Durante más de cinco décadas, Woody Allen se ha consolidado como una de las figuras fundamentales del cine estadounidense gracias a su humor neurótico, sus personajes llenos de conflictos emocionales y su narrativa enrevesada. Su estilo, tan reconocible como prolífico, ha dado lugar a una filmografía que incluye títulos emblemáticos como ‘Annie Hall’ (1977), de Woody Allen, ‘Manhattan’ (1979), ‘Días de radio’ (1987), ‘Balas sobre Broadway’ (1994), ‘Acordes y desacuerdos’ (1999) o ‘Match Point’’(2005). Su obra ha sido reconocida por la Academia de Hollywood con cerca de treinta nominaciones a los premios Oscar, de los cuales ha ganado cuatro: tres en la categoría de Mejor guion original por ‘Annie Hall’, ‘Hannah y sus hermanas’ (1986) y ‘Midnight in Paris’ (2011), además del Oscar a Mejor director por ‘Annie Hall’, que también se alzó con el premio a la Mejor película.
Sin embargo, su legado se ha visto profundamente cuestionado por motivos ajenos a lo estrictamente cinematográfico. En 1992, Allen fue acusado por su entonces hija adoptiva Dylan Farrow de abusos sexuales, una acusación que generó una enorme polémica mediática y dividió a la opinión pública. A ello se sumó su posterior relación sentimental y matrimonio con Soon-Yi Previn, hija adoptiva de Mia Farrow, su expareja, lo que intensificó aún más la controversia. Pese a no haber sido condenado judicialmente por ninguno de estos hechos, su reputación ha quedado marcada de forma irreversible para una parte importante del público y de la industria.
Aun así, Allen ha seguido filmando con regularidad hasta entrada la vejez, manteniéndose fiel a su estilo personal. Sus películas se caracterizan por los diálogos ágiles y cargados de ironía, una inclinación por los escenarios urbanos, especialmente de Nueva York, y una predilección por temas como la moral, el azar, el amor, la culpa o la psicoanálisis. La música de jazz, los planos estáticos, el uso recurrente del monólogo interior y una mirada desencantada, aunque no exenta de humor, son otros rasgos reconocibles de su cine.
Pese a haber desarrollado su obra dentro de coordenadas muy concretas, Allen ha demostrado interés por otras formas de hacer cine. En una entrevista para los AFI Archives del American Film Institute, el director reflexionó sobre el clásico de ciencia ficción ‘2001: Odisea en el espacio’ (1968), de Stanley Kubrick: “Cuando vi por primera vez ‘2001: Odisea en el espacio’, no me gustó y me decepcionó mucho. Tres o cuatro meses después, estaba con una mujer en California y me decía que era una película maravillosa y que quería volver a verla. Me gustó mucho más la segunda vez. Un par de años después, la volví a ver y pensé: ‘Vaya, es una película realmente sensacional’. Fue una de las pocas veces en mi vida que me di cuenta de que el artista me llevaba mucha ventaja”.
