Francisco Reynés maneja Naturgy desde hace siete años como un gran carruaje empresarial dispuesto a la media potencia. En el arte ecuestre, la media potencia alude a un tiro de cinco caballos, tres en cabeza dispuestos en paralelo y dos detrás. Vistoso, pero difícil de conducir. Reynés dirige un grupo con tres fondos de inversión inquietos por hacer caja —BlackRock, CVC e IFM—, un gran inversor institucional —Criteria Caixa— con mayoría de acciones (26,7%) y de consejeros, y un socio minoritario y estratégico, la empresa pública argelina Sonatrach (4,1%), con la que Naturgy comparte propiedad del gasoducto Medgaz, el cordón umbilical del gas entre España y el Norte de África. En ese tiro de intereses diferentes, caracteres distintos y velocidades dispares, Reynés intenta controlar una nueva maniobra —van tres al menos-—para satisfacer a los fondos; sin volcar el carruaje y sin desairar al Gobierno, siempre atento a los movimientos en el sector energético.
La rienda de Reynés para encauzar el proceso en Naturgy es una autocompra de autocartera —opa parcial voluntaria— de 88 millones de acciones a los socios principales. La operación tiene que ser aprobada por la junta general. Los socios con una participación superior al 10% no podrán ofrecer más del 10% de su participación, mientras los minoritarios sí podrán acudir a la oferta con un porcentaje superior. La compra, según la propia compañía, implicará la colocación posterior —no hay fecha— de las acciones a su propia discreción. Es una forma, admiten fuentes de la empresa, de rebajar presiones internas, aunque para las mismas fuentes, lo esencial del plan es la mejora de la liquidez de las acciones y una mejor posición en los mercados.
La opa voluntaria supondrá una inversión estimada de 2.330 millones y elevará la autocartera del 0,9% actual al límite legal del 10%. La operación contentará, al menos temporalmente, a los accionistas que consideran cubierto su ciclo inversor. GIP (20,6%) lleva nueve años en Naturgy, CVC (20,7% junto al Grupo March) lleva siete y el australiano IFM (16,9%) cuatro. Además, la maniobra satisfará las demandas del supervisor bursátil (CNMV) para aumentar la liquidez del valor —tiene un capital flontante del 10,9% y el objetivo es alcanzar el 15%—. Con ello, facilitará el regreso de la compañía a los índices MSCI, muy seguidos por los grandes inversores, y allanará el camino al nuevo plan de desarrollo 2025-2027, armado con una inversión de 6.400 millones y centrado en las redes de electricidad y de gas, así como en el desarrollo de renovables —fotovoltaica y baterías— y gas renovable en España. La junta del 25 de marzo deberá aprobar la opa voluntaria de autocartera, que cuenta con el apoyo de los cuatro accionistas mayoritarios de Naturgy.
Ángel Pérez, analista de Renta 4, avanza la llave de la operación de autocartera: “Podría facilitar la consecución de algún tipo de acuerdo para la salida del accionariado de Blackrock y CVC”. “Recordemos”, añade, “que desde hace tiempo se rumorea la posibilidad de que la emiratí Taqa pudiera estar interesada en hacerse, al menos parcialmente, con estas participaciones (entendemos que siempre manteniendo una participación por debajo del 30% para no verse obligada a lanzar una opa por el 100% del capital)”.
Es otra vuelta de tuerca en la búsqueda de una (buena) salida para los fondos. El primer puente de plata lo armó Reynés hace tres años con el llamado Plan Géminis para dividir en dos la compañía y crear una sociedad para los negocios regulados (Naturgy Networks) y otra para los liberalizados (Naturgy MarketsCo). El Gobierno taponó el plan. Criteria también exploró soluciones. Buscó un socio industrial, Taqa, la energética pública de Abu Dabi, dispuesta en principio a mantener inversiones, empleo y sede para evitar el veto gubernamental. La apuesta no funcionó. Ahora vuelve al tablero, aunque lastrada con incógnitas del pasado. La fundamental, la postura de IFM. El fondo australiano entró en Naturgy en 2021, opa mediante, en un pulso con el primer accionista Criteria que acabó con un 17% del capital, un consejero —reclama dos—, recelos ante la posible entrada de Taqa y ecos en la prensa especializada de Australia, muy pendiente de los intereses de los 30 millones de pensionistas que han colocado dinero en IFM.
Un gran reto
Es un panorama complejo en un grupo que, en realidad, es una matrioska: una empresa que contiene empresas. Porque Naturgy es una hermana pequeña en el negocio eléctrico —tras Iberdrola y Endesa— y una hermana mayor en el negocio gasista, su núcleo. Es una compañía estratégica, y clave para la seguridad energética del país. Un dato revelador: la mayor parte del gas que entra en España está negociado, en origen o destino, por Naturgy. Incluso contratos que hoy están en Endesa o en Enel, en su momento se negociaron a través de Gas Natural (actual Naturgy).
Todo un reto para Reynés, que revolucionó la compañía hace seis años. Entonces cambió el nombre de la empresa, aceleró la salida de personal; devaluó activos vinculados a la generación tradicional con gas y carbón; redujo el consejo de administración y simplificó la estructura societaria. El desafío se mantiene y Reynés acelera. Además de la operación de autocartera, Naturgy ha anunciado un nuevo plan estratégico para el período 2025-2027. Un plan teñido de optimismo en un momento dulce en resultados, con beneficios netos “históricos”, según la compañía, de 1.900 millones.
Renta 4 destaca que, a pesar de que la propia compañía “asume hipótesis de bajadas [de precios] en el TTF [el principal mercado gasista de Europa] del 34% en 2027 respecto a 2025 y del 19% en los precios del pool [electricidad] en España”, prevé mantener el beneficio bruto anual en los 5.300 millones y el beneficio neto en los 1.900 millones. Y sin perder el sello de la casa, una retribución de notable para los 56.000 accionistas de la compañía: 1,9 euros por acción con cargo a 2027, lo que supone un 7% de rentabilidad por dividendo respecto a los niveles actuales. ¿Demasiado optimismo? Los analistas de Banco Sabadell se tientan la ropa. Aunque sus especialistas reconocen que la mejora del dividendo y la operación de autocartera de Naturgy podrían ofrecer un soporte al valor de las acciones a corto plazo, expresan cautela debido a la complejidad del entorno de mercado.
La palanca esencial del plan a tres años de Naturgy es la inversión: 6.400 millones en el periodo si se cumple lo previsto. El foco inversor se centrará en España con un 75%. De ellas, 50% se destinarán a redes y el 30% a renovables. La inversión en redes es una apuesta segura. Bankinter señala al respecto que las actividades de redes [en España] se podrían ver beneficiadas en los próximos periodos regulatorios (2026-2030 para la electricidad y 2027-2031 para el gas) de una previsible mejora del retorno financiero dado el entorno de alta inflación y tipos más altos en los últimos años. “Las redes de electricidad”, añade el banco, “se verán favorecidas por mayores inversiones requeridas para hacer frente a una mayor demanda”. El motor serán los centros de datos y el vehículo eléctrico, entre otros factores.