Isabel Laguna I
Cádiz (EFE).- Cerca de 4.000 personas llevan semanas a bordo de un crucero en Cádiz, pero no de vacaciones, si no trabajando en la reforma de una de estas gigantescas ciudades flotantes de entretenimiento que ofrecen desde un tobogán seco de 10 pisos de altura a una pista de hielo, jardines y hasta una pista de atletismo.
El astillero de Navantia de Cádiz, un referente en la reparación de cruceros, trabaja desde el pasado 24 de febrero en la reinvención del «Allure of the Seas», de Royal Caribbean, y que, durante 42 días, permanecerá en este dique, sometido a una profunda reforma en la que la compañía ha invertido cien millones de euros.
En la reforma, que entre otros trabajos ha sumado 111 camarotes nuevos, participan 2.300 trabajadores de contratas de la compañía, de 81 países diferentes, a los que se suman los entre 300 y 500 que aporta Navantia y sus auxiliares, y los 1.200 tripulantes del barco, que permanecen en él.
Diez semanas en las que este barco de 17 pisos, 362 metros de eslora, 225.700 toneladas de peso, diseñado para que 7.000 personas pasen juntas una semana de vacaciones con todo tipo de entretenimientos recorriendo el Mediterráneo o el Caribe, se convierte en un incesante ir y venir de operarios, maquinarias y materiales.
Para realizar esta reforma Navantia y Royal Caribbean mantienen reuniones desde un año antes para diseñar y preparar el trabajo con el objetivo de que la obra cumpla minuciosamente su plazo. De hecho, se ha aprovechado hasta la última travesía sin pasajeros, desde Barcelona al dique de Navantia de Cádiz, para comenzar las demoliciones.
Astilleros, gran aliado
«Antes de un año ya estamos trabajando con otras empresas, hay mucha ingeniería que trabajar», explica hoy Carlos Torres, jefe de la obra de Navantia.
Navantia se encarga especialmente de trabajos de estructuras, acero, andamiaje, pintura y demoliciones, una parte de los muchas que se han emprendido en el barco, que tiene 15 años, lo que se considera la mitad de la vida de un crucero de estas características.
«Los astilleros de Cádiz son nuestro gran aliado», apunta Klaus Meisel, uno de los responsables de la obra de Royal Carribean, una compañía que lleva años acudiendo a este astillero para poner a punto sus cruceros.
El próximo 7 de abril el nuevo «Allure of the Seas» dejará el dique seco y partirá rumbo a Barcelona, para comenzar su oferta de siete noches en el Mediterráneo con paradas en Francia, Italia y Palma de Mallorca. En invierno su oferta se traslada desde Miami al Caribe.
Además, sus 7.000 pasajeros disfrutarán de todo tipo de entretenimientos, incluidas 5 piscinas y 16 jacuzzis y una oferta gastronómica «que incluye más de 35 formas de comer y beber», según la compañía.
La Unidad de Reparaciones de Navantia Bahía de Cádiz reparó en 2024 más de 70 barcos, entre los que se incluyeron 18 cruceros.
En ese año, esta actividad supuso más de dos millones de horas de trabajo, con una media diaria de más de 800 empleados de empresas colaboradoras.