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Corea del Sur elige este martes presidente para poner fin a la peor…

Con una polarización y división nacional marcada, Lee Jae Myung parte como principal favorito para ganar la contienda

MADRID, 2 Jun. (EUROPA PRESS) –

Más de 50 millones de personas acudirán este martes a las urnas en Corea del Sur para votar en el marco de unas elecciones presidenciales anticipadas propiciadas por la que es ya la peor crisis política en décadas, y que alcanzó su punto más álgido el pasado mes de diciembre con la aprobación de la polémica ley marcial.

Esta nueva cita electoral es vista por muchos como una posibilidad de romper el bloqueo institucional derivado de la dicotomía que representa contar con un Parlamento controlado por la oposición frente a una jefatura de Estado de signo político contrario. Es precisamente este ‘impasse’ el que supone una de las grandes preocupaciones del electorado surcoreano, que teme un debilitamiento del país en un momento de grandes desafíos internacionales.

Con el objetivo de restablecer al fin la calma tras el torbellino político desatado por el expresidente Yoon Suk Yeol, que se ha convertido en el segundo jefe de Estado en ser destituido del cargo y hace frente ahora a cargos por insurrección y abuso de poder, estas elecciones presidenciales concentran toda la tensión devenida durante los últimos meses.

Inés Arco, investigadora del CIDOB especializada en Asia Oriental y política china, ha alertado de que la situación «ha hecho visibles unas fracturas internas significativas» en el seno del gubernamental Partido del Poder Popular (PPP), lo que «pone en tela de juicio los fundamentos de la formación».

«Se sabe que hay facciones y divisiones internas en muchos casos relacionadas con la función de Yoon. Hay una parte del partido que lo sigue apoyando y lo apoyó durante la moción de destitución, mientras que otra parte quiere marcar distancia», ha explicado en declaraciones a Europa Press.

Así, ha indicado que ese es el «principal reto» del candidato conservador, Kim Moon Soo, que según las encuestas de intención de voto se encuentra en segundo lugar, con el 36 por ciento de los apoyos, por detrás del opositor Lee Jae Myung, del Partido Demócrata de Corea y con un 45 por ciento de los respaldos.

Esta distancia entre los principales favoritos para ganar la contienda se explica, según Arco, debido a la controvertida figura de Yoon y al «lastre» que supone para el PPP, a pesar de que un gran sector de la población sigue apoyando al expresidente, al que consideran víctima de un entramado político para impulsar al candidato opositor.

No obstante, el margen entre ambos podría ir estrechándose si Yoon logra mantener el repunte de popularidad percibido tras su detención. «En diciembre, su popularidad era del 11 por ciento, pero después alcanzó el 45 por ciento. Esto se debe al apoyo de grupos conservadores y de extrema derecha, que han convocado movilizaciones muy ‘trumpistas’ y han alertado de fraude y persecución», ha manifestado Arco.

En este sentido, ha puesto sobre la mesa la posibilidad de que este fenómeno se haya visto alimentado por la investigación abierta ante la Justicia contra Yoon y personas de su círculo cercano, lo que ha generado una «sombra de duda sobre la defensa real de la democracia». «Es por ello», ha afirmado, que «estamos viendo una polarización y una división nacional marcada».

Esta situación ha repercutido también en el sentir de los jóvenes, que «no han experimentado el pasado autoritario de Corea del Sur». «Aquí vemos mucha movilización, pero las mujeres más jóvenes se han decantado por posiciones contrarias a Yoon, mientras que los hombres jóvenes son los que han apoyado más al expresidente», ha dicho, al tiempo que ha advertido de este «sesgo de género».

LABERINTO POLÍTICO

El país, que ha contado con cuatro presidentes en cuestión de meses, ha tenido que hacer frente a dos casos de destitución en una sola década. «Las dinámicas de bloqueo institucional (…) han llevado a una crisis política e identitaria que ha dejado a Corea del Sur sumida en una crisis de credibilidad a nivel internacional», ha lamentado Arco en relación con la falta de apoyos a Yoon en el seno del Parlamento.

«Cuando tienes tantos cambios a nivel presidencial hay que decidir quién va a hacer la gestión gubernamental y quién va a negociar», ha argumentado, antes de puntualizar que, sorprendentemente, se ha establecido un «cierto consenso entre los diferentes partidos, especialmente en lo referente a Japón y a los aranceles» a las exportaciones impuestos por la Administración de Donald Trump. «Esto puede estar vinculado a la inseguridad», ha dicho.

El principal debate a nivel nacional gira en torno a la gestión de las disputas y cuestiones de calibre internacional, como la política arancelaria de Trump y las relaciones con China y Japón, además de la creciente tensión con Corea del Norte. «Aunque hay un sesgo entre los candidatos sobre cómo gestionar este asunto, se está abordando la posibilidad de tener armas nucleares», ha alertado.

Los demócratas han tenido históricamente una postura más adepta al diálogo con Pyongyang, mientras que los conservadores defienden medidas duras y más reacias a la negociación con el vecino del norte. «El tema puede ser interesante porque Trump ha dado señales de querer volver a reunirse con Kim Jong Un», ha apuntado Arco.

LA FIGURA DE LEE

El líder opositor se ha convertido en una figura controvertida debido a las imputaciones y casos judiciales abiertos en su contra –uno de ellos, precisamente, por violar la ley electoral en el pasado–. No obstante, Lee ganó notoriedad al salir a la calle y posicionarse contra el despliegue militar propiciado por la breve imposición de la ley marcial y por ser objeto de un intento de asesinato en enero de 2024.

Desde el CIDOB aseguran que la corrupción es un tema «muy sensible en Corea del Sur». Sin embargo, el candidato del PPP tampoco se queda atrás: Kim cuenta con casos abiertos por presuntas violaciones en relación con la pandemia de coronavirus. Por su parte, el candidato del Partido Reforma, Lee Jun Seok, ha sido investigado por aceptar favores sexuales.

«Lee está jugando muy bien sus cartas para mostrar una oposición más moderada y centrista», ha sostenido Arco, que apunta a que estas elecciones se alejan de lo «temático» para centrarse más en aspectos «personalistas».

En este sentido, el líder opositor –que se ha equiparado en el pasado con el senador estadounidense Bernie Sanders– ha replegado su postura hacia el centro del espectro político, pero ha defendido la introducción de medidas medioambientales y la protección del Ministerio de Igualdad de Género, que el candidato de Reforma prevé desmantelar. Asimismo, ha propuesto reducir su mandato a cuatro años, en vez de cinco.

Por su parte, Kim apuesta por un perfil conservador y cercano al mundo empresarial, y aboga por impulsar la desregulación para fomentar el crecimiento económico y ayudar a las pequeñas empresas. Mientras, Lee Jun Seok ha cogido el testigo de Yoon en lo referente al Ministerio de Igualdad –que promete eliminar– y ha reclamado bajar el salario mínimo a los trabajadores procedentes del extranjero.

Estos comicios servirán así a la población para pronunciarse sobre cuestiones políticas y económicas, especialmente ante un posible estancamiento del crecimiento, pero también sobre políticas medioambientales y de igualdad de género. Además, permitirán poner a prueba la excepcionalidad de las relaciones entre Corea del Sur y Estados Unidos en pleno aumento de las tensiones y ante posibles cambios en las dinámicas relacionales entre Washington y sus socios tradicionales tras la llegada de Trump a la Casa Blanca.

La cita electoral pone a Corea del Sur en la tesitura de elegir un escenario de cara al futuro que se debatirá entre una salida exitosa del bloqueo institucional y la continuidad de una situación debilitada que podría, a todas luces, acarrear más problemas.