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Griffiths (Seat): «Sería muy peligroso para Cupra perder un vehículo como el Tavascan»

Barcelona (EFE).- El presidente de Seat, Wayne Griffiths, alerta de que una hipotética renuncia a fabricar el Cupra Tavascan, el vehículo eléctrico que producen en China, debido a los aranceles europeos, sería «muy peligroso» para el futuro de una marca «tan joven» y con «tan pocos modelos» como Cupra y, además, pondría «en peligro» también al conjunto de la compañía.

«Hay que evitar esto como sea», asegura en una entrevista concedida a EFE el directivo británico, que apremia a la UE a encontrar «lo antes posible» una solución que permita rebajar los aranceles europeos al Cupra Tavascan.

Estos aranceles de la UE a la importación del Cupra Tavascan suman actualmente un 30,7 %, del cual un 10 % ya estaba previsto anteriormente y un 20,7 % se ha fijado de forma adicional. Griffiths lleva meses batallando por conseguir esa rebaja arancelaria.

«Bruselas ha entendido que nuestro caso es específico»

Griffiths advierte de que el impacto financiero en las cuentas de Seat que están causando estos aranceles al Tavascan no se puede «soportar ni un mes más».

Con todo, el también consejero delegado de Seat y Cupra cree que las conversaciones con Bruselas van «en la buena dirección», porque «han entendido» que el caso del Cupra Tavascan «es específico» y hay «voluntad de encontrar una solución».

«Somos un daño colateral. No somos marca china ni estamos haciendo ‘dumping’ ni coches baratos. Nuestra tecnología viene de Europa y la fábrica china es de Volkswagen», subraya Griffiths en relación a las particularidades de este vehículo que se fabrica en Anhui (China).

«Ahora toca encontrar el mecanismo legislativo y estamos en discusión con Bruselas para encontrar una solución con urgencia», explica Griffiths, quien añade: «Si realmente tenemos que parar (la producción) porque no podemos soportar estas pérdidas más tiempo, tendremos que reaccionar bajando la producción de coches de combustión en Martorell (Barcelona) y ello tendrá un impacto a nivel de empleo».

Y es que la producción de cada vehículo eléctrico permite compensar las emisiones producidas por los de combustión.
En consecuencia, sin la fabricación de dicho modelo eléctrico la planta de Martorell debería recortar significativamente las unidades de coches de combustión que produce y podría exponerse a perder 1.500 empleos.

El presidente de Seat, Wayne Griffiths, durante la entrevista. EFE/Quique García

«No quiero planificar el daño colateral, sino evitarlo»

En cualquier caso, Griffiths remarca que solo se plantea «llegar a una solución». «No quiero planificar el daño colateral (en materia de pérdida de producción o de empleo). Quiero evitarlo», sentencia.

«Hay que concentrar los esfuerzos en encontrar una solución», argumenta el directivo, ya que «dejar de fabricar (el vehículo) sería la consecuencia si no encontramos una solución, y nadie quiere que vayamos en esa dirección», añade.

Flexibilidad para aterrizar en EEUU a finales de década

En cuanto a la política arancelaria de Estados Unidos y a cómo puede repercutir ello en la futura implantación de Cupra en EEUU, Griffiths ratifica la intención de la marca de aterrizar en ese país a finales de esta década, pero admite que el contexto se ha complicado «un poco» con los aranceles anunciados por el presidente estadounidense Donald Trump y los dictados en correspondencia por otras regiones y países afectados.

«No solo se debe apostar por una solución (para estar en EEUU), sino por varias», considera Griffiths, que subraya que el contexto de incertidumbre actual requiere «flexibilidad».

Griffiths asume que si Cupra quiere vender coches en Estados Unidos tendrá que crear «valor» en Norteamérica para protegerse de factores como los aranceles o bien el cambio de moneda, entre otros.

«Seguro que hay riesgo, pero se puede bajar o subir este riesgo siendo flexible», considera el presidente de Seat, que asume que cuando Cupra entre en EEUU deberá hacerlo «como mínimo» con dos modelos, uno ya existente y otro nuevo, pensado para el cliente de EEUU, que busca vehículo de mayor tamaño, aunque también exportable a otras partes del mundo.