El uso inadecuado de la tecnología ya afecta de forma transversal a todas las problemáticas de la infancia y la adolescencia. Así lo ha demostrado un nuevo estudio elaborado por la Fundación de Ayuda a Niños/as y Adolescentes en Riesgo (ANAR) y presentado en la mañana de este martes desde su sede en Madrid. La investigación deja claro el rol que la vida digital tiene en problemas graves relacionados con violencia y salud mental. Por ejemplo, la tecnología jugó un papel clave en el 77% de los casos de violencia de género entre menores españoles que estuvieron en contacto con la fundación. Además, los datos también apuntan a que el 55% de los niños y adolescentes con problemas donde la tecnología está implicada no recibieron ningún tipo de atención o tratamiento psicológico.
El informe analiza 11.164 casos atendidos a través de las Líneas de Ayuda ANAR entre junio de 2023 y junio de 2024, un servicio que funciona por teléfono y chat las 24 horas del día todos los días del año. En el 56% de estos casos, el uso inadecuado de las tecnologías estuvo implicado en el origen o agravamiento del problema que motivó la consulta. Benjamín Ballesteros, director técnico y portavoz de la Fundación, remarcó la idea de que la tecnología “ya está presente en todos los aspectos de la vida de los niños y los adolescentes en España”. También añadió que “el mensaje es claro: cada vez hay más sufrimiento vinculado al uso inadecuado de la tecnología y, en muchas ocasiones, ese sufrimiento está silenciado”.
Las mujeres fueron las que más recurrieron a las líneas de ayuda: seis de cada diez llamadas las han hecho ellas. La edad más frecuente en la que empiezan a manifestarse los problemas son los 14 años, en la mayoría de los casos dentro de hogares fragmentados, familias con un solo progenitor o en custodia compartida. El estudio también refleja un bajo rendimiento académico en más del 60% de los casos, sobre todo en casos donde el problema fue la adicción tecnológica y el sexting no consentido.
En los casos de ideación o intento de suicidio, la tecnología ha estado muy presente en el 62% de los casos. Diana Díaz, directora de las Líneas de Ayuda ANAR, enfatizó en que la “conducta suicida está presente en todos los tipos de problemáticas vinculadas con las tecnologías”. Y agregó: “Nos estamos encontrando con menores de edad que viven situaciones extremas en soledad, sin atención profesional, sin una supervisión en el uso adecuado de la tecnología y sin saber como pedir ayuda”.
En algunos de estos casos, las problemáticas que enfrentan los menores son nuevas, es decir, que antes no existían y han sido posibilitados por el alcance total que estas herramientas tienen hoy en la vida de los más jóvenes. Es el caso del ciberacoso, la adicción a la tecnología, el acoso escolar, el grooming y el sexting no consentido. Pero en otros casos son problemas más tradicionales que se refuerzan o se potencian por el mal uso, sobre todo, de las redes sociales. Entre las problemáticas donde ANAR detectó un mayor impacto están, por ejemplo, la pornografía y la prostitución, con el 87% de los casos. Díaz explicó que ahora los contenidos pornográficos están “hasta en los stickers de WhatsApp”. Y que plataformas como OnlyFans, a pesar de contar con controles de edad, se han convertido en un canal en donde algunas adolescentes ven la oportunidad de conseguir dinero fácil a cambio de enviar contenido erótico a desconocidos.
Además, varias de estas problemáticas se relacionan entre sí. Por ejemplo, en el 65% de los casos de ciberacoso también hay acosos escolares; o en el 42% de los casos de sexting no consentido hay también ciberacoso o grooming. Más del 65% de los niños y adolescentes que se enfrentan a estos problemas pasan más de un año sufriendo antes de pedir ayuda, cuando logran hacerlo.
Al final del estudio, se sugiere una lista de 100 recomendaciones para que las familias, los centros escolares, las empresas digitales y hasta los propios niños y adolescentes puedan afrontar estos problemas. “Los derechos de la infancia también deben protegerse en el entorno online”, señaló Sonsoles Bartolomé, directora jurídica de las Líneas de Ayuda ANAR, durante la presentación. Entre las sugerencias se destaca la necesidad de que las familias establezcan normas claras sobre el uso de la tecnología, refuercen la comunicación y acompañen activamente la vida digital de los menores. También proponen formar a los profesores en competencias digitales actualizadas y que las empresas tecnológicas adopten un foque ético que proteja a los niños en entornos virtuales. Sobre todo en la implementación de canales de denuncia y ayudas más ágiles, como botones de pánico en aplicaciones que permitan reportar situaciones de acoso o peligro de forma rápida y efectiva.