La guerra comercial de Donald Trump que tiene en vilo a todo el mundo supone el mayor desafío desde la pandemia para Europa, que intenta negociar un acuerdo con Washington para reducir su impacto. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) rebajó este martes su previsión de crecimiento mundial por el efecto de aranceles, también para España, con un avance del 2,4%, dos décimas menos que en su anterior informe. Pero a la secretaria de Estado de Comercio, Amparo López Senovilla, que se encuentra en París en el marco del consejo ministerial de este organismo, no le gusta hablar de guerra comercial, sino de “tensiones arancelarias”. “Están afectando no solo al comercio, sino a la geopolítica, la geoestrategia y a ese multilateralismo en el que creemos España y Europa. Estas políticas ponen en peligro la existencia de estos organismos multilaterales”, afirma.
La UE negocia con Washington para intentar “alcanzar un acuerdo equilibrado, proporcionado y justo”, explica López Senovilla durante una entrevista en la sede de la OCDE. “Si no se pudiera lograr, tenemos herramientas para responder porque nuestra primera preocupación es proteger a nuestros mercados, empresas y consumidores”, agrega.
“Ni Europa ni España pueden renunciar a su carácter de economías abiertas. Fenómenos como las tensiones arancelarias, o anteriormente la pandemia o la guerra de Ucrania, determinan la necesidad de proteger nuestras industrias críticas y estratégicas sin renunciar a la apertura al exterior que nos caracteriza”, añade.
Desde el punto de vista comercial, los aranceles son un desafío, pero la secretaria de Estado cree que también pueden surgir oportunidades. “Hay dos maneras de salir de esta crisis: diversificando y fortaleciendo el mercado único. Es el momento de profundizar en el mercado europeo aboliendo las barreras internas”, explica.
Un ejemplo de la diversificación que defiende es el tratado entre los países de Mercosur, que representan a 270 millones de consumidores, y la Unión Europea. El texto se firmó en diciembre y debería ser ratificado por el Consejo Europeo. “Con este acuerdo, con la modernización del tratado con México y con la entrada en vigor del acuerdo con Chile, prácticamente tenemos cubierto el 98% de Latinoamérica a nivel de tratados de libre comercio”, indica López Senovilla.
Criticado por parte del sector agrícola en muchos países europeos, la secretaria de Estado lamenta que al tratado con Mercosur “le rodee una narrativa que no es adecuada y que dice que van a entrar productos a la UE que no responden a los estándares sanitarios”. “Es algo que debe desmitificarse, porque el acuerdo, en lo que se refiere a los controles, no cambia las reglas del juego”, incide.
La UE está avanzando en la diversificación comercial mediante negociaciones con países de la Asean (como Malasia, Indonesia y Filipinas), con la India y también con Australia o Canadá. “[Estos países] son considerados aliados porque compartimos vínculos y una mentalidad parecida, como ese multilateralismo y ese orden basado en reglas”, indica la responsable española de Comercio. También se abre camino la diplomacia comercial comunitaria en África, continente muy cercano a Europa, donde se “puede diversificar con mercados muy potentes”. “Suscribir estos acuerdos formaba parte de la hoja de ruta de la Comisión y ahora, más que necesario, es imprescindible”, afirma López Senovilla.
El pasado abril, cuando Donald Trump extendió sus aranceles, fijando un suelo mínimo del 10%, el Gobierno español “lanzó un plan con distintas medidas para dar respuesta y proteger a las empresas”, recuerda. También hay un plan coordinado con el ICEX, el organismo español de ayuda a la internacionalización, para construir una red de seguridad y que las compañías “puedan sortear mejor las dificultades generadas por las tensiones arancelarias”.
La economía española, a diferencia de otras europeas, está menos expuesta al mercado estadounidense, que representa entre el 4,5% y el 5% de sus exportaciones. López Senovilla explica que se está monitorizando la situación, aunque al ser aranceles que se imponen de manera generalizada “puede haber efectos indirectos o de segunda ronda que hay que considerar”. Se han creado cinco grupos de trabajo, en el que están representadas las principales industrias, aunque “con el vaivén de los aranceles es difícil aún ver el impacto”. La idea es hacer una evaluación “en el medio y largo plazo”.
Según una encuesta realizada por el ICEX a 800 empresas, una amplia mayoría de las que están ya presentes en el mercado norteamericano no contemplan salir. Sí se puede ralentizar el proceso de toma de decisiones en cuanto a la inversión. Estas políticas proteccionistas, recuerda la secretaria de Estado, “al primero al que penalizan es al consumidor, en este caso norteamericano”.