Por Natalia Kidd y Augusto Morel |
Buenos Aires (EFE).- El ‘espíritu’ del fallecido papa Francisco ha sobrevolado este miércoles una nueva marcha de protesta de los jubilados en Argentina, que volvió a ser repelida por la policía, una práctica que el sumo pontífice, un defensor de la dignidad de los ancianos, reprobó enfáticamente hace unos meses.
La de este miércoles ha sido la primera marcha de los jubilados tras la muerte del papa argentino Jorge Mario Bergoglio, cuyo fallecimiento ha causado gran congoja en el país que lo vio nacer en 1936.
Como lo hacen desde hace años, los jubilados han vuelto a reclamar a las puertas de la sede del Congreso argentino por las paupérrimas pensiones que cobran y por polémicas decisiones del Gobierno de Javier Milei que han afectado a los adultos mayores.
La policía volvió a utilizar medios antidisturbios cuando un grupo de jubilados se bajó de la acera e intentó protestar en la calle, sobre un paso de cebra.
Las fuerzas de seguridad arrojaron gas pimienta a los manifestantes y a cuatro de ellos los tuvo que asistir el personal sanitario, según confirmaron fuentes oficiales a EFE durante la marcha.
El papa Francisco criticó la represión a los jubilados
«El papa decía que no había que gastar tanto dinero en gas pimienta y poner un poco más para las necesidades de la gente. Este Gobierno, que dijo que el papa era el representante del ‘maligno’ en la Tierra, ahora se va a Roma para el entierro», dijo a EFE Ricardo Godoy, un jubilado que cobra la pensión mínima y que fue alcanzado este miércoles por el gas pimienta.
En septiembre de 2024, durante un encuentro en el Vaticano con movimientos sociales, el papa Francisco cuestionó la represión a los jubilados que se manifiestan cada semana ordenada por el Gobierno de Milei, un economista de ultraderecha que ha denostado abiertamente el concepto de «justicia social» defendido, entre otros, por el propio sumo pontífice.
En ese discurso, el papa comentó que había visto un vídeo de cómo la policía reprimía a jubilados y obreros con «lo más caro que hay, que es el gas pimienta de primera calidad».
«Se ve que no tenían derecho a reclamar lo suyo porque eran revoltosos, comunistas. El Gobierno se puso firme y, en vez de pagar la justicia social, pagó el gas pimienta. Le convenía. Ténganlo en cuenta eso», sugirió el papa.
Un defensor de la dignidad de los ancianos
Francisco tuvo una sensibilidad particular hacia los ancianos, en especial los abandonados, y en 2021 instituyó en la Iglesia católica la Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores, que se celebra desde entonces el cuarto domingo de julio para resaltar el valor y la dignidad de los ancianos.
En un mensaje con ocasión de esa jornada en 2024, el papa Francisco cuestionó la «muy extendida creencia de que los ancianos hacen pesar sobre los jóvenes el coste de la asistencia que ellos requieren, y de esta manera quitan recursos al desarrollo del país y, por ende, a los jóvenes».
«Se trata de una percepción distorsionada de la realidad. Es como si la supervivencia de los ancianos pusiera en peligro la de los jóvenes. Como si para favorecer a los jóvenes fuera necesario descuidar a los ancianos o, incluso, eliminarlos. La contraposición entre las generaciones es un engaño y un fruto envenenado de la cultura de la confrontación», advirtió también Francisco en abril de 2024.
Los jubilados piden que no se les «descarte»
Por ese entonces, el Gobierno de Milei había comenzado a desplegar un severo plan de ajuste fiscal, que en buena parte recayó en los jubilados, cuyas pensiones perdieron valor ante el salto inflacionario de los primeros meses del año pasado.
«Nos han ido corriendo a ser una variable, un número, llegando a la conclusión de que si, nos descartan, es mejor para la patria, que es lo que hace este Gobierno al no pagarnos», dijo a EFE Horacio Moia, jubilado.
Según Moia, la voz que ha alzado el papa Francisco en favor de los ancianos «marca que hay un sector de la sociedad que no está de acuerdo con reducir a los jubilados a una variable numérica».
«Francisco tuvo una línea fundamental, la del respeto por el ser humano, no dejarse llevar por teorías económicas que dan a entender que, si nos descartan, la sociedad va a estar mejor. Francisco lo que aplica es el Evangelio, que llama a no descartar a nadie y mucho menos por ser viejo», resaltó.