en Alemania. Si bien se logró evitar el cierre de plantas —un fantasma que sobrevoló las negociaciones entre las partes en todo momento—, el consorcio acordó con los representantes de los trabajadores un recorte de plantilla de 35.000 personas y una reducción de su capacidad de producción anual de 734.000 unidades hasta 2030. En ese contexto, apareció en escena el gigante armamentístico Rheinmetall —compañía que se ha disparado en Bolsa un 125% en lo que va de año—, que ve con buenos ojos la compra de la fábrica de Volkswagen en Osnabrück. El consejero delegado de Rheinmetall, Armin Papperger, dijo este mes en declaraciones recogidas por Reuters que esta fábrica alemana sería “muy adecuada” para la producción armamentística.

A su vez, el periódico británico Financial Times publicó a finales de enero que el fabricante alemán de radares de defensa Hensoldt está en conversaciones con Bosch y Continental para contratar a unos 200 ingenieros que podían ser despedidos por el estancamiento del automóvil en Europa. La propia Rheinmetall acordó el año pasado contratar a cientos de ingenieros de Continental para cubrir las vacantes que le van surgiendo en este momento de auge de la industria de defensa en Europa.

“Aunque en España la reconversión se manifiesta en casos puntuales, las experiencias de otros países demuestran su viabilidad. La discusión sobre esta alternativa ha evolucionado, y el éxito dependerá de cómo se articulen los proyectos concretos, los apoyos financieros disponibles y la gestión de posibles resistencias locales”, comenta en este sentido Becerril, quien asegura que a pesar de que la reconversión del sector de componentes de automoción hacia la defensa presenta desafíos, estos pueden superarse “con un enfoque constructivo”.

“Las barreras tecnológicas y de certificación, aunque requieren inversiones y tiempo, pueden ser abordadas mediante acuerdos de transferencia de tecnología y colaboración con empresas del sector de defensa. Aunque el volumen de producción en defensa es menor, esto presenta una oportunidad para que las empresas automotrices diversifiquen su producción y exploren nuevos mercados. Los procesos de contratación, aunque complejos, pueden ser optimizados con el apoyo de consorcios y asociaciones estratégicas. Además, la necesidad de inversión puede mitigarse a través de incentivos gubernamentales y programas de financiación específicos”, argumenta.

En España, si bien no hay ninguna marca automovilística que haya manifestado interés en destinar parte de su actividad industrial al ámbito de la defensa, el país cuenta con plantas como la de Iveco en Madrid que hace vehículos logísticos destinados a uso militar. Este fabricante de camiones posee una rama específica de negocio, llamada Iveco Defence, que produce en Italia vehículos pensados para el combate. Otro ejemplo está en Pontevedra, donde Urovesa fabrica los vehículos todoterreno Vamtac que usa el ejército español.