Martina Castells González |
Port de la Selva (Girona) (EFE).- Una iniciativa que busca recuperar los hábitats marinos profundos en el Mediterráneo une el conocimiento científico y el saber tradicional del sector pesquero: «Nos hacen conocedores del problema y partícipes en el proyecto», apuntan los pescadores.
Se trata del proyecto ‘LIFE EcoRest’, que prevé restaurar cerca de 30.000 hectáreas de hábitats marinos profundos a lo largo del litoral de Barcelona y Girona, con la participación de la organización de defensa de la naturaleza WWF, que dispone del velero científico ‘Blue Panda’ para hacer esta labor de defensa de la biodiversidad en la Costa Brava.
En el proyecto participan también el Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC), la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, la Universidad de Barcelona, y el imprescindible sector pesquero.
Es habitual que los pescadores recojan de forma accidental organismos estructurales como corales, gorgonias o esponjas que quedan atrapados en sus redes, pero hasta hace poco, su destino no era una prioridad.
Dos mundos paralelos
El presidente de la Federación Nacional Catalana de Cofradías de Pescadores, Antoni Abad, ha explicado a EFE que durante años, la relación entre el mundo científico y el pesquero fue distante.
Ahora la relación es más cercana, ya que los investigadores hacen a los pescadores «conocedores del problema y también parte del proyecto», lo que anima a que «se entreguen y se comprometan», ha apuntado Abad.
El pescador ha reconocido que, antes de empezar a colaborar con científicos, cuando recogían los organismos con sus redes priorizaban el pescado: «Luego te preocupabas por el coral, pero igual ya habías recorrido diez millas por el mar».
Devolver los corales al mar tan lejos de su hábitat original reducía drásticamente sus posibilidades de sobrevivir.
Pero ahora, gracias a la colaboración con científicos, los pescadores, en lugar de desecharlos por la borda, los depositan con cuidado en agua y los trasladan al puerto, donde comienza su recuperación.
Este es el primer paso de una cadena de trabajo conjunto con investigadores del Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC), que transforma lo que antes era «un residuo de la pesca» en una oportunidad para restaurar «ecosistemas esenciales» del Mediterráneo.

El proceso de recuperación
Una vez llegan a las cofradías, los investigadores del ICM-CSIC revisan los ejemplares recogidos: seleccionan los que están en mejor estado y los preparan para su reintroducción en el fondo marino tras pasar unas semanas en acuarios de recuperación.
«En una piedra se hacen agujeros y se fija el coral con una resina especial para que quede erguido y orientado a la corriente», ha explicado la investigadora del ICM-CSIC Marina Biel, que ha añadido que «si se soltaran sin más, caerían de lado y se cubrirían de sedimento, lo que impediría su supervivencia».
Este método, bautizado como ‘bádminton’ por su forma parecida a la pelota que se emplea en este deporte, consigue que más del 90 % de los organismos colocados queden bien asentados y sobrevivan.
De hecho, son los propios pescadores quienes devuelven al mar las colonias restauradas, en zonas vedadas donde la pesca está prohibida.
Una vez al año, los científicos monitorean estas áreas mediante robots submarinos que analizan la supervivencia de los organismos y estudian si especies como langostas o escórporas comienzan a utilizar estas estructuras como refugio o zona de reproducción.
Un velero y tres tripulantes
Es la tarea que ha llevado a cabo el velero ‘Blue Panda’ del WWF, que cuenta con tres tripulantes y que ha recorrido la Costa Brava para impulsar la conservación de los ecosistemas y poblaciones marinas que habitan el Mediterráneo.
En cada parada de la travesía, que partía desde Blanes con parada en Roses y Port de la Selva (Girona), se han llevado a cabo formaciones y capacitaciones a los pescadores, jornadas informativas al público y actividades con niños para dar a conocer «la importancia de restaurar el fondo marino».
Hasta el momento, el proyecto ha devuelto al mar más de 3.000 gorgonias, corales y esponjas de 35 especies distintas.
El responsable del programa de océanos de WWF en España, José Luís García, ha afirmado a EFE que la participación del sector pesquero «aporta conocimiento» del día a día de lo que ocurre en el mar, además de «saber ecológico tradicional que da gran información a los investigadores».
García también ha destacado la formación incluida en el proyecto: «La idea es que, en el futuro, los pescadores puedan ser autónomos y hacer restauraciones ellos mismos». EFE