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La aventura inconformista del ‘Conde’ Mikel Merino

“Tienes que salir de tu zona de confort”, advierte Mikel Merino, cordial y reflexivo al otro lado de la pantalla desde London Colney, el centro de entrenamiento del Arsenal, en el curso del encuentro telemático que mantuvo con periodistas españoles el viernes pasado. “Tienes que sentirte incómodo y tirar para adelante”.

El Conde, como le apodaban en Donosti, dejó una fuerte impronta de jugador aristocrático en la retina de aquellos que le siguieron durante sus años formativos. Una apariencia de lánguido hedonismo precedió sus inicios en Osasuna, como si la ensoñación infantil le hubiese inspirado la vocación —españolísima— de disfrutar del juego a expensas de los rigores del máximo nivel.

Con el tiempo se supo que aquellas posturas no eran deliberadas, sino la inevitable expresión del agotamiento físico. Si Merino no llegaba a todos los lugares en donde se precisaba su intervención, no era porque se aficionara a jugar cómodo, sino porque las piernas no le daban para más. Hacía lo que podía desde una humildad y un respeto por el juego que a sus 28 años le han permitido sumarse al mediocampo más fabuloso de la Premier —junto a Rice, Odegaard, Partey o Jorginho— y hacerlo con tanta generosidad que ha acabado ejerciendo hasta de delantero centro. Sus siete goles esta temporada animan a los aficionados a preguntarse si el próximo martes en el Emirates emulará a Thierry Henry, el último nueve del Arsenal que enfrentó y eliminó al Madrid en las eliminatorias de la Champions de 2006.

En todas las posiciones respetamos los mismos principios: estar en el lugar adecuado en el momento adecuado

Como Henry, desde luego que no me veo”, dice, tentado por la risa. “Pero como nueve es igual que en otras posiciones. Todos tenemos que respetar los mismos principios de movilidad y de ocupación de los espacios. Consiste en entrelazarnos y para eso es importante la química. La clave es estar en el lugar adecuado en el momento adecuado”.

“Solemos tener mucha posesión en campo rival y rodear mucho el área”, explica. “Como delantero, por las características que tengo intento ser una amenaza y bajar a recibir para enlazar con los compañeros. Básicamente, hay que entender en qué posición está el balón y dónde puedo estar libre para hacer daño, especialmente dentro del área”.

Merino es centrocampista con alma de ariete. Siempre tuvo la ambición de los jugadores que se crecen acudiendo a los espacios vacíos. Eso lo sabía su entrenador, Mikel Arteta, que pensó en él cuando Gabriel Jesús y Kai Havertz, los puntas, se lesionaron para lo que resta de temporada. En lugar de poner a Sterling, a Trossard o Martinelli, atacantes más puros, el técnico pensó en el navarro. “Es algo que siempre tuve dentro y que pude explotar más en toda mi carrera, pero no lo había hecho”, dice. “Me he adaptado muy bien al rol. Ni yo lo veía, pero el míster me animó”.

En el Bernabéu, la inercia del partido te lleva a un caos. Será importante saber controlar esas cosas

Arteta no deja de experimentar. El sábado, contra el Everton en liga, Sterling y Trossard se repartieron la punta del ataque mientras que Merino permaneció unos metros mas atrás como tercer interior en un sistema de 4-3-3 que mudaba a 3-2-2-3 y cuyo carácter primordial se basa en el dinamismo y la agresividad. Desplazamientos constantes y juego rápido y sencillo son premisas que este Arsenal suele poner sobre cualquier consideración en un orden en el que los volantes como Merino no pueden desconectarse ni un instante. Como dice el jugador, “sea para moverte entre líneas o para ir al espacio”.

El Madrid los pondrá a prueba con una batería de armas que en el vestuario de Londres se saben de memoria. “Lo demostraron en Copa contra la Real hace una semana”, apunta el jugador. “Mantienen la esperanza y la energía. Tienes que estar concentrado hasta el último minuto porque si haces mal una cobertura o les dejas enchufarse mentalmente en el partido encontrarán una brecha. En el Bernabéu, además, la gente confía y la experiencia les confirma que son capaces, y esto los llena más de confianza. La inercia del partido te lleva a un caos. Será importante saber controlar esas cosas”.

El Arsenal no está hecho para quedar segundo. No nos conformamos con hacer las cosas bien. La frustración es gasolina para seguir intentando ganar títulos

“Los atacantes del Madrid son de una calidad técnica y física espectacular”, observa Merino. “Al principio de temporada puede que les costara adaptarse uno al otro, pero creo que ya han conseguido encontrar esa conexión que los jugadores de nivel top encuentran sí o sí”.

La presión ambiental sube milibares en el Arsenal, que ganó la última Premier en 2004 y jamás levantó una Champions. “Este proceso no está hecho para quedar segundos”, dice el mal llamado Conde. “No nos conformamos con hacer las cosas bien. La frustración es gasolina para seguir intentando ganar títulos”.