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Caitlin Moran, autora de ‘¿Y los hombres qué?’: «Tienen envidia de…

    MADRID, 6 Jun. (EUROPA PRESS) –

   La escritora inglesa Caitlin Moran (Brighton, 1975) plantea en su último libro ‘¿Y los hombres qué?’ (Anagrama), la posibilidad de que los hombres utilicen la «motosierra rosa» del feminismo para dar respuesta a sus problemas porque, si no, ese espacio «lo ocupa la ultraderecha».

   En un encuentro con los medios, este viernes, en Madrid, la escritora ha explicado que comenzó a plantearse una pregunta: «¿Por qué tienen tanto miedo los hombres? ¿Por qué todo este enfado? ¿Qué tienen las mujeres que no tienen los hombres?«. Según ha resaltado, la respuesta es el feminismo.

   «Al final los hombres todavía tienen la propiedad y el poder, mayoritariamente. Entonces, ¿qué tenemos las mujeres que no tienen los hombres? Me di cuenta de que era el feminismo, porque el feminismo lo que nos da a las mujeres es esperanza. Los hombres no cuentan con esta red, con este foro que les permite abordar sus problemas. Se sienten desesperanzados, sienten que son una minoría, y por eso están tan enfadados. Tienen envidia de la alegría y la esperanza feminismo«, ha explicado Moran.

   En la obra, la escritora inglesa aborda con humor algunos de los problemas a los que se enfrentan los hombres y reflexiona sobre la pornografía, la amistad, la «machosfera», la paternidad o el miedo de los hombres a ir al médico.

«ENORME CRISIS DE SALUD MENTAL» EN LOS HOMBRES

   Según apunta Moran, los hombres «tienen menos posibilidades de continuar sus estudios superiores, tienen mayores posibilidades de caer en adicciones, a las drogas, al alcohol o a la pornografía, son mayoría en la población de las prisiones y su primera causa de muerte entre los menores de 50 años es el suicidio». «Estamos presenciando una enorme crisis de salud mental en los hombres«, ha advertido.

   Por ello, frente a sus problemas, Moran propone «usar las herramientas del feminismo». «Estamos en un momento de la historia en que los hombres ven, por ejemplo, que las mujeres han creado esta motosierra rosa. Entonces, ellos necesitan romper con muchos constructos. Pueden inventar una motosierra nueva o pueden decir, mira, esta es rosa, pero igual la voy a utilizar porque me viene bien y rompo con todo lo que tengo que romper», ha señalado.

   Además, Moran hace sus propuestas desde el humor pues considera que si estos temas no se abordan de forma «divertida» y «cercana», no van a resultar atractivos para los jóvenes y «ese espacio lo ocupa la ultraderecha». «Ese espacio lo están ocupando, por ejemplo, personajes como Andrew Tate, como Jordan Peterson, como el mismo Trump. Y, aparte, abordan esas temáticas de manera muy entretenida. Lanzan bromas todo el tiempo», ha advertido.

   A su juicio, la izquierda progresista no está dando ideas a los hombres de cómo resolver sus problemas y, ante esta situación, se observa en Europa un giro de los jóvenes hacia la derecha. El problema, según ha apuntado, es que las ideas de la derecha para que los niños se sientan mejor sobre sus problemas es «retroceder 50 ó 100 años»; volver a una sociedad en la que «los hombres ganan dinero y las mujeres se quedan en casa».

   En cualquier caso, Moran se muestra tranquila ante esta posibilidad porque asegura que no es viable. «Cualquier economía colapsaría si las mujeres dejaran el mercado laboral», avisa, al tiempo que añade que es un problema que el feminismo no tiene que resolver porque, «política y económicamente, no puede suceder». «El feminismo no puede desaparecer», remarca.

LOS NIÑOS NO LLORAN PERO LAS NIÑAS YA SE REBELAN

   Moran también insiste en la importancia del ejemplo de los padres y de la escuela. De hecho, tras hablar con profesores, ha concluido que los niños y las niñas se comportan igual hasta los 6 años, hasta que un compañero de su clase que quizá tenga un padre abusivo les dice: ‘Los niños no lloran. ¿Eres una chica?’. Y cuando son adultos, según añade, «no saben hablar con sus hijos de sus problemas».

   A diferencia de ellos, según la autora, a las niñas les han enseñado ya a «rebelarse», a decir que «sí» pueden hacer deporte o estudiar matemáticas, a sentirse «orgullosas de su cuerpo».

   Además, Moran constata infelicidad en los hombres y una «envidia» por la «alegría» del feminismo, por lo que concibe su libro como una forma de darles «esperanza». «Les dicen que la vida es terrible y la única solución es ir al gimnasio, tomar esteroides e invertir en criptomonedas«, ha apuntado.

NO HAN DESARROLLADO LA «SORORIDAD»

   Asimismo, ha añadido que mientras las mujeres sí han conseguido entrar en los mundos que tradicionalmente eran de los hombres –votar, fumar, ir a la Luna–, «los hombres no se han hecho con el territorio de las mujeres: no han desarrollado la sororidad, la capacidad de organizarse ni las habilidades para hablar de sus emociones«.

   La escritora también dedica un capítulo a la paternidad e insiste en la necesidad de dar ejemplo, expresando sus sentimientos, realizando las tareas del hogar o realizando las tareas de cuidados. «Tus hijos no te van a escuchar, te van a copiar», ha apostillado.