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El cisma en Cepyme anticipa un futuro convulso en CEOE

De 466 votos, 246 para Ángela de Miguel y 216 para Gerardo Cuerva. 53% de los votos frente al 46%. La estrecha diferencia entre los dos contendientes en las elecciones de Cepyme cristaliza una idea que flotaba en el mundo empresarial y que ahora toma forma: una parte de la patronal está dividida y la contestación al presidente de CEOE, Antonio Garamendi, ha sido mayor de lo que algunos esperaban. La escasa ventaja con la que ha ganado De Miguel, la candidata respaldada por Garamendi, es interpretada por algunas fuentes empresariales como un aval para que Cuerva —que recibió el apoyo de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, durante la campaña— mantenga su pelea e incluso baraje plantar cara en las elecciones que la gran patronal tiene previsto celebrar a finales de 2026.

Pero el traslado del resultado de la votación de este martes a unos comicios en CEOE no es automático. El propio Garamendi lo explicaba este martes, tras conocer la victoria de De Miguel: “En Cepyme la correlación de votos es muy diferente a la representatividad”, explicaba el presidente de CEOE, quien apuntaba que el diseño del Comité Ejecutivo de la nueva presidenta de Cepyme es el que mejor ilustra su respaldo. En ese órgano están representados la inmensa mayoría de los territorios y casi todos los sectores. Al menos, todos los importantes, que son los que concentran una buena parte del voto en las elecciones de CEOE. Además, desde el entorno de Garamendi interpretan que la gestión de seis años de Cuerva no le ha bastado para revalidar el cargo.

Aunque Cuerva haya aceptado pública y deportivamente la derrota, no parece que vaya a retirarse. De hecho, nada más conocer el resultado electoral, en conversación informal con los medios de comunicación, defendió que seguirá siendo miembro de Cepyme. Añadió que analizará los resultados, reflexionará y tomará las decisiones con la “cabeza fría”. “Soy muy inquieto y no me voy a quedar quieto”, declaró, apostillando a continuación que sigue “creyendo en las organizaciones empresariales”.

De sus palabras se desprende que aún no ha tomado la decisión de si seguir su lucha patronal desde el interior de CEOE-Cepyme o desde fuera. Dijo no poder obviar la sensibilidad en favor de la gestión que él representa, manifestada por un 46% de los electores. Pero todo este planteamiento no cerraría la puerta a un proyecto alternativo fuera de CEOE, que podría ser respaldado por parte de quienes le han votado y coinciden con Cuerva en que CEOE quiere una Cepyme sumisa que no luche por la pequeña y mediana empresa.

En contra de la posibilidad de articular una alternativa fuera de las principales organizaciones patronales está lo defendido por Cuerva hasta la fecha. Durante la campaña ha manifestado reiteradamente que el combate a favor de la pyme debía darse dentro de CEOE. “Como me enseñó uno de mis mayores del mundo asociativo, las patadas se pegan dentro del quiosco. Esto quiere decir que no me vale decir: ‘No me gusta esta asociación, así que me salgo fuera y creo otra’. El mundo asociativo no se construye así“, dijo en una entrevista en EL PAÍS.

Sea cual sea la decisión final, si la batalla interna se mantiene se producirá en un momento delicado para la representatividad de las pymes, abierta en canal por el papel que el Gobierno está concediendo a la catalana Pimec, integrada en Conpymes. El Ministerio de Trabajo ha incluido a Pimec en el CES y en la Comisión Consultiva Nacional de Convenios. Este último movimiento desató críticas furibundas desde CEOE y Cepyme, y sendas demandas en los tribunales contra esta decisión. Tanto el entorno de Garamendi como Cuerva se han culpado el uno al otro de facilitar que Conpymes gane espacio, dado el golpe a la unidad empresarial que ambos atribuyen al otro.

La preocupación de Garamendi por la situación es palpable. El presidente de CEOE —que votó en las elecciones de este martes ejerciendo su voto por la patronal del metal (Confemetal)— hizo referencia al papel de Cepyme dentro de CEOE y al papel de otras patronales: “La política no nos va a romper”, aseguró antes de votar, citando a ATA, Cepyme y CEOE. “Es donde está la representatividad de las empresas españolas, donde siempre ha estado. Eso la política no lo va a cambiar”, añadió.

Futuras elecciones en CEOE

El año que viene se celebrarán elecciones en CEOE, a las que podrá concurrir Garamendi tras eliminar la limitación de mandatos en 2023, una decisión que irritó a parte de la patronal. Podrá presentarse a un tercer periodo, tras imponerse en las últimas elecciones con el 83% de los votos frente a Virginia Guinda.

Distintas fuentes patronales han venido sosteniendo que el movimiento de Garamendi en Cepyme, promoviendo la candidatura de De Miguel, responde a que Cuerva pretendía optar a su puesto al frente de CEOE. Otras voces empresariales, sin embargo, aseguran que la presidencia de CEOE no era el objetivo de Cuerva y que sin la maniobra de Garamendi nunca habría aspirado al liderazgo de la principal patronal. De haber vencido este martes, la mayoría daba por hecho que daría la batalla por el liderazgo de la principal patronal el próximo año. Ha perdido, pero por un margen tan estrecho que pocos se atreven a descartar esa posibilidad.