Nacida como Henriette Théodora Markovitch, en noviembre de 1907, Dora Maar creció entre Argentina y París y estudió artes decorativas y pintura antes de decidir hacer de la cámara su principal medio de expresión y alumbrar fotomontajes osados claramente surrealistas.
Se sumaría, así, a una generación de mujeres artistas que aprovecharon las nuevas oportunidades profesionales que les brindó el auge de la publicidad y la prensa ilustrada; ese fue el comienzo de sus seis décadas de carrera, que desempeñó entre esos encargos más o menos comerciales, imágenes documentales de índole social y pinturas. Estas últimas ofrecen muchas claves sobre sus intereses y continúan siendo poco conocidas, en general, para el gran público.
Fue en 1931, antes de cumplir la treintena, cuando Maar decidió poner en marcha un estudio especializado en retratos, fotografía de moda y publicidad junto al escenógrafo Pierre Kéfer, pero ni siquiera su producción temprana y ejecutada conforme a los criterios de sus clientes se ciñó a convenciones: en sus anuncios introdujo el collage, los citados fotomontajes y las escenografías muy elaboradas, y también ideó sorprendentes estudios de desnudos.
En esos mismos años, Dora participó activamente en colectivos revolucionarios de izquierda dirigidos por artistas e intelectuales: era una etapa de preguerra y depresión económica también en Europa, y sus imágenes callejeras de entonces, tomadas en París, Barcelona y Londres, capturaban miserias. Sus inquietudes sociales las compartía con muchos surrealistas y ella se convertiría en unas de las escasas fotógrafas incluidas en las exposiciones y publicaciones desarrolladas por esta corriente.
Aquellas composiciones corrieron parejas a los inicios de su relación con Picasso: se conocieron en el invierno de 1935 y su unión, que duró unos ocho años, tendría un efecto hondo en las trayectorias de ambos. Ella documentó el proceso de creación del Guernica, en 1937, y fue inmortalizada en infinidad de ocasiones por el malagueño, en la mayoría como emblema del dolor. Pero su mutua alimentación creativa fue más allá: al alimón llevaron a cabo una serie de retratos en los que conjugaron técnicas experimentales de la fotografía y el grabado y que anticiparían el enérgico regreso de Maar a la pintura -que el malagueño propició, aunque ella se sentía más cómoda con la cámara-.
Tras la Segunda Guerra Mundial, la artista dividió su tiempo entre París y el sur de Francia, ahondando en temas y estilos diversos antes de centrarse en la realización de pinturas gestuales y abstractas en las que los paisajes que la rodeaban eran el punto de partida. Aunque estos trabajos se expusieron en París y Londres y fueron aclamados en los cincuenta, Maar se retiraría poco a poco de los círculos artísticos y la segunda mitad de su vida quedaría envuelta en el misterio y la especulación. No obstante, no dejó de crear.
En la que es la decimocuarta colaboración de la Fundación Loewe con PHotoESPAÑA, una selección de obras de esta autora francesa, entre fotografías, dibujos y uno de esos paisajes pictóricos de los cincuenta, pueden contemplarse en el Museo Lázaro Galdiano, bajo el comisariado de María Millán.
El recorrido de esta muestra, planteada desde el propósito de reivindicar su figura como creadora valiosa y autónoma, se abre con la copia ampliada de un retrato que Brassaï realizó de ella en su estudio en 1944, rodeada de trabajos propios; compartió amistad con él, también con Cartier-Bresson. Otro de sus retratos en el arranque de la exposición lo llevó a cabo Picasso; en cuanto a sus trabajos personales en este género veremos imágenes de Frida Kahlo o de Jacqueline Lamba, pintora además de pareja de André Breton. El pope surrealista dijo encontrar en la producción de Maar los valores de la belleza convulsiva. También saldrán a nuestro paso fotocollages o su reflejo de una maqueta para la escultura de Alberto Sánchez El pueblo español tiene un camino que conduce a una estrella.
Pero el centro de esta exhibición lo constituyen las fotografías que tomó en Barcelona en 1933: se fijó sobre todo en trabajadores y gentes humildes en el ejercicio de sus labores cotidianas, desde una perspectiva ligada a la justicia social, que manejó sin sentirse comprometida a involucrarse en ningún partido político.
A raíz de su tiempo de juventud en Buenos Aires, Maar hablaba sin dificultad español, por lo que su inmersión en los ambientes menos favorecidos de la capital catalana durante la República y su cercanía a niños, ciegos, mendigos, músicos o prostitutas no responden a una curiosidad de turista, sino a la inquietud genuina de quien palpaba de cerca sus experiencias. Se hace inevitable vincular sus imágenes de personas ciegas con los múltiples trabajos de autores surrealistas en los que esa condición adquiere el rol de metáfora.
Contemplaremos a continuación algunas de las fotografías en las que documentó el proceso de creación del Guernica; se dijo que ella misma motivó la decisión de Picasso de trabajar en este asunto, al enseñarle imágenes de la localidad vasca tras el bombardeo. Ella fotografió su labor por encargo de Christian Zervos, entonces director de Cahiers d’Arts; nadie más pudo hacerlo en ese momento.
En cuanto a sus dibujos reunidos, sobre todo tipo de soportes, se han seleccionado intencionadamente diversos: algunos realizados a mano alzada y con rapidez, otros más meticulosos y, en muchos casos, indagaciones cubistas en las que daba cuenta de sus sueños y angustias o retratos femeninos.
Su única pintura en el Lázaro Galdiano, presente para dar cuenta de esa faceta de su trayectoria, se data en 1957 y corresponde a un paisaje montañoso del sur de Francia. Su estética resulta del todo distinta a la del resto de las composiciones de la muestra y al cubismo: parece comenzar a virar hacia la abstracción.
Esta presentación, pequeña pero en parte inédita en nuestro país, puede servir de punto de partida para quienes quieran adentrarse tanto en su fotografía como en sus creaciones más oníricas y experimentales. Se acompañará de una conferencia de Victoria Combalía, el día 17 de junio a las 19:00 horas.
“Dora Maar. Fotografía y dibujos”
C/ Serrano, 122
Madrid
Del 6 de junio al 14 de septiembre de 2025
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