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El color y la composición de las obras influyen en las emociones del…

   La investigación ha analizado las reacciones de 127 personas en 125 obras de la colección

   MADRID, 7 Abr. (EUROPA PRESS) –

   Un estudio del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Quirónsalud y la Universidad Rey Juan Carlos han concluido que el color y la composición de las obras influyen en las emociones del espectador, de acuerdo con los resultados del proyecto ‘Emociones a través del arte’, una investigación iniciada en mayo de 2024 que une el arte, la salud y la educación.

   El estudio, según las entidades participantes, tiene como objetivo descubrir e identificar las emociones inconscientes que producen las obras de arte en las personas que las observan y explorar los beneficios para la salud. Además, responde a la necesidad de comprender el impacto del arte en las personas.

   Las investigadoras Ana Reyes, profesora titular en la Universidad Rey Juan Carlos, y Rebeca Antolín, doctora en Ciencias de la Información, han estudiado a lo largo de ocho semanas a un grupo de 127 participantes (67% de mujeres, 31% de hombres y un 2% de personas de otro género) con edades comprendidas entre los 18 y 65 años.

    En un laboratorio controlado han identificado las emociones predominantes que producen 125 obras de arte que abarcan las principales épocas y estilos presentes de las colecciones Thyssen Bornemisza y Carmen Thyssen. De esta manera, se ha demostrado que los tonos cálidos y las composiciones equilibradas tienden a generar emociones positivas, mientras que los contrastes de luces y sombras suelen intensificar el impacto emocional.

    Por ejemplo, ‘La Cena de Emaús’ (h. 1633-1639), de Matthias Stom, genera un interés contemplativo y reflexivo mientras que obras como ‘El violinista alegre con un vaso de vino’ (h. 1624), de Gerard van Honthorst, evocan emociones más dinámicas y activas, destacando la diversidad de respuestas emocionales ante diferentes estilos y contenidos artísticos.

    Además, el estudio revela que algunas pinturas generan exclusivamente emociones positivas, mientras que otras provocan únicamente emociones negativas. Estos hallazgos sugieren que las características visuales específicas de una obra no solo dirigen la atención del espectador, sino que también desempeñan un papel crucial en la generación de respuestas emocionales, tanto conscientes como inconscientes.

   Las investigadoras han empleado el uso de equipos neurocientíficos como el eye-tracking -que recoge los movimientos oculares para identificar qué elementos de una obra captan más la atención del espectador-, el reconocimiento facial -que mediante una cámara ha recogido y decodificado las expresiones faciales mediante algoritmos-, y la respuesta psico-galvánica de la piel (GSR) -que detecta la actividad electrodérmica de la piel permitiendo identificar los estados de activación que se produce al experimentar una emoción-.

   Durante la investigación se han recopilado 9.525 estímulos biométricos (tres métricas por obra por participante), complementados con 3.175 autoinformes basados en el modelo circumplejo de Plutchik (25 por participante). Esta extensa base de datos de 12.700 métricas ha capturado tanto las activaciones fisiológicas como las percepciones conscientes. La metodología combinada ha permitido analizar y proporcionar una comprensión profunda de las emociones detallando que ciertos elementos de las obras, como los rostros humanos en las pinturas, atraen la mirada con mayor rapidez y establecen una mayor conexión emocional con el espectador.

   A partir de los datos obtenidos, se ha desarrollado una experiencia visual interactiva única, centrada en la percepción individual de cada espectador, que permite explorar qué emociones despiertan las obras. Esta iniciativa invita a descubrir y comprender el impacto del arte en las emociones desde una perspectiva personal, y también propone un proceso de autoconocimiento vinculado con la salud y el bienestar.