Guillermo Martínez |
Alcalá de Henares, 24 mar (EFE).- Cuando era pequeño y paseaba por el campo con sus padres, Óscar Sanisidro llevaba una pequeña libreta en la que pintaba en acuarelas los animales que encontraba; ahora, con 42 años, este biólogo del área de Ecología en la Universidad de Alcalá (UAH) es uno de los ilustradores más reconocidos de animales de la prehistoria en España.
Se crió entre pinceles, lienzos y caballetes. Años después vendría su especialización en paleontología. “Cuando te dedicas a esto, imaginarte cómo era un animal que vivió hace millones de años es algo casi innato”, afirma a EFE desde el Museo Arqueológico y Paleontológico de la Comunidad de Madrid.
Mientras cursaba Biología en Valencia, quiso dejar salir esa vena artística que siempre le acompañó. “Empecé a llamar a las puertas de profesores por si a alguno le hacía falta alguna ilustración, hasta que uno me dijo que sí y le dibujé unos lagartos para una publicación que preparaba”, relata.
En 2019, Sanisidro fue galardonado con el premio Lanzendorf-National Geographic Paleoart Prize, uno de los reconocimientos a nivel mundial en este campo, que le entregaron el congreso de la Sociedad de Paleontología de Vertebrados, que tuvo lugar en Brisbane (Australia).
Cómo reconstruir un dinosaurio
Sanisidro es consciente de la fascinación que provoca llegar a un museo y observar un esqueleto completo de dinosaurio. En cambio, a la hora de excavar en el campo, los huesos aparecen rotos y fragmentados.
“El primer paso para lograr su imagen es recomponerlos, como si se tratara de un puzle. En casos excepcionales aparece un esqueleto completo, y estos son los que utilizamos para completar aquellos más parciales”, añade el experto.
Como si se tratara de una disección a la inversa, el trabajo finaliza con la reconstrucción muscular del animal. “Se dice rápido, pero para ello se necesitan conocimientos sobre anatomía e información sobre el árbol de familia del animal que reconstruyes”, apunta. Se trata de una fase que ocupa algo más de la mitad del tiempo de todo el proceso de dibujo.
Analizar las plumas para conocer los colores
Para lograr los colores exactos del animal, Sanisidro señala que, por ejemplo, en China han aparecido dinosaurios del jurásico, hace unos 80 millones de años: “Aparecieron los fósiles, pero también sus tejidos blandos, como las plumas, que no eran exclusivas de las aves”.
Desde hace 15 años se desarrolla la paleontología molecular, que analiza los restos de estos animales y dan pistas sobre su color. “Otros investigadores han llegado a reconstruir el color de los huevos de dinosaurio. Es una rama del conocimiento nueva y muy emocionante que se abre”, sostiene el docente universitario.
Aparte de todo esto, en las plumas también aparecen melanosomas, unos orgánulos que las dan color. Según su tamaño, orientación y forma pueden llegar a trazar una relación entre las que poseen los pájaros actuales y lo extrapolan a los fósiles.
En el caso de los mamíferos la hazaña se torna algo más difícil. Sanisidro explica que la única información con la que cuentan actualmente es a través de las pinturas rupestres. “Es muy escasa y nos perdemos gran parte del árbol de la vida de ese animal, pero es con lo que contamos por ahora”, comenta.
La tecnología también ha ayudado a que las recreaciones sean más precisas. Este investigador utiliza programas de modelado tridimensional que le ayudan a asegurarse de que el dibujo será el correcto en cuanto a proporciones e iluminación, por ejemplo.
Los yacimientos como atractivo turístico
Las ilustraciones son un hobby para Sanisidro, pues la mayor parte de su tiempo la dedica a la enseñanza en la UAH. Su labor le ha llevado a visitar decenas de yacimientos paleontológicos repartidos a lo largo de todo el país ya que España cuenta con algunos de los yacimientos visitables más importantes del mundo, subraya.
Según defiende, se trata de un patrimonio localizado en zonas “que han sido un poco dejadas de lado, del interior, despobladas”. Por ello, considera que explotar aún más estos yacimientos podría revitalizar estos lugares.
“Es la excusa perfecta para atraer turismo, como ya hacen en Soria, Burgos o Cuenca. Todavía se puede hacer mucho más y tenemos el patrimonio suficiente para continuar estando a la cabeza de Europa en este ámbito”, finaliza.