Madrid (EFE).- Los españoles muestran más incertidumbre y preocupación que optimismo y confianza ante la inteligencia artificial, una tecnología frente a la que un elevado número de personas reconoce sentir miedo, y son muchos más lo que perciben que traerá más perjuicios que beneficios, sobre todo en el mercado laboral y en la creación y el arte.
Son también mayoría quienes piensan que la programación y el entrenamiento de la inteligencia artificial debe ser regulado; los que consideran que las empresas y las organizaciones deben informar cuando usan esta tecnología en lugar de seres humanos; o los que apuntan que fijar normas éticas y garantías jurídicas más estrictas para su uso es uno de los retos principal de la humanidad en la actualidad.
Los datos se ponen de relieve en una encuesta sobre la inteligencia artificial que ha realizado el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) para auscultar el grado de conocimiento que los españoles tienen sobre esta tecnología, sobre el uso que hacen de la misma y sobre las incertidumbres o los temores que genera.
El trabajo sociológico se ha realizado durante el mes de febrero a partir de 4.000 entrevistas telefónicas a personas mayores de edad (el 91,3 por ciento de nacionalidad española) de 1.131 municipios de 50 provincias.
Temor a la utilización de los datos personales
Prácticamente la totalidad de las personas encuestadas (el 96,4 por ciento) considera que los avances tecnológicos están provocando cambios en la vida de las personas; son progresos que generan sentimientos de incertidumbre (en el 28,7 por ciento de los encuestados, interés (el 27,7), preocupación (18,8) o miedo (8,5), pero también optimismo entre el 9,2 por ciento de los entrevistados y confianza (en el 5,8).
La inmensa mayoría (un 93,7) constata la importancia de la privacidad de los datos en internet, según los datos que pone de relieve este estudio sociológico, que revela también el alto porcentaje de personas que expresan su preocupación por la utilización que de esos datos personales hagan las empresas privadas (el 77 por ciento) o las instituciones públicas (el 59,2), y de hecho la mitad de las personas ven como «muy probable» que sus datos sean utilizados sin su conocimiento o para enviar ofertas comerciales.
Y señalan a los gobiernos (en un 41,8 por ciento) y a las propias empresas que recogen la información como los principales responsables de proteger la información personal cuando se usa internet.
El 92,3 por ciento ya ha oído hablar de la capacidad que tienen las herramientas de inteligencia artificial para crear textos, imágenes, música o para programar, y como primer sentimiento ante este tipo de tecnologías, los encuestados señalan la incertidumbre, la preocupación, el miedo o el interés, y en menor medida el optimismo (sólo el 6,7 por ciento) o la confianza (el 2,7).
La IA, capaz de generar desinformación, bulos y más desigualdad
El sistema de inteligencia artificial más utilizado es el ChatGPT, y a bastante distancia se sitúan Microsoft Copilot, Gemini y Perplexity, según los datos del CIS, que pone de manifiesto la incomodidad que les causaría a los españoles someterse a una operación médica realizada por un robot (al 34,3 por ciento le resultaría «totalmente incómoda»), viajar en un coche autónomo (36,6 por ciento) o hablar con una inteligencia artificial -por ejemplo un servicio de información o atención al cliente-.
Entre quienes han oído hablar de las herramientas de inteligencia artificial son mayoría los que ven más perjuicios que beneficios por su aplicación en el mercado de trabajo o en la creación y el arte, y por el contrario, los ámbitos en los que los beneficios pueden superar a los perjuicios son los de la medicina y la salud, la industria o la agricultura.
En esa balanza son mayoría los que advierten que la inteligencia artificial puede aportar más perjuicios que beneficios en la protección de los derechos de las personas, en la cultura, los valores y las formas de vida o en la humanidad en su conjunto, y la inmensa mayoría piensa también que esta tecnología puede ser utilizada para difundir información errónea y bulos, para cometer delitos o actos ilegales o para provocar mayores desigualdades.
