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El teletrabajo bate récords en España, pero sigue lejos de la media europea y de los países más avanzados

El teletrabajo bate récords en España, pero sigue lejos de la media europea y de los países más avanzados

En España se teletrabaja poco en comparación con el resto de países europeos: solo lo hace el 15,4% de la población trabajadora, frente al 22,6% del promedio europeo. Sin embargo, pese a lo profunda que es la brecha, en 2024 se contrajo un poco, ya que el empleo remoto creció más en España (1,2 puntos porcentuales) que en la media de los Veintisiete (cuatro décimas). Así se desprende de las últimas cifras publicadas por Eurostat, que también ilustran lo lejos que está España de los países más avanzados en la materia. En Países Bajos, por ejemplo, hay un 52% de empleados que desarrollan parte de su jornada laboral en casa.

El portal estadístico europeo permite conocer la evolución de esta variable en España desde 1992. Por entonces el teletrabajo era casi anecdótico, una modalidad que se aplicaba a entre un 1% y un 2% de la fuerza laboral. El desarrollo de la tecnología impulsó estos porcentajes con el inicio del siglo XXI, hasta un primer pico del 7,5% en 2013. Como en años anteriores, el promedio europeo (11,9%) superaba ampliamente al dato español; y la brecha se ensanchó aún más en los ejercicios posteriores, en los que Europa fue a más y España redujo el teletrabajo. En 2016 teletrabajaban en España un 6,4% de los empleados, mientras que la media comunitaria era de un 13,1%, más del doble.

Después estos porcentajes crecieron ligeramente, hasta el suceso que impulsó como nunca el trabajo remoto: la crisis sanitaria del coronavirus. Los confinamientos para proteger a la población lanzaron la proporción española hasta el 15,1% y la europea hasta el 20,7%. Ambas variables aumentaron aún más en 2021, con un 15,3% y un 24%, respectivamente. Tanto el dato español como el europeo cayeron en 2022, con el fin de la pandemia. En 2024 han vuelto a rebotar, especialmente en España, hasta alcanzar un 15,4%, tres décimas por encima del anterior récord.

“Las cifras son muy contundentes: estamos en porcentajes de teletrabajo no vistos desde el otoño del año de la covid, con 3,2 millones de trabajando en remoto ahora mismo”, analiza José Varela, responsable de Digitalización de UGT. “Cuando ya se entendió que la pandemia era cosa del pasado, las empresas comenzaron a derogar masivamente los acuerdos de teletrabajo vinculados a la covid”, recuerda el responsable sindical, pero inmediatamente matiza que “el efecto del trabajo remoto ya había calado, suponiendo un punto de inflexión en la mentalidad de los trabajadores”. Eso explica el bache postcovid y el repunte posterior: “La negociación de los convenios colectivos comenzó a poner al teletrabajo entre las prioridades y eso empezó a tener resultados”, explica.

Teletrabajo a veces o normalmente

El porcentaje del 15,4% es la suma de las dos modalidades de teletrabajo que distingue Eurostat. La oficina estadística comunitaria diferencia entre los ocupados que teletrabajan “normalmente” y los que lo hacen “a veces”. Los primeros son aquellos que realizan en casa cualquier trabajo productivo relacionado con su empleo actual durante al menos la mitad de los días trabajados. Es decir, este grupo es el que más teletrabaja, frente al otro, en el que batan unas pocas horas a la semana.

El dato desagregado muestra que los que teletrabajan normalmente suponen el 7,8% de la fuerza laboral española. Es un salto importante respecto a 2023, de siete décimas, pero que queda aún está lejos del registro pandémico, con un 10,9% en 2020 y un 9,4% en 2021. El de 2023 es el primer aumento de este porcentaje desde que empezó a caer tras la crisis sanitaria, lo que podría indicar un cambio de tendencia. En la misma línea, aumenta en España la porción de los que dicen teletrabajar a veces: pasa de un 7,1% en 2023 a un 7,6% en 2024. Este porcentaje sí sube de forma consistente desde la crisis del coronavirus.

Los países europeos con una mayor porción de teletrabajadores (sumando ambas modalidades) son Países Bajos (52%), Suecia (45,6%), Luxemburgo (42,8%), Noruega (42,5%) y Dinamarca (41,1%). En la posición contraria se encuentran Hungría (9%), Grecia (7,8%), Serbia (7,6%), Rumanía (3,5%) y Bulgaria (3%).

Según los expertos, la proporción de teletrabajadores en un país depende de varios factores: de la posición general de las empresas, del marco normativo y, especialmente, del tejido productivo. España cuenta en promedio con más empresas pequeñas y medianas que otros países europeos, y en las pymes es menos común la posibilidad de teletrabajar que en las grandes compañía. También suelen operar contra el teletrabajo las actividades de menor valor añadido (como la agricultura o la hostelería), que en España tienen más protagonismo que en los países del norte de Europa.

Pero no se trata de una fórmula inamovible. “Portugal o Malta nos superan en cinco y once puntos en teletrabajo y también tienen un PIB fuertemente ligado al turismo, la hostelería o a servicios de atención presencial”, apunta Varela. Además, España está cambiando tímidamente en ambos parámetros: sus empresas son cada vez de mayor tamaño y ganan peso en el total del empleo las actividades más productivas, dos fenómenos que pueden estar ayudando al reciente impulso del teletrabajo.

Empresas en contra

Por otro lado, hace tiempo que algunas empresas están dando pasos atrás en su política de teletrabajo, entre las que destacan grandes multinacionales estadounidenses como Tesla, Amazon, Goldman Sachs o JP Morgan. El fenómeno también se ha dado en España, en compañías como Holaluz e incluso en el sector público. Esto convive con sistemas informáticos y de comunicación cada vez más avanzados, que facilitan esta modalidad laboral, y con la escasez de mano de obra en determinados sectores, lo que convierte el teletrabajo en un atractivo para captar candidatos. A mayor demanda de empleados y menor oferta de los mismos, más opciones tiene el trabajador de poder exigir la modalidad en remoto.

“Los datos de Eurostat vienen a confirmar que la supuesta regresión del teletrabajo, al menos en nuestro país y en este momento, está más en el terreno de las manifestaciones empresariales y de los titulares que apegada a la realidad laboral. Una cosa son las declaraciones y otra la realidad que nos demuestran las métricas: el teletrabajo es posible, funciona y se está empezando a consolidar”, sostiene Varela.

El sindicalista cree que en España influye un “tejido empresarial poco digitalizado” y una presencia “inferior a la nuestros vecinos europeos en perfiles muy cualificados”. También considera clave la cultura empresarial: “Aún tenemos a muchas empleadoras ancladas en el siglo XX. Recuerdo declaraciones de representantes empresariales, a principios de la pandemia, afirmando que el teletrabajo no podía darse entre los españoles por ser ‘poco disciplinados”. Pese a ello, cree que el teletrabajo seguirá creciendo: “Lo contrario aboca a conflictos laborales y fuga de talento”.